7 de diciembre de 2025

Hace 30 años, un programador de Netscape creó en 10 días la primera versión de uno de los lenguajes más usados hoy en Internet

Hace 30 años, un programador de Netscape creó en 10 días la primera versión de uno de los lenguajes más usados hoy en Internet

Hace tres décadas, en mayo de 1995, un joven ingeniero llamado Brendan Eich, recién incorporado entonces a Netscape Communications, se encerró durante diez frenéticos días para construir un prototipo funcional de un nuevo lenguaje de programación destinado a proporcionar interactividad a las páginas web.

Pero este mero experimento improvisado (un 'hack', como él mismo lo llamaría tiempo después) se terminaría convirtiendo en el motor de la web moderna, una herramienta omnipresente que hoy utilizan casi todos los sitios de Internet.

Cuando la web todavía era estática

En 1995, la World Wide Web atravesaba un momento decisivo: la navegación era esencialmente pasiva: el usuario leía texto, veía imágenes estáticas y seguía enlaces. Netscape, creadora del entonces revolucionario Netscape Navigator (el bisabuelo tanto de Mozilla Firefox como de Mozilla Thunderbird), vio un enorme potencial en la posibilidad de convertir esas páginas estáticas en entornos dinámicos y participativos.

Su objetivo era crear un lenguaje sencillo, accesible para diseñadores y profesionales sin formación profunda en programación. Era fundamental que se ejecutase dentro del navegador, sin necesidad de compilaciones complejas y sin requerir el conocimiento de lenguajes tradicionales como C o Java.

Diez días que cambiaron Internet

Eich había sido contratado para trabajar con Scheme —un lenguaje funcional, elegante, pero poco conocido—, aunque la dirección de Netscape tenía otros planes: querían algo que "se pareciera" a Java, el lenguaje de moda por aquel entonces. Así que nuestro programador combinó influencias diversas:

  • La sintaxis: Corchetes, puntos y comas, estructuras if y while, funciones declaradas con una estética familiar… todo inspirado en Java para satisfacer al departamento directivo.
  • La semántica: heredada de Scheme, lenguaje que Eich admiraba. De ahí vienen las funciones de primera clase, las 'closures', la flexibilidad para manipular funciones como datos, y una forma de evaluar expresiones muy distinta a la de Java o C.
  • El modelo de objetos por prototipos: tomado de Self. Así, en vez de adoptar la clásica herencia por clases (como en Java), Eich incorporó el enfoque de prototipos, donde los objetos se crean a partir de otros objetos. En 1995, esta idea era vista como exótica e incluso extraña por muchos programadores formados en lenguajes clásicos.

El resultado fue un híbrido sorprendente: ligero, flexible y lo suficientemente intuitivo como para ser adoptado por creadores de contenido web sin formación técnica avanzada. Aquel primer prototipo no era un lenguaje completo, sino una prueba de concepto interna... pero funcionaba, y eso bastó para que Netscape redoblara su apuesta. Y así terminó naciendo JavaScript.

La evolución de dicho prototipo todavía continuaría durante más de un año hasta su lanzamiento público en septiembre de 1995 y de la versión 1.0 en marzo de 1996. En aquel momento, Netscape y Sun Microsystems anunciaron conjuntamente el lenguaje y consiguieron el apoyo de 28 grandes compañías tecnológicas.

Paradójicamente, JavaScript ha terminado sobreviviendo a muchas de esas empresas —como Silicon Graphics, Digital Equipment Corporation o la propia Netscape—.

Las prisas dejan huella

El desarrollo acelerado dejó un legado peculiar: sus inconsistencias, aún famosas entre los programadores. Resulta que JavaScript fue diseñado para ser tolerante: si el usuario cometía un error, lo ideal era que la página siguiera funcionando.

Y esa filosofía llevó, por ejemplo, a implementar un sistema extremadamente flexible —y a veces impredecible— de coerción de tipos. Ejemplos famosos:

  • [] + [] produce "" (una cadena vacía).
  • [] + {} produce "[object Object]".
  • {} + [] produce 0 en algunos contextos.
  • "5" - 2 da 3, pero "5" + 2 da "52".

Estos comportamientos se deben a reglas de conversión creadas rápidamente para compatibilizar cadenas, números y objetos sin romper el flujo del usuario, pero sin un diseño coherente a largo plazo. Sin embargo, estas imperfecciones no frenaron su éxito.

