El asteroide 2024 YR4 ha despertado un interés inusitado desde su descubrimiento el 27 de diciembre. Aunque la probabilidad de impacto con la Tierra sigue siendo muy baja, ha subido de un 1 a un 2% a medida que se obtienen nuevas observaciones. Sin embargo, los astrónomos están teniendo dificultades para medir su tamaño y han decidido recurrir al telescopio espacial más potente de la historia para salir de dudas.
Hay un problema en cómo se mide un asteroide. Hasta ahora, las estimaciones de tamaño de 2024 YR4 han oscilado entre 40 y 90 metros de diámetro, un rango demasiado amplio para valorar el peligro que representaría un eventual impacto con nuestro planeta.
Esta falta de precisión tiene un motivo y es que el tamaño del asteroide se calcula a partir de la luz visible reflejada, un método que depende de la reflectividad de su superficie. 2024 YR4 podría ser un objeto de 40 metros muy reflectante o un objeto de 90 metros muy oscuro. Así como cualquier opción intermedia.
El telescopio espacial James Webb al rescate. A diferencia de otros observatorios, el telescopio de 10.000 millones de dólares, operado por la NASA, la ESA y la agencia espacial canadiense, no observa el espectro visible, sino el espectro infrarrojo, y con una sensibilidad sin precedentes.
Los astrónomos destinarán horas de uso del Webb a analizar la luz infrarroja emitida por el asteroide para obtener una medición más precisa de su tamaño y temperatura. Con suerte, les permitirá discernir si 2024 YR4 se encuentra en el extremo inferior o superior del rango estimado, una información crucial para evaluar mejor las consecuencias de su improbable pero posible impacto.
Están previstas dos rondas de observaciones. Las agencias espaciales han previsto dos rondas de observaciones cruciales con el telescopio Webb. La primera tendrá lugar a principios de marzo, cuando el asteroide se encuentre en su punto de mayor brillo y visibilidad para el telescopio.
La segunda ronda, programada para mayo, permitirá a los científicos estudiar cómo varía la temperatura del objeto a medida que se aleja del Sol, además de seguir obteniendo datos sobre su trayectoria cuando el objeto ha dejado de ser visible por los telescopios terrestres.
Por qué fluctúa la probabilidad de impacto. La estimación del 2% es la más actualizada que ha proporcionado la ESA hasta ahora (la NASA publica una estimación del 2,1%). La cifra varía constantemente porque los cálculos han ido incorporando nuevas observaciones que reducen la incertidumbre de su trayectoria. Estas fluctuaciones son, en realidad, un comportamiento típico en la estimación del riesgo de impacto de objetos recién descubiertos.
Los equipos de Defensa Planetaria de la NASA y la ESA se basan en sistemas de dinámica orbital (como Scout, Sentry, Meerkat y Aegis) que generan múltiples trayectorias posibles para el asteroide. A medida que se descartan las órbitas menos probables, la focalización sobre la Tierra puede aumentar la fracción de posibles impactos, aunque, con el tiempo, las observaciones adicionales permiten descartar definitivamente la amenaza.
Si este no fuera el caso con 2024 YR4, estaríamos hablando de un meteorito que podría caer en países tan poblados como Colombia, Nigeria o la India el 22 de enero de 2032. Entonces empezaríamos a hablar de una misión para desviarlo, una tarea en la que ya tenemos algo de práctica.
Imagen | Dos de los 18 espejos del telescopio Webb (NASA/C. Gunn)
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La noticia Hay un 2% de probabilidad de que el asteroide impacte la Tierra, pero no sabremos cuánto mide hasta que el Webb lo observe fue publicada originalmente en Xataka por Matías S. Zavia .
☞ El artículo completo original de Matías S. Zavia lo puedes ver aquí
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