26 de julio de 2025

La máquina de escribir más revolucionaria y rara de la historia se perdió en 1940. Hasta que alguien recibió un mensaje

La máquina de escribir más revolucionaria y rara de la historia se perdió en 1940. Hasta que alguien recibió un mensaje

Puede que muchos no lo sepan, pero las máquinas de escribir no solo fueron importantes en el pasado, el presente no sería ni rematadamente parecido sin estas herramientas. De hecho, en 1980 Apple tomó una decisión que pocos entendieron: declararle la guerra a la máquina de escribir. Varios siglos antes, en China, alguien ideó la más revolucionaria de todas estas máquinas.

El problema es que solo había una y se perdió. Hasta ahora.

No recordaba haber visto jamás una máquina de escribir china, y cuando se tumbó en su despacho a mirar patentes antiguas, empezó un viaje que duraría años. Descubrió que, aunque escasas, habían existido docenas de modelos distintos de máquinas de escribir chinas, cada uno con soluciones ingeniosas para intentar representar miles de ideogramas en un armazón portátil.

Falta una. A partir de ahí, Mullaney se lanzó a una suerte de cacería global: llamó a coleccionistas, rastreó herederos en Ancestry.com, visitó iglesias, museos, incluso almacenes. Con el tiempo reunió una colección de aparatos únicos, algunos rescatados por muy poco del olvido, consciente de que cada uno era un pedazo irrepetible de la historia de la escritura mecanizada.

Sin embargo, había una máquina que no podía encontrar, ni siquiera soñar con recuperar: la legendaria MingKwai.

Ming Kwai 1952 Us 2613795 A La máquina de escribir MingKwai de Lin Yutang, como se ilustra en su solicitud de patente

Con solo 72 teclas, Lin había construido una interfaz que permitía generar decenas de miles de caracteres, una especie de teclado quimérico capaz de teclear un universo entero. Bautizó su creación como MingKwai, que puede traducirse (libremente) como “claro y veloz”.

Mingkwai

Lost. El problema es que su demostración ante los ejecutivos de Remington fue un desastre: la máquina falló y Lin terminó arruinado. Por el camino, el único prototipo se vendió a Mergenthaler Linotype, una imprenta de Brooklyn.

A partir de ahí, el rastro se perdió. En su libro The Chinese Typewriter (2017), Mullaney escribió que lo más probable era que hubiese acabado en un vertedero.

Hasta que, por azar, pasó algo extraordinario.

Linyutang Lin Yutang

El reencuentro. Llegamos a enero de 2025, cuando Jennifer y Nelson Felix, de Massapequa (Nueva York), revisaban cajas almacenadas tras la muerte del padre de ella. De repente, encontraron una caja de madera que contenía algo extraño: una máquina de escribir con teclas en chino. Nelson, aficionado a la compraventa por Facebook, publicó unas fotos en un grupo especializado sin imaginar que iba a detonar una tormenta de mensajes.

En menos de una hora, cientos de comentarios, muchos en chino, pedían a gritos una sola cosa: “¡Contacten a Tom!”. Mientras daba una charla en Chicago, Mullaney empezó a recibir una cascada de notificaciones. En cuanto vio las fotos, el hombre supo que tenía que ver con la MingKwai.

Miedo a perderla. Contaba el Times que el historiador no sintió júbilo con la noticia, sino más bien miedo. Si alguien la compraba en eBay y la convertía en lámpara o en una mesa de café, desaparecería para siempre.

¿Qué hizo? Escribió a la pareja con urgencia, les contó la historia de la máquina y les pidió que consideraran venderla a un museo. Jennifer, incrédula, comprendió en poco tiempo que aquel objeto de más de 50 kilos no era solo chatarra. “Estuvo perdida medio siglo”, explicaba al Times. “No queríamos que se perdiera otra vez”.

Del sótano al campus. La historia cobró un giro inesperado cuando Mullaney descubrió que el abuelo de Jennifer, Douglas Arthur Jung, había trabajado en Mergenthaler Linotype y probablemente salvó la máquina del desguace al llevársela consigo. Durante décadas, la familia la había conservado sin saber lo que era.

La MingKwai fue un dispositivo que nadie quiso en su tiempo, demasiado avanzado y a la vez demasiado torpe, fruto de una idea demasiado grande para una época que aún no sabía cómo traducirla. Pero al hallarla, completa y aún capaz de asombrar, el profesor no solo recuperó una pieza de museo: rescató del olvido un capítulo entero de la historia de la escritura humana.

Imagen | Stanford, Campbell, Brumbaugh & Free, American Memory Digital Item Display

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La noticia La máquina de escribir más revolucionaria y rara de la historia se perdió en 1940. Hasta que alguien recibió un mensaje fue publicada originalmente en Xataka por Miguel Jorge .



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