25 de marzo de 2020

Los otros enfermos frente al Covid-19: La crisis de los pacientes crónicos

Albertina Astorga tiene 66 años, es jubilada, vive en Renca y es paciente del Hospital Félix Bulnes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica, también conocida como EPOC. Además, padece de hipertensión, hipotiroidismo, artritis, artrosis y otras dolencias que se trata en el Cesfam de dicha comuna emplazado en calle Balmaceda. Hace ocho meses, los médicos le dijeron que iba a depender de 15 horas diarias de oxígeno. Sin embargo, desde el estallido social que no va a control médico. Los doctores le han postergado tres veces la fecha. La última vez el pasado 20 de marzo.

Según relata su hija Paola, "cuando mi mamá comenzó a recibir oxígeno comenzó a estar más lúcida, más animosa, empezó a desaparecer el pito que tenía en el pecho. Pero ahora volvimos a lo mismo. Mi mamá camina cinco pasos afirmada por los muebles. Ella necesitaba un control médico, porque nadie más le puede regular eso que ellos".

Ante la situación crítica, le dijeron que se acercara a la estación de enfermería de medicina adultos del hospital para ver si podía conversar con algún médico. En ese lugar, le dijeron en tono cortante que el doctor no estaba atendiendo. Rendida, se dirigió al Servicio de Orientación Medico Estadístico (SOME) donde todos los meses le extienden la receta de medicamentos a su madre, pero esta vez se la negaron.

"Antes de contestarme el 'Buenos días', la mujer me dice que no se está extendiendo receta ni nada, porque no hay médico. Yo entiendo, la cosa está difícil, pero alguien tiene que evaluar a los pacientes crónicos. Me dijo 'vaya a ver tele, señora, porque parece que usted está muy desenchufada de lo que está pasando en el país'. Yo entiendo lo que está pasando, no soy una persona inconsciente. Pero mi mamá está dentro de los pacientes de riesgo y si la dejan sin medicamentos, más riesgo corre", lamenta.

Al relatarle el caso al dr. Felipe Rivera, especialista en enfermedades broncopulmonares del Hospital Clínico de la U. de Chile y de la Clínica Dávila, se muestra incrédulo. "Hay algo que está fallando ahí", me dice. De hecho, argumenta que el listado de Garantías Explícitas de Salud (GES) establece que todos los pacientes diagnosticados con EPOC tendrán acceso a tratamiento con control médico mensual.

En lo que respecta a la renovación de su receta, Albertina no había tenido problemas hasta febrero. Mes a mes un familiar iba y le traía nuevamente los medicamentos. De control médico ni hablar. Hace seis meses que le vienen suspendiendo las citas con el doctor.

"Una paciente que no toma sus medicamentos, evidentemente tiene menos capacidad para responder a una injuria o un daño pulmonar, especialmente si es producida por un virus como el Covid-19", recalca el dr. Rivera.

Al ser contactados por The Clinic, el Servicio de Salud Metropolitano Occidente derivó los cuestionamientos directamente al Hospital Félix Bulnes, desde donde aseguraron que los antecedentes del caso fueron entregados a la Oficina de Información, Reclamos y Sugerencias (OIRS).

En una circular publicada en su página web, el establecimiento médico señala que las recetas se extenderán por hasta tres meses para pacientes con diabetes, del área broncoinfantil y aquellos que requieran tratamiento anti coagulante oral (TACO) o antiepilépticos. No hay mención a los pacientes de EPOC.

Hospital Félix Bulnes. Foto: Agencia UNO

ENFERMOS CRÓNICOS

Un análisis de la Facultad de Medicina de la U. Católica, basado en datos de la última Encuesta Nacional de Salud (ENS 2016-2017), reveló que cerca de 11 millones de personas mayores de 15 años viven con al menos una enfermedad crónica y 2,4 millones tienen cinco o más.

