17 de junio de 2025

Proba-3: el satélite que crea eclipses solares artificiales para estudiar el Sol como nunca antes

Se trata de la misión Proba-3, de la Agencia Espacial Europea (ESA), un proyecto pionero que está marcando un antes y un después en la exploración del Sol.

¿Qué es Proba-3 y cómo funciona?

Proba-3 es una misión formada por dos satélites que vuelan en formación extremadamente precisa, separados por 150 metros, lo equivalente a un campo y medio de fútbol. Uno de ellos actúa como ocultador, bloqueando el disco solar, mientras que el otro, el coronógrafo, captura imágenes detalladas de la corona solar utilizando un instrumento avanzado llamado ASPIICS (siglas en inglés de Asociación de Naves Espaciales para la Investigación Polarimétrica e Imagen de la Corona del Sol).

Esta alineación perfecta permite que el segundo satélite observe el Sol sin la intensa luz central que normalmente impide ver los detalles más finos. En otras palabras, estos satélites simulan un eclipse total de Sol, como los naturales provocados por la Luna, pero de forma programada y repetitiva.

Un eclipse solar cada 20 horas

La gran ventaja de Proba-3 es la frecuencia y duración de sus eclipses artificiales. Mientras que un eclipse solar natural total ocurre solo una o dos veces al año, y dura apenas unos minutos, Proba-3 puede generar un eclipse cada 19,6 horas y mantenerlo durante hasta seis horas. Esta regularidad proporciona a los científicos una enorme cantidad de datos con un nivel de detalle sin precedentes.

Además, todo esto se realiza de forma autónoma, sin intervención constante desde Tierra. La coordinación entre los dos satélites es tan precisa que pueden mantener su alineación exacta durante horas mientras orbitan el planeta.

Las primeras imágenes y lo que revelan

Durante su fase de pruebas, la misión ya ha entregado sus primeras imágenes científicas, y los resultados son prometedores. Utilizando diferentes longitudes de onda, el coronógrafo ha captado diversas estructuras y fenómenos de la corona solar:

  • Una imagen en verde oscuro muestra hierro ionizado, que indica zonas extremadamente calientes. En esta imagen se aprecian estructuras en forma de bucle, relacionadas con llamaradas solares.
  • Otra imagen, en amarillo, revela la presencia de helio, destacando una protuberancia solar: una enorme curva de plasma que se eleva desde la superficie solar.
  • Una tercera imagen, en violeta, resalta las llamadas estructuras de casco, visibles en luz blanca, que son corrientes de plasma en forma de abanico.
  • Por último, una imagen en verde claro muestra cómo se vería el Sol desde la Tierra durante un eclipse natural.

En algunos casos, los datos de Proba-3 se han combinado con observaciones de otros satélites, como Proba-2 (que observa el Sol en luz ultravioleta extrema) y SOHO, otro observatorio solar de la ESA, que se centra en las capas más externas de la atmósfera solar. Este trabajo conjunto permite construir un retrato tridimensional del Sol y su entorno.

Una misión aún en fase de pruebas

Es importante aclarar que Proba-3 todavía se encuentra en su fase de verificación, conocida como fase de puesta en marcha o commissioning. Durante este periodo, los equipos técnicos evalúan y ajustan todos los sistemas para garantizar que funcionen correctamente. No obstante, incluso en esta etapa inicial, las observaciones ya están siendo útiles para el análisis científico.

Cuando Proba-3 entre plenamente en su fase operativa, se espera que proporcione información crucial para comprender fenómenos como el viento solar, las erupciones solares y el clima espacial, que pueden afectar desde satélites hasta redes eléctricas en la Tierra.

¿Por qué es tan importante estudiar la corona solar?

La corona solar es una región misteriosa. A pesar de estar más alejada del núcleo solar, tiene temperaturas que alcanzan varios millones de grados Celsius, mucho más que la superficie visible del Sol. Esta paradoja térmica sigue sin una explicación clara, y los científicos creen que desentrañarla podría ayudar a comprender muchos otros procesos estelares.

Además, es en la corona donde se originan fenómenos como las eyecciones de masa coronal, grandes explosiones de plasma que viajan por el espacio y pueden tener impactos directos en nuestro planeta. Saber más sobre estos procesos es vital para anticipar y mitigar sus efectos.

