30 de mayo de 2025

El secreto del concreto romano: cómo una fórmula milenaria podría cambiar el futuro de la construcción

Componentes clave: más que ceniza volcánica

Durante años, se creía que la durabilidad del concreto romano se debía únicamente al uso de ceniza volcánica, conocida como puzolana, proveniente de la región de Pozzuoli, en Italia. Esta ceniza reaccionaba químicamente con la cal y el agua, formando compuestos que aportaban resistencia. Sin embargo, el nuevo estudio ha identificado otro ingrediente esencial: los clastos de cal viva.

Estos clastos son pequeños trozos de cal que no fueron completamente disueltos durante la mezcla. A primera vista, parecería un error de fabricación. Pero, en realidad, actúan como cápsulas de auto-reparación. Cuando el concreto se agrieta y el agua se filtra, estos clastos reaccionan, formando nuevos cristales de calcita que rellenan las grietas. