Las redes naturales son más estables y eficientes que las redes artificiales, como Internet. ¿Por qué? Un equipo internacional de investigadores ha descubierto que la clave está en la relación entre la estructura interna de cada red natural y el patrón de conexiones que cada una de esas redes establece con otras redes. Lograr imitar ese paradójico equilibrio permitirá mejorar las redes no biológicas, como los sistemas financieros o de suministro energético y de información.
A pesar de que se ha dicho que el cerebro de un niño muy pequeño funciona como Internet en sus inicios; y el de un adolescente como una compleja y moderna red de fibra óptica, lo cierto es que las redes naturales –como las del cerebro- aún superan a las redes artificiales (como las eléctricas e Internet) en eficiencia y estabilidad. ¿Por qué razón?
Los científicos se devanan los sesos por tratar de averiguarlo...
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Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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