Un nuevo capítulo en la observación solar

Con Proba-3, la ESA ha dado un paso audaz hacia una nueva forma de explorar el Sol. La capacidad de crear eclipses a demanda no solo es un logro técnico impresionante, sino que abre una ventana constante y flexible al estudio del astro rey.

Como si tuviéramos una “lupa cósmica” capaz de enfocarse en los detalles más escurridizos del Sol, esta misión podría ayudarnos a entender mejor tanto su comportamiento como su influencia sobre nuestro sistema planetario.




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16 de junio de 2025

Lentes de contacto inteligentes que vigilan el glaucoma incluso mientras duermes

Una nueva innovación promete cambiar la forma en que se vigila esta enfermedad: unos lentes de contacto inteligentes capaces de seguir la salud ocular incluso cuando el paciente duerme. Vamos a conocer cómo funcionan y por qué podrían convertirse en una herramienta clave para el diagnóstico y seguimiento del glaucoma.

¿Por qué es tan importante vigilar el glaucoma de noche?

Los pacientes con glaucoma o con riesgo de desarrollarlo necesitan controles regulares de su presión intraocular. Sin embargo, lo que muchos no saben es que esta presión suele aumentar durante las primeras horas del día, antes de que despertemos. Al no estar conscientes durante ese tiempo, los sistemas tradicionales de monitoreo simplemente no capturan ese pico, lo que deja fuera una parte importante del panorama.

Durante el sueño, especialmente en la fase REM, nuestros ojos continúan moviéndose, y esos movimientos también pueden ser indicadores de cambios en el estado del ojo. Si solo se mide la PIO durante el día, se pierde información crucial que podría ayudar a detectar el glaucoma en etapas más tempranas o evaluar mejor su progresión.

¿Qué tienen de especial estos nuevos lentes?

Desarrollados por investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología Electrónica de China, estos lentes inteligentes, llamados lentes de contacto bimodales o BCLs, tienen un diseño innovador que permite monitorizar tanto la presión ocular como los movimientos del ojo, incluso cuando los párpados están cerrados.

Su estructura es similar en grosor a un lente de contacto convencional, pero en su interior esconde una ingeniería avanzada con cinco capas apiladas:

  • Dos capas exteriores de silicona PDMS, suaves y biocompatibles.
  • Dos capas internas de bobinas de cobre, que funcionan como sensores capacitivos de presión intraocular (CIOP).
  • Una capa intermedia de neodimio mezclado con PDMS, que también participa en la medición de la PIO y actúa como sensor magnético de movimiento ocular (MEM).

Esta combinación permite que los lentes capten datos precisos en todo momento, incluso mientras el usuario duerme profundamente.

Lectura inalámbrica y sin molestias

Para recoger la información que los BCLs recopilan, se utiliza un lector electromagnético externo y un medidor Tesla. En condiciones reales, estos dispositivos podrían integrarse fácilmente en unas gafas, lo que permitiría a los pacientes usar el sistema de forma cómoda durante la noche, sin necesidad de acudir a una clínica ni interrumpir su descanso.

Los datos recogidos se transmiten de manera inalámbrica a un móvil o tablet, donde una app muestra los niveles de presión ocular y el comportamiento de los ojos durante la noche. Así, si se detecta algún valor fuera de lo normal, el sistema lo resalta automáticamente para facilitar una rápida intervención médica.

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Resultados prometedores en pruebas

Para evaluar la eficacia de esta tecnología, los investigadores realizaron pruebas en personas y en conejos. En ambos casos, los lentes mostraron una alta precisión al registrar la presión ocular y los movimientos de los ojos. Y lo que es más importante: los animales no presentaron irritaciones ni daños en la córnea tras una semana completa de uso continuo.

Esto sugiere que estos lentes no solo son efectivos, sino también seguros para un uso prolongado. Una ventaja clave, ya que cualquier dispositivo de monitoreo continuo debe ser cómodo y no invasivo para el paciente.

Un futuro más claro para el control del glaucoma

Esta tecnología ofrece una visión mucho más completa del estado del ojo a lo largo de las 24 horas del día. Y lo hace sin cables, sin necesidad de instalaciones clínicas complejas y con una experiencia de uso amigable para el paciente. Tal como señala el doctor Guang Yao, uno de los autores del estudio, esta solución permite “una intervención temprana y un seguimiento más preciso del avance de la enfermedad”.