La 'era JavaScript'

Hoy JavaScript es mucho más que un lenguaje de navegador. Sus descendientes y ecosistemas relacionados se han expandido a prácticamente todos los ámbitos:

  • Casi el 99 % de los sitios web utilizan JavaScript en su lado cliente.
  • Con Node.js, se convirtió también un lenguaje de servidor.
  • Frameworks como React, Angular o Vue dominan el desarrollo frontend.
  • Se utiliza en aplicaciones móviles, escritorio, videojuegos y hasta en dispositivos embebidos.

En todas las encuestas de uso y popularidad, JavaScript sigue liderando como uno de los lenguajes más empleados del mundo.

Imagen | Marcos Merino mediante IA

En Genbeta | "Lo mejor que podemos hacer hoy con JavaScript es retirarlo": así habla el creador de JSON y autor de 'How JavaScript Works'


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El "protocolo de autodestrucción" de las hormigas: las crías enfermas piden ser ejecutadas para salvar a la colonia

El "protocolo de autodestrucción" de las hormigas: las crías enfermas piden ser ejecutadas para salvar a la colonia

En la naturaleza, el instinto de supervivencia suele ser la norma absoluta: cualquier ser vivo lucha por mantenerse con vida hasta el último segundo. Sin embargo, en el mundo de los insectos sociales las reglas cambian radicalmente, como ocurre con las hormigas, que al enfermarse llegan a pedir activamente ser sacrificadas para no condenar al resto de su colonia. Como si fuera una especie de eutanasia. 

El olor a muerte. Hasta ahora, era conocido que los animales enfermos en grupo a menudo ocultaban sus síntomas para evitar ser excluidos o agredidos por alguien más poderosos de la manada. Pero en las colonias de hormigas, donde todos son parientes cercanos, la lógica se invierte totalmente. 

Según un estudio publicado en Nature y tras analizar a las hormigas de jardín invasoras, se ha visto que las pupas de hormigas infectadas por el hongo patógeno Metarhizium brunneum no esperan pasivamente a morir. Al contrario, cuando la infección es fatal y saben que no hay otro remedio, modifican su química corporal para alertar a las obreras.

Algo complejo. Aunque no hablen (o al menos no las entendemos) las hormigas tienen un sistema de comunicación entre ellas. En este caso lo hacen a través de señales químicas basadas en hidrocarburos cutilares, que podríamos decir que es un olor que desprende la hormiga. De esta manera, al activar una serie de reacciones cuando ven que su muerte está cerca, se acaba generando una mayor cantidad de este hidrocarburo que deriva en un aviso para el resto de hormigas avisando de "soy una amenaza biológica". 

Un aviso de 'mátame'. Al detectar esta señal, las hormigas obreras no intentan curar a la pupa. La respuesta es el desembalaje y desinfección destructiva: sacan a la pupa de su capullo prematuramente, la muerden y le inyectan ácido (veneno) para matarla y esterilizar el hongo antes de que pueda esporular y contagiar a toda la colonia.

De esta manera, estamos viendo que son auténticas heroinas las hormigas pues sacrifican su vida pensando en toda la colonia. 

Hay una excepción. La muerte con este sistema es algo que se ha visto exclusivamente en las pupas obreras. Con esto queremos decir que aquellas pupas que están predestinadas a convertirse en futuras reinas no emiten estas señales de muerte, incluso cuando están infectadas. Entonces... ¿Es esto un acto de egoísmo real? La respuesta parece que no. 

El análisis inmunológico reveló que las pupas de reina tienen un sistema inmunitario basal un 35% más potente que el de las obreras. Mientras que las obreras sucumben ante la replicación del hongo, las reinas son capaces de contener la infección por sí mismas y es por ello que no son una amenaza para todo el grupo de hormigas y por eso no necesitan pedir el sacrificio. 

Nueva evidencia. Este descubrimiento refuerza una teoría fascinante en biología: la inmunidad social. De la misma manera que las células de tu cuerpo tienen mecanismos para autodestruirse con apoptosis si se vuelven cancerosas o se infectan por un virus para salvar al organismo completo, las hormigas individuales actúan como células de un cuerpo mayor.

