31 de octubre de 2020

¿Qué es un planeta rebelde y por qué la Tierra puede tener un 'gemelo' así?

Científicos descubrieron al planeta flotante más pequeño jamás detectado. A este tipo de cuerpo celeste se le denomina planeta rebelde, y el hallado puede ser “gemelo” de la Tierra.

Los investigadores lo encontraron en plena Vía Láctea.

¿Por qué se le denomina planeta rebelde? Porque no orbita estrella alguna y, además, es muy difícil de detectar. En nuestro caso, orbitamos al Sol.

Un planeta rebelde fue descubierto en plena Vía Láctea.

Los investigadores, pertenecientes a varias universidades, realizaron el descubrimiento gracias a un microlente gravitacional. Este es un efecto que permite que la intensidad de la luz de un objeto lejano se duplique.

Con la técnica se pueden estudiar enanas marrones y agujeros negros, además de manchas estelares.

Y, en este caso, un planeta rebelde.

 

La definición de un planeta rebelde

Przemek Mroz, de Caltech, estuvo al frente de la investigación. “Este tipo de planetas no están en alguna órbita, no están conectados gravitacionalmente a ninguna estrella anfitriona”, dijo.

“No emiten ninguna radiación visible, por lo que no se pueden detectar utilizando técnicas astrofísicas tradicionales”, recalcó Mroz.

De acuerdo con el científico, el planeta rebelde “puede haber sido un embrión planetario que fue expulsado de su sistema planetario original”.

La investigación, en la que también formaron parte científicos como Andrew Gould y Scott Gaudi (Ohio) sería publicada en el Astrophysical Journal Letters.

 

¿Un “gemelo” de la Tierra?

¿Por qué puede ser “gemelo” de la Tierra? Porque, aunque es mucho más pequeño que nuestra Tierra, de encontrarse una estrella estaría a la misma distancia de ella que nosotros del Sol.

Es apenas el cuarto planeta rebelde que se consigue, entre los 100 ubicados en todo el Universo. No obstante, en un futuro, el Telescopio Nancy Grace Roman, mucho más potente, tendrá la capacidad de hallar más.

El Nancy Grace Roman será lanzado al espacio en 2025, de acuerdo con Scientific American.      



☞ El artículo completo original de Kiko Perozo lo puedes ver aquí

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