En términos prácticos, estos lentes podrían cambiar el enfoque del tratamiento del glaucoma, permitiendo a los médicos ajustar sus decisiones en base a datos reales y constantes. Es como pasar de una foto aislada a una película completa del comportamiento ocular, algo impensable con los métodos tradicionales.

¿Cuándo estarán disponibles?

Aunque la investigación aún se encuentra en una fase experimental, los resultados son lo suficientemente alentadores como para prever que podríamos ver versiones comerciales en un futuro cercano. Habrá que esperar estudios a mayor escala y aprobación regulatoria, pero el camino ya está trazado.

Mientras tanto, esta innovación se suma al conjunto de herramientas emergentes en el campo de la salud ocular, apuntando hacia un cuidado más personalizado, constante y accesible desde casa.




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La velocidad más alta alcanzada por humanos fue de 39.937,7 km/h hace ya 56 años. Está a punto de ser superada

La velocidad más alta alcanzada por humanos fue de 39.937,7 km/h hace ya 56 años. Está a punto de ser superada

Un récord grabado en piedra. El 26 de mayo de 1969, cuando regresaban a la Tierra desde la órbita lunar, los astronautas Thomas Stafford, John Young y Eugene Cernan batieron un récord que aún sigue vigente.

La nave en la que viajaban, el módulo de mando Charlie Brown, reentró en la atmósfera terrestre a una velocidad de 39.937,7 kilómetros por hora, el equivalente a recorrer la distancia entre Madrid y Barcelona en menos de un minuto. Durante 56 años, nadie ha vuelto a viajar tan rápido.

El ensayo del primer alunizaje. Para entender la proeza de Apolo 10, hay que recordar su contexto. El vuelo fue un ensayo general de la histórica misión Apolo 11. Se acercaron a solo 15 kilómetros de la superficie lunar, probaron todos los sistemas del módulo de descenso y, lo más importante, emprendieron de forma segura el viaje de vuelta.

La razón de su increíble velocidad no fue una potencia de motor superior, sino una cuestión de trayectoria. El camino de regreso a la Tierra se diseñó para ser especialmente corto, de unas 42 horas en lugar de las 56 habituales.

Esta caída más directa hacia nuestro planeta, acelerada por la gravedad terrestre, catapultó a la cápsula y a sus tripulantes a una velocidad nunca antes vista durante la fase de reentrada, que Eugene Cernan describió como estar en "una bola de llamas blancas y violetas".

Nunca se ha superado. Desde entonces, ninguna misión tripulada ha tenido la necesidad ni la capacidad de alcanzar una velocidad tan alta. La era del transbordador espacial y las misiones a la Estación Espacial Internacional se desarrollaron en la órbita baja terrestre, con velocidades de reentrada mucho más modestas, de en torno a los 28.000 km/h.

El récord de Apolo 10 ha permanecido intacto, sencillamente, porque no hemos vuelto a la Luna. Pero este récord, una reliquia de la edad de oro de la exploración espacial, está a punto de caer.

Los herederos del récord. El programa Artemis, que toma su nombre de la hermana gemela de Apolo en la mitología griega, es la respuesta de la NASA a esa larga ausencia. Su primera misión tripulada, Artemis II, está prevista para principios de 2026, y la nave Orión en la que viajarán alrededor de la Luna, marcará un nuevo récord de velocidad.

Si todo sale bien, se espera que los astronautas Jeremy Hansen (de la Agencia Espacial Canadiense), Victor Glover, Reid Wiseman y Christina Hammock Koch (de la NASA) comiencen su reentrada atmosférica a 40.234 kilómetros por hora, una cifra que superaría por un pequeño margen la marca de Apolo 10.

Todos los ojos puestos en el escudo. Para lograr una reentrada a esta velocidad récord y resistir al plasma y las temperaturas de 2,760 ºC que se generan por la fricción con los gases de la atmósfera, la NASA ha diseñado la nave Orión con un escudo térmico especialmente grueso y resistente.