El estudio concluye que este sacrificio no es un acto de sumisión, sino una adaptación evolutiva finamente ajustada. La señal química no indica simplemente "estoy enferma" (lo que podría llevar a un intento de cura), sino que indica "he fallado en superar la infección y soy un peligro".

Imágenes |  Prince Patel

En Xataka | Las nuevas especies de insectos no se descubren en lugares exóticos: acabamos de hallar dos nuevas hormigas en Andalucía

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La noticia El "protocolo de autodestrucción" de las hormigas: las crías enfermas piden ser ejecutadas para salvar a la colonia fue publicada originalmente en Xataka por José A. Lizana .

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Una alianza microscópica para enfrentar la resistencia a los antibióticos

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En la carrera contra la resistencia a los antibóticos, los científicos están recurriendo a combinaciones innovadoras que hace unos años parecían ciencia ficción. En este contexto, un equipo de investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles ha logrado algo inédito: unir fagos (virus que infectan bacterias) con nanopartículas de plata para crear un compuesto con una eficacia bactericida muy superior a la de cada componente por separado.

La idea parece sencilla, pero es el resultado de años de investigación en distintos frentes. Por un lado, los fagos llevan tiempo posicionándose como alternativa terapéutica frente a bacterias resistentes. Por otro, las nanopartículas de plata han demostrado propiedades antimicrobianas ampliamente documentadas. El verdadero salto se da al combinar ambos agentes en una estructura sinérgica, donde uno potencia al otro.

La ingeniería molecular detrás de la combinación

La responsable principal del estudio, la química de materiales Damayanti Bagchi, trabajó con el fago M13, que fue utilizado como una especie de «andamio» para formar las nanopartículas de plata. En lugar de recurrir a reactivos químicos tradicionales, el equipo logró sintetizar las partículas directamente sobre la estructura del virus. Así, el fago no solo sirve como portador, sino también como agente reductor y estabilizador.

Esta técnica tiene un impacto ecológico positivo. En vez de utilizar productos químicos contaminantes como el borohidruro de sodio o el citrato, la reducción y «capping» (revestimiento estabilizador) de los iones de plata se realiza de manera biocompatible. El resultado es una partícula de plata con características únicas: más pequeña, más estable y más eficaz.

Una sinergia que multiplica la eficacia

El hallazgo clave fue que el conjugado fago-plata era 30 veces más potente que las nanopartículas de plata comerciales. Pero lo más sorprendente para los investigadores fue que el efecto bactericida no se debe exclusivamente a la plata, como se había supuesto en un inicio. Cuando eliminaron el fago de la ecuación, la acción antimicrobiana se redujo drásticamente. Eso significa que es la estructura combinada la que genera el verdadero efecto terapéutico.

Esta propiedad especial se vuelve todavía más valiosa si se tiene en cuenta otro resultado prometedor: la combinación retrasa el desarrollo de resistencia bacteriana. Las bacterias tratadas con el conjugado tardaron más en adaptarse y generar resistencia, lo cual abre la puerta a terapias más sostenibles a largo plazo.

Toxicidad reducida y mayor seguridad

Uno de los problemas más comunes con las nanopartículas de plata es su toxicidad para células humanas. Sin embargo, en este estudio se logró una reducción significativa de la dosis necesaria para matar bacterias. Con cantidades 10 veces menores a las que resultarían tóxicas para células humanas, el conjugado fue eficaz en la eliminación de patógenos.

En otras palabras, el fago actúa como un caballo de Troya: lleva la plata justo donde se necesita, sin dispersarla innecesariamente. Esto no solo mejora la eficacia, sino que reduce la posibilidad de daño colateral en tejidos sanos.

Próximos pasos y retos pendientes

Aunque los resultados en laboratorio son prometedores, el equipo de investigación está ahora en la fase de pruebas con animales, evaluando la eficacia y seguridad del conjugado en modelos murinos. La bióloga molecular Timea Fernandez, que no participó en el estudio, valoró positivamente la rigurosidad del trabajo, en especial los experimentos de mutagénesis que identificaron los aminoácidos específicos del fago implicados en la síntesis de nanopartículas.

No obstante, Fernandez advirtió que aún queda mucho camino por recorrer antes de pensar en su aplicación clínica. Un punto crítico será verificar que estos conjugados no se acumulen en órganos internos ni alteren la microbiota intestinal, dos riesgos frecuentes en terapias con nanopartículas.

