Adiós a la hipótesis alienígena. La idea de que 3I/ATLAS era una nave espacial se basaba en una serie de anomalías aparentes. Avi Loeb argumentó que su trayectoria, inusualmente alineada con el plano de la eclíptica de nuestro sistema solar, su enorme tamaño y su supuesto acercamiento sigiloso eran sospechosos. Sugería que el objeto podría estar realizando una maniobra para pasar desapercibido mientras exploraba nuestros planetas.
No obstante, observaciones posteriores fueron desmantelando estos argumentos uno por uno. La imagen más nítida del cometa, capturada por el Telescopio Espacial Hubble, fue demoledora para la teoría de Loeb. Resultó que estábamos totalmente equivocados sobre su tamaño. El núcleo real no medía 20 km, sino entre 320 metros y 5,6 kilómetros. La estimación inicial había sido engañada por la brillante y extensa "coma" de gas y polvo que rodeaba al verdadero núcleo.
Por otro lado, el comportamiento del objeto, con una eyección de material asimétrica y la formación de una cola de polvo, confirmó que se comportaba como un cometa clásico, y no como una nave con propulsión artificial. Pero tal vez no sea un cometa cualquiera, sino uno muy, pero que muy interesante.
¿Un trozo de exoplaneta? Según una nueva hipótesis, presentada en un estudio pendiente de revisión, 3I/ATLAS podría ser un trozo de planeta extrasolar: un "fragmento clástico litificado" arrancado de una cuenca sedimentaria en un mundo lejano que ha viajado por el cosmos hasta llegar a nosotros. En otras palabras, una roca formada por capas de sedimento endurecido, similar a las que encontramos en la Tierra en antiguos lechos de ríos o lagos, pero de fuera del sistema solar.
La hipótesis del geocientífico Eahsanul Haque se apoya en varios análisis previos. Por un lado, la trayectoria de 3I/ATLAS sugiere que proviene del disco grueso de la Vía Láctea, una región poblada por estrellas mucho más antiguas que nuestro Sol, de hasta 7.000 millones de años. Esto implica que el objeto se formó en un sistema planetario con tiempo más que suficiente para desarrollar procesos geológicos complejos, incluida la actividad de agua líquida necesaria para crear cuencas sedimentarias. Y su tamaño es coherente con el tamaño de grandes fragmentos que podrían ser expulsados de un planeta tras un impacto de gran velocidad.
¿Pero no era un cometa? La presencia de una coma y una cola no contradice esta idea. El agua y otros volátiles podrían haber quedado atrapados en los poros de la roca sedimentaria. Al acercarse al Sol, el calor habría provocado la sublimación de estos hielos, generando la actividad cometaria observada sin que el objeto principal sea una "bola de nieve sucia".
Su espectro se asemeja al de los asteroides de tipo D, ricos en carbono y silicatos2 Esta composición es compatible con la de rocas sedimentarias terrestres, como las lutitas o las areniscas, que a menudo contienen arcilla y material carbonoso formado en procesos acuosos.
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La noticia Hay una nueva hipótesis sobre el objeto 3I/ATLAS: no es una nave alienígena, sino restos de un planeta lejano fue publicada originalmente en Xataka por Matías S. Zavia .
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