Sin embargo, en la misión sin tripulación Artemis I, el escudo térmico se agrietó durante la reentrada y acabaron desprendiéndose varios trozos. Para evitar que vuela a suceder en Artemis II, la Orión modificará el perfil de reentrada evitando una fase de rebote en la que se pueden formar gases dentro del material del escudo térmico. Pero la velocidad se mantendrá, marcando un nuevo récord.

Imagen | Liam Yanulis (NASA)

En Xataka | Del Thrust SSC a los 393.044 km/h de la sonda Parker: los vehículos más rápidos hechos por el hombre y sus récord de velocidad

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Un nuevo dispositivo promete mejorar drásticamente el tratamiento de los ictus cerebrales

¿Qué es el milli-spinner y por qué es diferente?

La mayoría de los procedimientos actuales para tratar ictus isquémicos implican una técnica llamada trombectomía, que consiste en insertar un catéter en el cerebro para aspirar o extraer el coágulo mediante una malla. Aunque ha salvado muchas vidas, este método no es infalible: es brusco, impreciso y en muchos casos no logra eliminar completamente el coágulo, dejando fragmentos que pueden viajar a otras áreas del cerebro y complicar el pronóstico.

Aquí es donde entra el milli-spinner. Este dispositivo también se introduce mediante un catéter, pero a diferencia de las herramientas tradicionales, emplea un pequeño tubo giratorio equipado con aletas y ranuras. Esta estructura giratoria no solo aspira el coágulo, sino que lo comprime y reduce su volumen antes de extraerlo, disminuyendo significativamente el riesgo de que se rompa en el proceso.

Resultados clínicos prometedores

El doctor Jeremy Heit, experto en neuroimagen de Stanford y coautor del estudio publicado en Nature, asegura que la eficacia del milli-spinner es «increíble». En comparación con los dispositivos actuales, este nuevo enfoque duplica la tasa de éxito en la mayoría de los casos. Lo más destacable es su rendimiento frente a los coágulos más difíciles, que los sistemas tradicionales solo logran eliminar en el 11% de los casos. El milli-spinner consigue abrir la arteria afectada en el primer intento en el 90% de las ocasiones.

Este nivel de precisión podría traducirse en una mejora drástica del pronóstico de miles de pacientes que sufren este tipo de ictus, muchos de los cuales mueren o quedan con secuelas graves por no recibir un tratamiento eficaz a tiempo.

Una mecánica simple con gran impacto

La profesora Renee Zhao, ingeniera mecánica y autora principal del artículo, explica que los dispositivos actuales no pueden reducir el tamaño del coágulo, sino que se limitan a romperlo. Esto los vuelve menos efectivos y más propensos a complicaciones.

El milli-spinner, por el contrario, aplica fuerzas de compresión y cizalladura que permiten densificar la estructura del coágulo, conocida como red de fibrina, sin romperla. Como resultado, el coágulo se reduce de tamaño hasta en un 95%, lo que facilita su extracción completa y segura.

Para entenderlo con una metáfora doméstica: imagina intentar sacar una esponja empapada de un tubo estrecho. Si solo tiras de ella, se puede romper. Pero si primero la comprimes con cuidado mientras la giras, podrás extraerla sin dejar residuos. Así actúa el milli-spinner sobre el coágulo.

Más allá del cerebro: nuevas aplicaciones posibles

Aunque el objetivo principal de este dispositivo es tratar los ictus cerebrales, sus creadores ven un potencial más amplio. Zhao afirma que están explorando otras aplicaciones biomédicas del diseño del milli-spinner, e incluso usos fuera del ámbito de la medicina.

Este tipo de tecnología, basada en principios mecánicos sencillos pero potentes, podría adaptarse a contextos donde se necesite manipular o eliminar materiales delicados con gran precisión. Aunque aún se encuentra en fase experimental, las perspectivas son prometedoras.

Un paso hacia tratamientos más seguros y efectivos

La combinación de eficacia clínica, mecánica refinada y aplicabilidad amplia convierten al milli-spinner en una herramienta que podría transformar el enfoque terapéutico de los ictus.

Cada año, millones de personas en todo el mundo sufren un ictus isquémico. En muchos casos, la rapidez y la calidad de la intervención determinan si el paciente sobrevive y en qué condiciones. Si dispositivos como el milli-spinner logran trasladarse pronto a la práctica hospitalaria, podríamos estar ante una nueva generación de tratamientos más seguros, eficaces y adaptables a cada situación clínica.