Biotecnología al servicio de la medicina post-antibióticos

Este avance se enmarca en una tendencia creciente que busca reemplazar o complementar los antibóticos tradicionales con soluciones más inteligentes. En un escenario donde las «superbacterias» se multiplican y las alternativas escasean, enfoques como el de Bagchi representan un soplo de aire fresco.

La combinación de fagos y nanopartículas no solo ilustra lo que la biotecnología puede lograr, sino que también recuerda la importancia de mirar más allá de lo convencional. Usar un virus como herramienta terapéutica puede parecer paradójico, pero es precisamente en esas contradicciones donde muchas veces nace la innovación más poderosa.


La noticia Una alianza microscópica para enfrentar la resistencia a los antibióticos fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.
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Llamar sin avisar ha pasado de ser lo más normal a ser de mala educación. Y en ese cambio hemos perdido algo

Llamar sin avisar ha pasado de ser lo más normal a ser de mala educación. Y en ese cambio hemos perdido algo

"Me parece de mala educación llamar al móvil sin avisar. Si no es una urgencia (y no son mis padres) no me llames, para algo tenemos WhatsApp."

Este tuit de @thaissotillo se viralizó hace unos días y generó respuestas de todos los colores, pero con la sensación de que es una cuestión generacional: en algún momento, para los nacidos especialmente a finales de los 90 en adelante, las llamadas telefónicas –el gesto más básico de un teléfono– se han convertido en una violación del protocolo social.

La cuestión generacional no explica gran cosa: lo interesante no es qué prefiere la chavalada, sino por qué una llamada no acordada ahora se siente como una intrusión.

Un mensaje de WhatsApp te regala tiempo. Lees, piensas, decides, escribes, borras, reescribes. Decides si te conviene sonar más cálido o más borde. Diez segundos extra para construir una mejor versión de ti.

Una llamada te arranca esa posibilidad. Te obliga a ser tú, sin edición, ahora. Por eso incomoda. "Es otra forma de evitar la confrontación directa", explica Alejandra de Pedro, psicóloga general sanitaria. "Una conversación incómoda siempre se hace menos incómoda cuando tengo el tiempo de procesar qué quiero decir y cómo".

Hemos construido toda una forma de vida sobre el derecho a editarnos antes de ser vistos. De Pedro cuenta que muchas personas pasan sus conversaciones importantes por el filtro de la IA: "Escríbeme esto, pero de forma más asertiva". Perdemos la habilidad para la comunicación directa mientras ganamos recursos para evitarla.

Pero hay algo más. La llamada no solo exige que seas tú mismo. Exige que lo seas ahora.

Vivimos en mundo asíncrono. Trabajamos con gente a cuatro husos horarios, las series las vemos cuando queremos, respondemos correos entre reuniones. Todo puede esperar a que yo esté listo.

La llamada destroza esa ilusión. Es una exigencia de sincronía. Es una forma de decirnos "hablamos ahora o no hablamos". Y eso, en una cultura donde aplazar es un derecho conquistado, se siente obsceno. Por eso los mensajes de voz han arrasado: trasladan la experiencia de la llamada a algo asíncrono, a tener tiempo para pensar las respuestas.

"Los jóvenes han entendido que estar accesibles no es lo mismo que estar disponibles", apunta De Pedro. "Practican más el poner límites. Pero también se puede pasar de rosca y estamos avanzando hacia una sociedad un poquito más individualista".

Las excepciones cuentan parte de la historia. Tus padres pueden llamarte sin avisar. No porque sean de otra generación, sino porque la familia aún opera bajo un código anterior: el de la disponibilidad automática. Puedes interrumpirme porque eres mi padre.

El resto del mundo perdió ese privilegio. Ahora hay que escribir primero, plantear el asunto, esperar confirmación. Solo entonces, quizá, llamar. La llamada directa se lee como prepotencia.

Hemos cambiado la semántica de lo que significa respetar al otro. Antes era "te doy mi atención cuando la pides". Ahora es "no me pidas atención sin permiso previo".

Decimos que ganamos eficiencia, que WhatsApp evita interrupciones innecesarias. Pero lo que realmente hemos hecho es levantar un muro alrededor de nuestra disponibilidad emocional.

