J.D. Vance, candidato a vicepresidente de Estados Unidos por el partido republicano, es el primer millennial que aspira a este cargo. Su blog personal de 2005 fue sacado a la luz este verano en X. En aquel momento tenía veinte años y en él contaba intimidades emocionales que ahora le persiguen.
Por qué es importante. El caso de Vance refleja una faceta íntima y vulnerable muy poco habitual en la clase política. Representa el inicio de una tendencia que irá a más: la de políticos accediendo a puestos de alta exposición que tienen que lidiar con su pasado digital, como explica Daily Beast.
El contexto. Por primera vez, una generación política, la millennial, trae con ella un bagaje digital en el que podemos acceder a sus reflexiones, recuerdos, etc. Incluso de su adolescencia y juventud temprana, épocas singulares.
Sus publicaciones juveniles en redes sociales y blogs personales –hoy en decadencia, antaño en esplendor– ahora quedan bajo el escrutinio público.
Qué ha ocurrido. El blog de Vance, titulado 'The Ruminations of J.D. Hamel', era una ventana a sus pensamientos más íntimos, incluyendo reflexiones sobre películas o experiencias personales que mostraban vulnerabilidad emocional, en su adolescencia tardía, justo antes de marcharse a Irak como marine, desde donde también actualizó.
Vance no es el único que está afrontando algo así:
- Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) también recibió críticas por algunas publicaciones en redes sociales previas a su carrera política. Las eliminó preventivamente, pero hay quien se encarga de conservarlas.
- Justin Trudeau también fue objeto de controversia por fotos antiguas con la cara pintada de negro, una práctica teatral hoy considerada racista pero que en el momento de las fotos (principios de siglo) no alarmaba a nadie.
- Kevin McCarthy también fue cuestionado por tuits del pasado en los que respaldaba teorías conspirativas.
Hay ejemplos de varias generaciones, pero las nuevas tienen una huella digital mucho mayor.
En detalle. Los millennials son la primera generación de políticos con un extenso historial digital público. Seguramente muy superior al de generaciones posteriores: si hoy en día es habitual usar redes con candado, mensajería privada y plataformas que no indexan en Google, en la primera década de siglo el panorama era distinto, con blogs personales y contenido en abierto sin demasiados filtros morales.
Quien tuvo Tuenti lo sabe, aunque Facebook, Twitter o Blogspot fueron los reyes de aquella etapa. Capturaban pensamientos sin filtrar y fotos juveniles demasiado reveladoras de quienes hoy aspiran a altos cargos. Y lo que antes era un diario personal de un joven ocioso con ganas de convertir emociones negativas en capital social hoy es usado como munición política.
El contraste. La transparencia digital puede ser un arma de doble filo:
- Por un lado, humaniza a los políticos, haciéndolos más cercanos y auténticos.
- Por otro lado, expone vulnerabilidades y opiniones del pasado que pueden ser usadas en su contra.
Entre líneas. Como casi cualquier profesional de cualquier gremio, los políticos experimentan una evolución ideológica desde su juventud, pero sobre todo pasan a guardar una mayor cautela en ciertos asuntos a medida que aumenta su exposición pública, y con ella, su escrutinio.
Las generaciones anteriores "solo" corrían el riesgo de que una mano enemiga o un fuego amigo obtuviese imágenes comprometedoras de su pasado para minar su reputación. Ahora es su propio "yo" digital del pasado quien puede torpedear sus aspiraciones del presente.
Imagen destacada | Xataka con Midjourney
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La noticia Los millennials han llegado a la política. Y ahora su pasado digital les persigue fue publicada originalmente en Xataka por Javier Lacort .
☞ El artículo completo original de Javier Lacort lo puedes ver aquí
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