8 de abril de 2025

La NASA lanza un desafío para transformar residuos humanos en recursos útiles en la Luna

Este es el punto de partida del LunaRecycle Challenge, un concurso internacional que busca transformar un problema bastante desagradable en una oportunidad para la innovación.

Un problema con historia lunar

Durante las misiones Apolo, los astronautas llevaban consigo todo lo necesario para sobrevivir en la Luna: comida, agua, oxígeno, herramientas… Pero el viaje de regreso tenía una limitación fundamental: el peso. Para poder traer muestras del suelo lunar, tenían que dejar algo atrás. Y lo que consideraron prescindible fueron bolsas con desechos humanos, ropa usada y materiales descartables.

Estas decisiones logísticas dejaron huella en la Luna, literalmente. Y no solo en forma de huellas de botas. Medio siglo después, con el nuevo programa Artemis a punto de llevar humanos de vuelta a la superficie lunar, la NASA quiere que esta vez la exploración sea diferente.

Un desafío con impacto ecológico (también en el espacio)

El objetivo de la NASA es claro: avanzar hacia una exploración espacial sostenible. Es decir, lograr que las futuras misiones generen la menor cantidad de residuos posibles y, si los generan, que puedan reutilizarse o reciclarse en lugar de regresar a la Tierra o dejarse abandonados.

Así nació el LunaRecycle Challenge, un concurso que acaba de cerrar su primera fase y que ha estado abierto a investigadores, startups, universidades y cualquier equipo del mundo con ideas para convertir basura espacial en recursos útiles.

La NASA no está buscando solo soluciones para las heces, sino para toda clase de basura generada en misiones espaciales: envases de alimentos, tejidos, piezas rotas, material de laboratorio y, sí, también desechos biológicos.

¿Qué tipo de soluciones espera la NASA?

Las propuestas podían presentarse en dos formatos:

  1. Prototipos físicos: dispositivos reales, construidos, capaces de operar en condiciones lunares y transformar residuos sólidos en materiales aprovechables.

  2. Gemelos digitales: simulaciones virtuales que modelan un sistema completo de reciclaje para una base lunar, incluyendo cada paso del proceso y su viabilidad técnica.

La idea no es solo deshacerse de los residuos, sino convertirlos en algo útil. Por ejemplo:

  • Transformar desechos en agua reutilizable, un recurso escaso y valioso en el espacio.

  • Producir fertilizantes para cultivos espaciales.

  • Obtener biocombustibles que alimenten equipos o vehículos lunares.

  • Crear materiales de construcción, que podrían ayudar a levantar estructuras en la Luna sin necesidad de transportar grandes cantidades desde la Tierra.

Es, en otras palabras, buscar maneras de “cerrar el ciclo” en el ecosistema lunar, como si se tratara de una granja autosuficiente donde nada se desperdicia.

¿Y ahora qué sigue?

El plazo para presentar propuestas terminó el 31 de marzo de 2025. A partir de ahora, la NASA revisará las candidaturas y seleccionará las que considere más prometedoras. Estas ideas pasarán a una segunda fase, donde sus creadores podrán desarrollar sus conceptos con mayor profundidad, construir prototipos y realizar pruebas piloto.

El monto total del premio asciende a 3 millones de dólares, que se repartirá entre las iniciativas más destacadas. Pero más allá del dinero, el verdadero premio es formar parte de una misión que podría cambiar la forma en la que vivimos y trabajamos fuera del planeta.

¿Por qué importa esto para el futuro del espacio (y de la Tierra)?

Este tipo de desafíos no solo ayuda a resolver problemas técnicos en el espacio. También puede tener aplicaciones en la Tierra, especialmente en entornos donde los recursos son limitados, como bases en regiones polares, campos de refugiados o incluso misiones submarinas de larga duración.

Además, fomenta la colaboración entre sectores, incentiva la creatividad y acelera el desarrollo de tecnologías que podrían marcar el camino hacia una presencia humana más permanente y autosuficiente en la Luna o Marte.

La exploración espacial ya no es solo una aventura de ciencia ficción. Es un reto logístico, ambiental y humano. Y eso incluye saber qué hacer con cada residuo, por pequeño o desagradable que sea.

Como en la Tierra, cuidar el entorno en el espacio también implica hacerse cargo de lo que dejamos atrás.




☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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