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Europa ha conseguido crear su primer eclipse artificial con las naves Proba-3. Y todo gracias a una tecnología española

Europa ha conseguido crear su primer eclipse artificial con las naves Proba-3. Y todo gracias a una tecnología española

Por primera vez en la historia, dos satélites han volado en una formación perfecta para crear un eclipse solar artificial en la órbita terrestre, ofreciendo imágenes de la corona del Sol con un detalle que no es posible capturar durante los eclipses naturales.

Las imágenes de un eclipse artificial. La Agencia Espacial Europea (ESA) acaba de hacer públicas las primeras fotos de la misión Proba-3, la culminación de un proyecto de más de una década que valida nuevas tecnologías de vuelo de precisión.

La gran ventaja de Proba-3 es que puede generar estos eclipses artificiales durante seis horas en cada órbita de 19,6 horas. Un eclipse solar natural, en cambio, ocurre como mucho un par de veces al año y dura apenas unos minutos. Esta capacidad de observación continua abre una ventana para resolver algunos misterios de nuestra estrella.

El papel de España en Proba-3. La misión de 200 millones de euros cuenta con la participación de 29 empresas en 14 países distintos, de los cuales España tiene un papel protagonista. España aportó el 40% del presupuesto y las tecnologías clave a través de Sener, GMV (responsable del software y los algoritmos del vuelo en formación) y Airbus Defence and Space en España.

Dos satélites sincronizados. La misión consta de dos naves espaciales: el Ocultador y el Coronógrafo. En marzo, lograron por primera vez lo que ninguna misión había conseguido antes: volar de forma autónoma a una distancia exacta de 150 metros la una de la otra, manteniendo esa formación con una precisión milimétrica durante horas.

Para ponerlo en perspectiva, es como si dos coches en una autopista mantuvieran una distancia fija entre ellos con la exactitud del grosor de una uña, pero en una órbita elíptica que se aleja hasta 60.000 km de la Tierra. Y mientras vuelan en esta formación perfecta, se alinean con el Sol.

Primer eclipse artificial creado por la misión Proba-3 de la ESA

Qué estamos viendo en estas fotos. Para conseguir estas imágenes, el Ocultador, que lleva un disco de 1,4 metros de diámetro, bloquea la luz directa del Sol, proyectando una sombra de apenas 8 centímetros sobre el instrumento óptico del segundo satélite, el Coronógrafo.

Cuando la apertura de 5 cm de su telescopio (llamado ASPIICS) queda cubierta por esa diminuta sombra, puede fotografiar la corona solar sin ser deslumbrado, algo parecido a lo que ocurre durante un eclipse total natural, pero pudiendo captar la actividad de la atmósfera del Sol durante horas.

Para qué queremos eclipses a la carta. Para tratar de resolver dos de los grandes misterios del Sol. En primer lugar, por qué la corona del Sol (que alcanza temperaturas de un millón de grados Celsius) es mucho más caliente que su superficie (que está a 5.500 ºC). Esta inversión térmica es uno de los mayores rompecabezas de la astrofísica y Proba-3, al poder observar tan cerca del limbo solar y con tan poca luz parásita, proporcionará datos clave para resolverlo.

La segunda es cómo se gestan las tormentas solares que amenazan a nuestra tecnología. La corona es la cuna del viento solar y de las eyecciones de masa coronal, explosiones masivas de partículas que el Sol lanza al espacio. Estos eventos son los responsables de las auroras, pero también pueden causar estragos en los satélites, los transformadores y otros dispositivos eléctricos en la Tierra.

Un éxito rotundo. El éxito de Proba-3 no solo está en las imágenes científicas, sino en la demostración de que el vuelo en formación de alta precisión es posible. Esto abre la puerta a futuras misiones con telescopios virtuales gigantes, formados por múltiples naves espaciales que actúen como una sola. El siguiente paso es alcanzar la autonomía total, donde el sistema funcionará con tanta confianza que ni siquiera necesitará supervisión rutinaria desde la Tierra.

Imágenes | ESA

En Xataka | Tenemos dos horas para proteger la red eléctrica de una tormenta solar extrema. Las auroras de mayo lo demostraron

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