La paciencia puede desarrollarse espiritualmente como un método para alcanzar la serenidad, pero también tiene su elemento químico. Científicos japoneses revelaron dónde se produce en el cerebro, y gracias a qué hormona.
Es la acción de la serotonina fundamental para la paciencia, pero en áreas específicas como la corteza orbitofrontal es donde dura más.
De acuerdo con los doctores Katsuhiko Miyazaki y Kayoko Miyazaki, “la serotonina es uno de los neuromoduladores más famosos del comportamiento”. “Ayuda a regular el estado de ánimo, ciclos de sueño-vigilia y el apetito”, agregaron.
“Pero también juega un papel crucial en la promoción de la paciencia”, afirman en su investigación, publicada en Science Advances.
La serotonina puede hallarse en la sangre, regada por el cuerpo humano, pero en el cerebro funciona como neurotransmisor. Modula, además de lo ya referido, el estado de ánimo, la percepción, la ida, la agresión y la sexualidad.
El estrés reduce la concentración de la hormona, mientras que su metabolismo se asocia a determinados trastornos psiquiátricos.
El experimento para conocer el origen cerebral de la paciencia
Los científicos de la Universidad de Okinawa experimentaron con ratones para observar su paciencia durante la espera de una recompensa alimentaria.
Gracias a la optogenética, con el uso de luces para estimular neuronas específicas del cerebro, establecieron un vínculo causal entre la serotonina y la paciencia. Los investigadores criaron ratones genéticamente diseñados con neuronas liberadoras de la hormona.
Usando luz brillante, los científicos podían estimular las neuronas de los ratones, con una fibra óptica implantada en el cerebro.
Estimular estas neuronas mientras los ratones esperaban los alimentos aumentó su tiempo de espera, según la investigación. “Los animales tenían que estar seguros de que una recompensa vendría, pero no estaba seguro de cuándo llegaría”, afirmaron los neurólogos.
Las áreas estudiadas por los investigadores revelaron cuáles fueron las de mayor y menor efecto bajo la serotonina:
- La corteza prefrontal media: el efecto fue débil cuando se estimularon las neuronas.
- Corteza orbitofrontal: se observó un efecto fuerte.
- Núcleo accumbens: no se vio ningún efecto.
Para conocer mayores detalles acerca del estudio de los profesores Miyazaki, sus resultados pueden detallarse en el portal EurekAlert!
☞ El artículo completo original de Kiko Perozo lo puedes ver aquí
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