"Tiene que ver con postergar todo lo incómodo", señala la psicóloga. "Mucha menor tolerancia a la frustración, a sensaciones incómodas. Si me parece incómodo contestarle a un amigo plasta, pues me cuesta más y lo postergo".

La llamada telefónica era el último vestigio de un contrato social antiguo: aceptábamos que otros podían necesitarnos en tiempo real, sin avisar, sin posibilidad de aplazar. Ese contrato se rompió.

Ahora todos vivimos tras un buzón perpetuo. Respondemos cuando nos conviene, no cuando nos necesitan. Nos sentimos más libres, más dueños de nuestro tiempo, más protegidos. Lo que no sentimos es lo que hemos perdido: la costumbre de tolerar la incomodidad de aparecer sin preparación, de improvisar cercanía, de aceptar que el otro tiene derecho a alterarnos el día.

El teléfono sigue en nuestro bolsillo. Pero ya no es para hablar. Es para decidir cuándo, cómo y con quién queremos parecer que hablamos.

En Xataka | La IA está transformando la relación que tenemos con nuestras propias ideas: ya no creamos, solo nos "editamos"

Imagen destacada | Xataka



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La noticia Llamar sin avisar ha pasado de ser lo más normal a ser de mala educación. Y en ese cambio hemos perdido algo fue publicada originalmente en Xataka por Javier Lacort .

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Quantum Sensors: Cuando lo invisible se hace visible gracias al Mundo Cuántico

La historia de la humanidad es la historia de la medición. Desde ”La Piedra del Sol” que usaban los vikingos para orientarse en la inmensidad del Atlántico hasta el GPS de tu móvil y llegando al Reloj Atómico Óptico del MIT con Optimización Cuántica para medir el Tiempo del Futuronuestra civilización avanza gracias a la capacidad que tenemos para cuantificar la realidad. Pero en pleno siglo XXI, nos hemos topado con un muro: el ruido.

Figura 1: "Quantum Sensors" -> Cuando lo invisible
se hace visible gracias al Mundo Cuántico

Imagina que intentas escuchar el aleteo de una mariposa en medio de un estadio de fútbol lleno de gente gritando. Es imposible, ¿verdad? Ese es el problema de los sensores clásicos actuales. Están hechos de ”materia normal” (millones de átomos vibrando por el calor), y ese barullo interno ahoga las señales más sutiles que necesitamos detectar, como el inicio de una enfermedad o un túnel oculto bajo el suelo. 

Figura 2: La capacidad de los sensores cuánticos para detectar
señales imperceptibles a pesar de la presencia de ruido

La solución no es mejorar lo que ya tenemos, sino cambiar las reglas del juego. Bienvenidos a la era de los Sensores Cuánticos.

Los Tres Pilares Físicos de la Sensorización Cuántica

Los sensores cuánticos deben su nombre y su capacidad extraordinaria a las leyes de la mecánica cuántica. Pero, ¿cómo funcionan exactamente? Para entenderlo, podemos dejar a un lado las ecuaciones complejas y recurrir a nuestra imaginación. Todo su potencial se sostiene sobre tres fenómenos cuánticos fundamentales:

1. Superposición: Un sensor clásico es como un gorrión dormido en una rama: está quieto, estable y hace falta un empujón fuerte para moverlo. En cambio, un sensor cuántico pone los átomos en superposición, como si ese gorrión se encontrará en pleno vuelo en un punto fijo. En ese estado de equilibrio delicado, hasta la brisa más suave (una señal minúscula) alterará su vuelo. Esta es la razón por la que los sensores cuánticos son extremadamente sensibles.

2. Entrelazamiento: ¿Cómo distinguir la señal útil del ruido de fondo? Aquí entra el entrelazamiento. Piensa en una telaraña perfecta. Si una gota de rocío cae en un extremo, toda la red vibra al unísono, transmitiendo la información con claridad. Los sensores cuánticos entrelazan miles de átomos para que actúen como un solo sistema gigante y coordinado. Cuando llega una señal, todos reaccionan de forma correlacionada, amplificándola, mientras que el ruido aleatorio de cada átomo individual se cancela. Es la diferencia entre el griterío de una multitud y la armonía de un coro.