Se trata de afecciones tan distintas entre sí como la hipertensión, la obesidad, el tabaquismo y la diabetes. También enfermedades cardíacas y broncopulmonares, como el asma y el EPOC. Todas tienen en común que son población de riesgo frente al Covid-19, la pandemia que en Chile ya registra 1.142 casos positivos y tres fallecidos.

La autoridad sanitaria ha instruido a los distintos centros de salud a tratar que los pacientes de alto riesgo no se acerquen a los recintos, así evitar que se contagien. Sin embargo, no hay instrucciones específicas y las medidas dependen de cada centro asistencial.

El dr. Rivera, basado en su propia experiencia en distintos recintos médicos, explica que "si el paciente está estable, se le mantienen sus medicamentos extendiendo sus recetas. Si el paciente está descompensado, ese es un paciente que se atiende igual, no se ha dejado de atender a los pacientes".

El caso de los pacientes de EPOC es especialmente delicado, porque generalmente se trata de personas que tienen sobre los 50 años y también sufren de otras afecciones, como enfermedades cardiovasculares, diabetes y/o depresión. Además, es una enfermedad habitualmente producida por el cigarrillo. El dr. Rivera precisa que "un porcentaje entre el 80 y el 90 por ciento de los enfermos fuman o han fumado". Según el especialista, "cada una de estas enfermedades acarrea mayor riesgo de mortalidad".

"Es un paciente de riesgo, pero si está descompensado, se le va a atender en todas las clínicas y hospitales, los que se han diversificado y han dividido la atención a pacientes con sospechas de coronavirus del resto, así que se le debería atender igual", subraya.

DIABETES

Christian Andrades fue mi compañero de colegio desde primero básico hasta cuarto medio. Vivía en la población Gómez Carreño de Viña del Mar, era scout, practicaba taekwondo y terminó estudiando pedagogía en educación física. Desde que eramos niños sabíamos que Christian tenía diagnosticada diabetes mellitus tipo 1 y siempre mostró una sorprendente autonomía en el uso de jeringas y otros implementos de su kit personal.

Le pregunté cómo lo estaba haciendo frente a la crisis sanitaria producida por el coronavirus, y me relata que viene de "pelear" con funcionarios del Hospital Gustavo Fricke. Él me explica que los pacientes de diabetes son de los que acuden con más frecuencia a los recintos médicos. En su caso, unas tres veces al mes aproximadamente, entre controles médicos y la renovación de implementos para su bomba de insulina o más cintas para medir la glicemia.

"¿Por qué no nos adelantan los implementos para tres meses, más o menos, que viene la mansa cagá? Yo soy paciente de riesgo, lo que menos quiero es salir de mi casa porque si me contagio, básicamente ni me voy a poder despedir de mi familia. Y me dicen que no se puede por temas de lucas. Bueno, si no te lo pueden ir a dejar a la casa, por último que te adelanten insumos", cuestiona.

Ignacio Palacios, de la Fundación Diabetes Juvenil, agrega que incluso hay pacientes que se tienen que dar una especie de "paseo" por varios centros médicos y farmacias, una práctica que sería altamente riesgosa en un escenario donde el Covid-19 se contagia con tanta facilidad. "Antes de esta contingencia ya era difícil. De repente en los hospitales no tienen todos los insumos médicos para el tratamiento de la diabetes, en las farmacias tampoco. Entonces, la gente tiene que recorrer varios lugares al mes, cuando debería ser sólo uno", detalla.

Sala de espera del Hospital Juan Noé Crevani de Arica. Foto: Agencia UNO

El diabetólgo Franco Giraudo, médico asesor de la misma fundación, explica que, como el Covid-19 es un virus nuevo, de momento "no hay tanta evidencia científica" para asegurar con certeza cómo afecta a los pacientes que él atiende. Sin embargo, subraya que "el riesgo del coronavirus está determinado por el tipo de diabetes".

"La diabetes tipo 2 es la más conocida y la tiene el 90% de la gente que vive con esta patología. La mayoría de estos pacientes son adultos y su control metabólico está bien lejos de lo óptimo, no sólo en Chile, sino que en el mundo entero", añade.

