3 de diciembre de 2025

La basura visual de la IA es tan omnipresente que ya está desatando una corriente estética a la contra: el neo-brutalismo

La basura visual de la IA es tan omnipresente que ya está desatando una corriente estética a la contra: el neo-brutalismo

Internet se está inundando de imágenes y diseños que parecen cortados por el mismo molde: tipografías idénticas, degradados predecibles, estética pulida hasta la náusea. Este fenómeno es difícil de describir y acotar por sus infinitas variantes y su omnipresencia, pero tiene nombre: "AI slop". Con ello aludimos al contenido digital generado con inteligencia artificial, desde imágenes al propio diseño web, y donde prima la cantidad sobre cualquier atisbo de originalidad o significado más allá de la efectividad de la cadena de producción en masa.

Pero qué es el AI Slop. La expresión ganó tracción en 2024 gracias al programador británico Simon Willison, aunque ya circulaba previamente en comunidades como 4chan y Hacker News. El concepto señala un problema de raíz: cuando los modelos de IA se entrenan con los patrones más comunes de internet, replican hasta el hartazgo una estética genérica y olvidable. Es lo que los expertos llaman "convergencia distribucional": todo parece diseñado por el mismo algoritmo despersonalizado.

¿Y el anti-AI slop? Frente a esta invasión de uniformidad algorítmica, surge una contracultura visual que celebra precisamente lo que la IA evita: la torpeza, lo desigual, las marcas del proceso creativo humano. El anti-IA slop no es un capricho estético, sino una declaración de principios que rescata la imperfección y lo convierte en valor diferencial y rasgo de deliciosa humanidad. Algunos críticos lo celebran como una especie de neo-brutalismo digital, en referencia a la famosa arquitectura de hormigón sin adornos de los años cincuenta. 

Este neo-brutalismo se caracteriza por lleva la desnudez digital al extremo: sitios construidos con HTML básico y bajo CSS mínimo, donde el código se exhibe sin artificios. Las tipografías no son las elegantes fuentes de pago, sino las de sistema instaladas por defecto: Arial, Times New Roman, Courier. Las fotografías aparecen sin retoques, con sus ruidos digitales y con los artefactos de compresión bien visibles. Composiciones asimétricas, en fin, que rompen cualquier noción de equilibrio clásico.

Como niños. Esto nos lleva a un estilo quizás opuesto al frío brutalismo, pero también contrario al IA Slop: la estética de boceto apresurado infantil. Proporciones deliberadamente desequilibradas, ilustraciones a mano alzada, elementos que desbordan los márgenes. Lindsay Marsh, diseñadora especializada en tendencias visuales, señala que estos "errores" visibles actúan como firmas de autenticidad: son la prueba de que detrás de la pantalla hay dedos humanos, no procesadores sin humanidad. La gente de Phantom Watchers lo formula de modo similar: "Es nuestra forma de decir 'un humano estuvo aquí". 

¿Algún ejemplo notorio? El reciente rediseño de la decana revista The Face está lleno de imperfecciones. Demonios, hasta parece que la han programado en HTML.  

¿Qué características tiene? Como el propio IA Slop, esta oposición muta de innumerables formas: tipografías desproporcionadamente grandes que desafían la jerarquía visual tradicional, el andamiaje de las webs expuesto de forma exhibicionista (incluso dejando el código a la vista), y combinaciones cromáticas limitadas a uno o dos colores sobre fondos uniformes en blanco o negro, a veces imitando la textura del montaje analógico. Las plantillas se tuercen a propósito, rompiendo con la simetría obsesiva que domina en estilos más formales, y que son más fáciles de imitar por esas IAs que proponen montarte una tienda web en apenas unos minutos y con un par de prompts

Pero... ¿por qué? Los principios rectores de este movimiento de rechazo están claros: imperfecciones como forma de rechazo al maquillaje digital, funcionalidad  sin disimulos, rechazo frontal a las plantillas prefabricados. "No necesitamos decoración, necesitamos diseño que funcione, sin más", resumía la gente del equipo de diseño U1CORE al analizar uno de los muchos tentáculos de este anti-IA Slop: el minimalismo brutalista, que es la etiqueta bajo la que también se categoriza esta nueva tendencia de diseño 

Tenemos filosofía. Y china, nada menos. Algunos evocan la estética de otra corriente arquitectónica y decorativa: el wabi-sabi japonés, que encuentra bello lo efímero y lo defectuoso. Grietas en las paredes y los objetos, texturas desgastadas por el tiempo, asimetría orgánica... todo lo que la perfección algorítmica rechaza, el anti-IA slop lo resalta. Muchos diseñadores han bautizado como "fatiga visual post-IA" el sentimiento que ha dado pie a todo esto: un agotamiento colectivo ante diseños tan pulidos como estériles y desprovistos de personalidad.

¿Quien dijo punk? A algunos, los que somos perros viejos esta filosofía nos recuerda a las directrices del primer punk, el que montaba fanzines con titulares hechos con letras recortadas de revistas. Luego la ética se convirtió en estética, y todo era militancia de la fotocopia y las portadas de discos como si fueran notas de secuestro; pero por el camino, también hubo oposición a un gigante. A los medios serios, con diseños grises y contenidos sin estridencias. El punk plantó cara a lo establecido con guarrería y "hazlo tú mismo". Nos resulta muy familiar: la IA es el nuevo mainstream, y muchos se están poniendo en modo hardcore.

Cabecera | Kris Shakar

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La noticia La basura visual de la IA es tan omnipresente que ya está desatando una corriente estética a la contra: el neo-brutalismo fue publicada originalmente en Xataka por John Tones .

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☞ El artículo completo original de John Tones lo puedes ver aquí

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