Esta práctica diaria mejora la flexibilidad cognitiva, es decir, la habilidad de adaptarse a nuevas situaciones o reglas, como si el cerebro tuviera una mayor agilidad para hacer malabares entre tareas. Además, los bilingües desarrollan mejor sus funciones ejecutivas, aquellas responsables de la atención, la planificación, la regulación emocional y la memoria de trabajo.
Estudios con neuroimagen han mostrado que los cerebros bilingües presentan mayor densidad de materia gris en regiones asociadas al lenguaje, y una conectividad neuronal más eficiente. Como si dos rutas paralelas estuvieran en constante uso, el cerebro bilingüe desarrolla autopistas más rápidas para procesar información, lo cual impacta positivamente en otras habilidades mentales.
Habilidades que se potencian con el bilingüe
Una de las habilidades que más se refuerza es la memoria de trabajo. Al tener que almacenar y recuperar información en dos sistemas distintos, los niños bilingües entrenan esta capacidad constantemente, lo que se traduce en una mayor facilidad para resolver tareas escolares complejas o recordar instrucciones.
El pensamiento crítico también se afina. Los bilingües suelen estar más acostumbrados a ver el mundo desde diferentes perspectivas, ya que cada lengua trae consigo estructuras gramaticales, expresiones y formas de pensar distintas. Esta capacidad de comparar y contrastar fomenta una actitud analítica frente a la información, lo que es clave para desarrollar mentes críticas desde pequeños.
En cuanto a la creatividad, el contacto simultáneo con dos lenguas genera una especie de «colisión de ideas», donde los conceptos pueden combinarse de formas inesperadas. Esto favorece tanto el pensamiento divergente (generar muchas ideas posibles) como el convergente (encontrar la mejor solución).
Rendimiento académico fortalecido
Los beneficios del bilingüe se extienden al ámbito escolar. Niños y adolescentes bilingües tienden a mostrar un mejor desempeño no solo en lenguaje, sino también en matemáticas y ciencias. Esto se debe a que las habilidades que fortalecen su mente (memoria, enfoque, flexibilidad) son transferibles a otras materias.
Aprender un segundo idioma temprano también allana el camino para incorporar otros idiomas más adelante. El cerebro ya está entrenado para identificar patrones lingüísticos, diferenciar sonidos y adaptarse a nuevas estructuras, por lo que adquirir una tercera lengua se vuelve más sencillo.
Ventajas sociales y emocionales
Crecer con dos lenguas es crecer con dos mundos. Los niños bilingües suelen tener mayor empatía y habilidad para entender diferentes puntos de vista, porque su experiencia diaria les muestra que hay distintas formas de nombrar, entender y describir la realidad.
También desarrollan más temprano la toma de perspectiva, una habilidad clave en la interacción social. Esto facilita que se integren en grupos diversos y que comprendan mejor las emociones ajenas, reforzando valores como la tolerancia y el respeto.
La confianza personal también se ve fortalecida. Superar el desafío de comunicarse en dos idiomas da una sensación de logro que refuerza la autoestima, especialmente cuando el niño se ve capaz de desenvolverse con fluidez en contextos distintos, desde la escuela hasta viajes familiares.
Acceso a mejores oportunidades profesionales
A nivel laboral, ser bilingüe abre puertas que de otro modo podrían permanecer cerradas. En un mercado global donde las fronteras idiomáticas siguen marcando diferencias, poder comunicarse con fluidez en más de una lengua representa una ventaja competitiva clara.
Profesionales bilingües tienen más posibilidades de acceder a empleos en sectores como tecnología, salud, turismo, educación y comercio internacional. No solo pueden hablar con clientes de distintos países, sino que comprenden sus contextos culturales, algo fundamental para construir relaciones duraderas.
También existen datos concretos sobre la diferencia salarial. Diversos estudios han encontrado que las personas bilingües pueden ganar entre un 5 % y un 20 % más que sus pares monolingües. Esta ventaja económica se amplifica si el dominio del segundo idioma es alto y está respaldado por títulos o certificaciones.
Un escudo contra el deterioro cognitivo
El bilingüe no solo ofrece beneficios en la infancia, también protege la mente en la vejez. Hablar dos idiomas de forma regular actúa como un entrenamiento cerebral que, según numerosos estudios, puede retrasar la aparición del Alzheimer entre 4 y 7 años.
Este efecto se atribuye a una mayor reserva cognitiva, un tipo de «colchón mental» que permite que el cerebro siga funcionando con normalidad a pesar del envejecimiento. Las conexiones cerebrales que se desarrollan y fortalecen durante la vida bilingüe ayudan a mantener la agilidad mental por más tiempo.
También se ha observado una menor prevalencia de demencia en regiones donde se hablan varias lenguas. Aunque el bilingüe no es una cura, sí es un factor de protección que puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida en la tercera edad.
La importancia de la edad temprana
Cuanto antes se empiece, mejor. El cerebro infantil es como una esponja lingüística. Durante los primeros tres años de vida, los niños tienen una capacidad impresionante para absorber y distinguir sonidos de diferentes idiomas. A partir de los 3 años, esta habilidad sigue siendo alta, pero disminuye gradualmente con la edad.
Entre los 3 y 7 años es el momento ideal para iniciar un aprendizaje estructurado del segundo idioma. Si el contacto con la lengua es frecuente, natural y enriquecedor, el niño podrá alcanzar niveles similares a los de un hablante nativo. Después de los 10 años, aprender sigue siendo posible, pero el esfuerzo requerido es mayor y la pronunciación suele verse afectada.
Superando mitos y garantizando el éxito
A pesar de algunos mitos, el bilingüe no causa retrasos en el habla. Es normal que los niños mezclen palabras al principio, pero esto forma parte del proceso natural de aprender. Su desarrollo lingüístico puede parecer más lento al inicio, pero a mediano plazo se equipara e incluso supera al de los niños monolingües.
El éxito del bilingüe está condicionado por factores como la exposición constante, la calidad del contacto con cada idioma y el apoyo familiar. Padres, cuidadores y educadores desempeñan un papel clave para mantener viva la lengua, motivar su uso y crear entornos donde ambas lenguas sean valoradas.
☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí
No hay comentarios.:
Publicar un comentario