Para el dr. Giraudo, frente a la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 "lamentablemente, no hay una política unificada y cada hospital está viendo cómo gestiona sus recursos de manera autónoma. Probablemente, lo que está haciendo el Gustavo Fricke en Viña es distinto a lo que está haciendo el San José en Santiago, por ejemplo. No hay una conducta única".

"Desde la lógica, tratar de que los pacientes vayan lo menos posible al hospital es súper adecuado. En el fondo, es la medida de prevención más eficaz para evitar el coronavirus. Si se pudiera facilitar desde las farmacias de los hospitales la entrega de tratamientos por más de un mes de una sola vez, sería fabuloso. Claro que tiene que compatibilizarse con los proveedores del hospital y otra serie de factores", manifiesta.

Hombre espera atención en la ex Posta Central. Foto: Agencia UNO

Una de las experiencias que ha causado buena impresión es la que ha llevado adelante el Hospital de La Florida, donde hay cerca de mil pacientes que se atienden por diabetes, desde los 15 años a algunos que tienen más de 90. Allí han aplicado un sistema que permite brindar atención por teléfono, enviar exámenes por correo electrónico, entregar insumos para dos meses y repartir a domicilio.

La diabetóloga Magdalena de Aguirre, jefa de la unidad de nutrición y diabetes de dicho recinto explica que han logrado coordinarse con los departamentos de farmacia y enfermería "para tratar de abarcar la mayor cantidad de población posible e ir a dejarle los insumos y medicamentos a sus casas, para que no tengan que salir. Hasta ahora igual ha resultado bien, pero son muchísimos pacientes. Entonces, esto va a tener que ir haciéndose por oleadas. La logística que implica estos repartos a domicilio no es menor".

Personal médico del Hospital de La Florida. Foto: Agencia UNO

PACIENTES DE DIÁLISIS

En una circular de 13 páginas publicada en su página web, la Sociedad Chilena de Nefrología entrega una serie de recomendaciones para pacientes con insuficiencia renal que deban someterse a procedimientos como la hemodiálisis o la diálisis peritoneal.

En dicho documento, se califica a los pacientes urémicos como "vulnerables a la infección" del Covid-19, ya que "pueden presentar mayores variaciones en los síntomas clínicos y mayor letalidad que la población general". Es por ello que se hacen recomendaciones que van desde que el paciente evite el transporte público a realizar citaciones con una diferencia de media hora para prevenir aglomeraciones.

También los centros de diálisis están siendo separados de las salas con pacientes sospechosos de coronavirus, disponiendo de letreros que eviten la confusión y eventualmente el contagio.

Letrero en la Clínica Alemana. Foto: Agencia UNO

Miguel Vargas, presidente de la Asociación de Dializados y Transplantados de Chile (Asodi) explica que entre un 40 y un 45 por ciento de los pacientes que requieren diálisis son de la tercera edad, por lo que automáticamente forman parte de la población de riesgo frente al coronavirus.

"Nosotros tenemos una pérdida de sangre, nos baja el hematocrito y la hemoglobina. Eso hace que nuestras defensas estén más bajas que una persona normal", detalla.

Toque de queda. Foto: Agencia UNO

Uno de los problemas que han debido enfrentar los pacientes que requieren diálisis es que "con el toque de queda se han suscitado problemas con los desplazamientos de llegada y de retiro de los pacientes del centro de diálisis. Especialmente en el último turno, que está terminando a las 21:30 de la noche y no llegan a sus casas antes del toque de queda".

Según Vargas, hay muchos pacientes que viven en otras comunas, los trayectos son largos y no todos disponen de un vehículo particular para trasladarse. Sin embargo, destaca que por el momento los centros de diálisis están distribuyendo salvoconductos para evitar problemas con las Fuerzas Armadas en dichos traslados.

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☛ El artículo completo original de Camilo Espinoza lo puedes ver aquí.

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