El péptido similar al glucagón tipo 1 (o GLP-1) es una hormona clave en la regulación del apetito y la sensación de saciedad. Su nombre quizás no nos resulte inmediatamente familiar pero hemos oído hablar largo y tendido sobre compuestos que actúan como sus análogos. Compuestos como la semaglutida, que si aún no nos suena probablemente sí lo haga uno de los nombres con los que se comercializa: Ozempic.
Nueva hormona. Ahora un estudio anuncia un nuevo mecanismo que podría derivar en resultados análogos. La diferencia está en la hormona en cuestión. Y es que el nuevo trabajo ha encontrado una hormona también vinculada a nuestro apetito, a la que han bautizado como raptina. Se trata de una hormona también vinculada a nuestros ciclos de sueño.
Sueño y obesidad. Existe una relación bastante documentada entre calidad de sueño y sobrepeso (y también con determinadas enfermedades metabólicas). Podemos intuir que las personas que duermen peor descansan menos y por tanto son menos proclives a quemar las calorías que consumen, pero algunos estudios previos parecen haber observado que este no es el caso.
Más bien lo contrario: cuando dormimos más esto no parece afectar tanto a la energía que gastamos sino que tendemos a consumirla más. En otras palabras, cuando descansamos más comemos más calorías, pero sin cambios sustanciales en nuestra actividad física.
Las hormonas del apetito. Para explicar este fenómeno, el equipo se puso a la búsqueda de compuestos que pudieran estar detrás de este incremento en nuestro apetito. Hallaron así una hormonahipotalámica derivada de la proteína RCN2 (reticulocalbin-2) a la que denominaron raptina (raptin). Esta hormona está presente tanto en ratones como en humanos.
El equipo observó que la presencia de esta hormona alcanzaba sus picos mientras dormimos, y que la falta de sueño se vinculaba con una menor presencia del compuesto en nuestro cuerpo.También observaron que esta hormona se adhería a los receptores metabrotrópicos 3 (GRM3) en las neuronas del hipotálamo inhibiendo el apetito, y en el estómago inhibiendo también el vaciado gástrico.
Constatando el hallazgo. El equipo contrastó sus observaciones, primero analizando cómo los problemas de sueño afectaban a la secreción de esta hormona en pacientes con obesidad. En segundo lugar, constataron a través de un análisis genético que personas con variantes en el gen RCN2 que reducían la capacidad de segregar esta hormona se vinculaban con la obesidad y con el llamado “síndrome de alimentación nocturna”.
Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Cell Research.
Una carrera a múltiples velocidades. El éxito de Ozempic, el fármaco contra la diabetes reconvertido en tratamiento para perder peso, ha llevado a numerosos laboratorios a redoblar sus esfuerzos en la búsqueda de un compuesto capaz de emular su fama.
La ventaja en esta “carrera” la han obtenido las farmacéuticas que desarrollaron fórmulas análogas a la hormona GLP-1 en su búsqueda de un fármaco contra la diabetes, pero la posibilidad de encontrar fórmulas basadas en distintas hormonas abre un nuevo camino al desarrollo de compuestos con los mismos efectos.
Hasta que uno de esos tratamientos llegue, lo que sí podemos desprender de este estudio es que, si nuestro objetivo es perder peso, un paso indispensable es el de tratar de dormir más y de dormir mejor.
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La noticia Sabemos que el mal sueño puede hacer más difícil que controlemos nuestro apetito. Ahora estamos descubriendo por qué fue publicada originalmente en Xataka por Pablo Martínez-Juarez .
☞ El artículo completo original de Pablo Martínez-Juarez lo puedes ver aquí
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