Arquitectura con propósito: mucho más que funcionalidad
Durante décadas, los hospitales se diseñaron como espacios funcionales y eficientes. Pasillos largos, paredes blancas, salas frías e impersonales eran la norma. Lo clínico predominaba sobre lo emocional. Sin embargo, investigaciones recientes han mostrado que el entorno también cura.
Un ejemplo clásico es un estudio publicado en la revista Science en los años 80, que reveló que los pacientes con vistas a espacios verdes se recuperaban más rápido y necesitaban menos analgésicos que aquellos que solo veían una pared. Este hallazgo inició una corriente de pensamiento conocida como diseño basado en evidencias (Evidence-Based Design), que propone integrar principios científicos al diseño de los espacios hospitalarios.
Elementos que marcan la diferencia
Como sucede con una receta de cocina, cada ingrediente cuenta. En el diseño hospitalario, los factores que más influyen en la recuperación incluyen:
- Luz natural: Mejora el estado de ánimo, regula los ritmos circadianos y reduce la ansiedad.
- Vistas a la naturaleza: Los paisajes verdes o la presencia de vegetación disminuyen el estrés y la presión arterial.
- Acústica adecuada: Un entorno silencioso favorece el descanso y reduce la agitación.
- Diseño acogedor: Colores cálidos, materiales naturales y distribución intuitiva ayudan a que el paciente se sienta más seguro y menos desorientado.
- Espacios para familiares: Permitir la presencia de seres queridos contribuye al bienestar emocional.
Estos elementos, correctamente integrados, crean un entorno terapéutico que puede compararse con un «medicamento ambiental».
CURARQ: una herramienta para medir el impacto del diseño
En España, la Universidad Politécnica de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III desarrollaron una herramienta llamada CURARQ, diseñada para evaluar la calidad ambiental de las unidades hospitalarias. Esta metodología permite analizar aspectos como la luz, el confort térmico, la accesibilidad y la relación con el entorno, midiendo su impacto tanto en la recuperación del paciente como en la eficiencia del centro.
CURARQ es el resultado de un enfoque multidisciplinar que incluye arquitectura, medicina, psicología ambiental y economía de la salud. Más allá de sus beneficios terapéuticos, un hospital bien diseñado puede ser también más rentable: menos días de ingreso y menor consumo de fármacos implican un ahorro considerable para el sistema sanitario.
Certificación EDAC: estandarizar el diseño sanador
A nivel internacional, existe el programa EDAC (Evidence-based Design Accreditation and Certification), impulsado por el Center for Health Design en 2009. Esta certificación valida a profesionales capacitados para diseñar entornos de salud basados en investigaciones.
En España, la arquitecta Laura Cambra fue pionera al obtener esta acreditación. Su trabajo doctoral y la creación de CURARQ son ejemplos de cómo la evidencia puede guiar proyectos que mejoren la vida de los pacientes.
Ejemplos concretos de impacto positivo
Distintos estudios han recopilado datos que respaldan esta visión. Por ejemplo:
- Un hospital que incorpora ventanas amplias y orientación solar adecuada reduce los casos de insomnio y depresión.
- La presencia de jardines terapéuticos permite a los pacientes con enfermedades crónicas o en rehabilitación sentirse más conectados con la vida cotidiana.
- Las salas de espera más humanas, con módulos de privacidad y ambientación cálida, reducen el nivel de ansiedad prequirúrgica.
Como ejemplo doméstico, basta pensar en cómo nos sentimos en una habitación luminosa y ventilada frente a otra cerrada, oscura y sin contacto con el exterior. Esa misma sensación se multiplica en situaciones de vulnerabilidad, como una hospitalización.
Una tendencia mundial, con desigual aplicación
En países como Estados Unidos, Noruega, Reino Unido o Canadá, el diseño basado en evidencias ya forma parte del proceso habitual de construcción de hospitales. Sin embargo, en otras regiones, como España o Latinoamérica, su adopción es más incipiente.
Esto implica una oportunidad y un desafío: actualizar normativas, formar a los profesionales del sector y sensibilizar a gestores sanitarios sobre la importancia del entorno en la salud. Una inversión en arquitectura puede traducirse en mejores resultados clínicos y humanos.
Más allá de lo estético: un compromiso con la salud
Diseñar un hospital no es solo un ejercicio estético. Es, ante todo, un acto de responsabilidad social. Las decisiones sobre luz, materiales, circulaciones o color afectan directamente al bienestar del paciente, al rendimiento del personal sanitario y a la calidad global del servicio.
La arquitectura hospitalaria puede ser una aliada silenciosa en el proceso de curación. No reemplaza al tratamiento médico, pero lo complementa y lo potencia. Cuando un entorno está pensado para cuidar, el cuerpo y la mente responden mejor.
☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí
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