Son planetas con características tan extremas que parecen producto de la imaginación. Pero existen, se encuentran en distintas galaxias.
Como emanados de un cuento de terror y ciencia ficción, estas rocas nunca tendrán vida. Hagamos un repaso por siete de los más extraños.
Los planetas más extraños
El Kepler-70 b, un planeta más caliente que el Sol, es un cuerpo que orbita la estrella subenana de tipo B Kepler-70. Formado por gas, es el exoplaneta más caliente, con una temperatura que superaría los 7.143 K. Se descubrió en 2011
HD 189733b es un exoplaneta gaseoso más grande que Júpiter, con una temperatura atmosférica de 700°C o aún mayor. Su característica extrema es que llueve material parecido al vidrio, pero a unos 8.700 kilómetros por hora. Unos vientos feroces para un planeta de terror.
El 55 Cancri E es un exoplaneta conformado, en su mayoría, por océanos de lava. Descubierto en 2004, una parte de este cuerpo permanece en la total oscuridad. Es, de acuerdo con los astrónomos, el planeta más denso jamás visto.
WASP-12b es un planeta extrasolar gaseoso, parecido a Júpiter, peor con temperaturas de hasta 2.250 grados Celsius. Un verdadero infierno en medio de la galaxia. Absorbida por su estrella, será totalmente destruida en unos 10 millones de años.
TrES-2b, también conocido como Kepler-1b, es un cuerpo similar a Júpiter, hecho de gas y totalmente oscuro. De acuerdo con los expertos, refleja menos luz que el carbón. Se estudian aún las causas: si es por la falta de nubes reflectantes o por la presencia de sustancias químicas que absorben la luz.
El Gliese 436 b, similar a Neptuno, estaría conformado por hielo caliente. Su temperatura está alrededor de los 700 K, y su capa externa sería de hidrógeno y helio, por lo que se forma el denominado hielo caliente característico.
La lista de los planetas más extraños la cierra Venus. Su cadena de volcanes en erupción explica que tenga la atmósfera más caliente del Sistema Solar. De tipo rocoso y terrestre, tiene la mayor presión atmosférica de todos los planetas rocosos del sistema.
☞ El artículo completo original de Kiko Perozo lo puedes ver aquí
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