3. Interferometría: Para medir cosas como la gravedad, los sensores usan un truco fascinante: dividen un átomo en dos caminos simultáneos (como un senderista que se clona para ir por el valle y por la montaña al mismo tiempo).
  • El ”senderista” de abajo siente más gravedad. 
  • El ”senderista” de arriba siente menos.
Cuando se vuelven a juntar, las diferencias en su viaje nos revelan con precisión atómica qué ha pasado en el camino. Así podemos detectar, por ejemplo, si hay un túnel vacío bajo nuestros pies simplemente midiendo que falta masa.

Aplicaciones de los sensores cuánticos

Es fácil pensar que los sensores cuánticos, al igual que los ordenadores cuánticos, son una tecnología lejana y en desarrollo. Sin embargo, llevan décadas entre nosotros, demostrando su utilidad en aplicaciones cotidianas. 

Un ejemplo pionero es la Resonancia Magnética (MRI), que desde la década de 1970 aprovecha una propiedad cuántica fundamental, el spin de las partículas de nuestro cuerpo, para generar imágenes médicas detalladas. Otro caso, mucho más común de lo que pensamos, son los relojes atómicos, tecnología de la que ya hemoshablado aquí y que es esencial para el GPS y las telecomunicaciones.


Un desarrollo prometedor, basado en principios similares al MRI, son los magnetómetroscuánticos de diamante. La técnica consiste en crear un pequeño defecto en la estructura del diamante (reemplazando dos átomos de carbono por uno de nitrógeno y dejando un ”hueco” o vacante). Este defecto actúa como un sensor magnético increíblemente sensible, capaz de detectar cambios ínfimos en campos magnéticos, incluso en presencia del poderoso campo magnético terrestre.


Esta extraordinaria sensibilidad podría dar lugar a sistemas de navegación de altísima precisión para automóviles, aviones o submarinos, que se orientarían ”leyendo” las variaciones naturales del campo magnético terrestre. En medicina, permitiría el desarrollo de instrumentos de diagnóstico temprano, capaces de detectar bio-marcadores magnéticos de enfermedades con una sensibilidad sin precedentes.


Sin embargo, esto es solo la punta del iceberg, pues la investigación con sensores cuánticos ya está abriendo puertas en disciplinas radicalmente distintas. Actualmente, se persiguen avances decisivos que van desde la gravimetría utilizando átomos ultrafríos, hasta la medicina con los primeros escáneres cerebrales cuánticos [7], pasando incluso por la astronomía mediante la detección de ondas gravitacionales.


En definitiva, la revolución de los sensores cuánticos no trata solo de medir con más precisión, sino de escuchar aquello que hasta ahora permanecía oculto tras el muro del ruido. Estamos a las puertas de una nueva era donde lo invisible se vuelve tangible. ¿Te imaginas qué secretos revelará nuestro cerebro o qué misterios subterráneos descubriremos cuando por fin logremos aislar ese ”aleteo de mariposa”?

La tecnología ya está aquí, la verdadera pregunta es: ¿estamos preparados para ver el mundo con una nitidez que desafía nuestra propia imaginación?

La tecnología cuántica hoy en día

Los ordenadores cuánticos están en boca de todos, y para quienes aún no lo sepan, estas máquinas utilizan principios de la Mecánica Cuántica para resolver ciertos problemas de forma mucho más rápida y eficiente que los ordenadores convencionales. Y de ellos se ha hablado por este blog en algunos artículos que tienes aquí.
Como siempre explicamos, no se trata de un reemplazo de tecnología, sino de una herramienta complementaria, especialmente útil para tareas muy específicas. Un ejemplo es el famoso algoritmo de Shor, que amenaza los sistemas criptográficos actuales, y que ha obligado a trabajar en los Algoritmos de Criptografía Post-Cuántica de los que hablamos en nuestro libro de Quantum Security.


Un foro de Tecnología Quantum & Seguridad

Si quieres, puedes participar, comentar y aprender más sobre estos temas en el Foro de Quantum Security al que puedes conectarte con tu cuenta de MyPublicInbox. Primero inicia sesión con tu cuenta de MyPublicInbox, y luego visita este enlace para poder entrar en el foro.


Los ordenadores cuánticos están en camino, y con ellos, algoritmos y sensores cuánticos que prometen revolucionar nuestra forma de procesar la información y ver el mundo. La pregunta es: ¿estás preparado para esta revolución?

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☞ El artículo completo original de noreply@blogger.com (Chema Alonso) lo puedes ver aquí