Dar la mano a una persona que sufre sincroniza la respiración, la frecuencia cardiaca y las ondas cerebrales de ambas, al mismo tiempo que alivia su dolor, según un estudio. El toque interpersonal puede difuminar las fronteras entre uno mismo y el otro.
El simple hecho de tomar las manos de otra persona que sufre no sólo sincroniza la respiración y la frecuencia cardiaca de las dos personas, sino también sus ondas cerebrales, ha descubierto una investigación.
El estudio, realizado por investigadores norteamericanos e israelíes, demuestra también que cuánto más empáticos somos con la persona que sufre y más tiempo tenemos sus manos entre las nuestras, menos intenso es su dolor. Los resultados se publican en PNAS.
Según explica el investigador principal, Pavel Goldstein, en un
El estudio, realizado por investigadores norteamericanos e israelíes, demuestra también que cuánto más empáticos somos con la persona que sufre y más tiempo tenemos sus manos entre las nuestras, menos intenso es su dolor. Los resultados se publican en PNAS.
Según explica el investigador principal, Pavel Goldstein, en un
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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