Un nuevo estudio ha descubierto los mecanismos cerebrales que nos llevan a favorecer a los miembros de nuestro mismo grupo. Cuando los ayudamos, se activan las zonas cerebrales relacionadas con los lazos de afiliación y parentesco, las mismas que en ocasiones nos pueden llevar al fanatismo.
Ya se sabía que el comportamiento generoso activa una zona específica del cerebro, la región temporoparietal. Y que la sensación de felicidad, debido a su conexión con el placer, activa por su parte dos zonas cerebrales vinculadas a la recompensa, el estriado ventral (relacionado con el sistema límbico) y la corteza orbitofrontal, tal como informamos en otro artículo.
Ahora, un nuevo estudio ha descubierto que la motivación altruista hacia el propio grupo en relación con un grupo externo implica a una regió...
Ahora, un nuevo estudio ha descubierto que la motivación altruista hacia el propio grupo en relación con un grupo externo implica a una regió...
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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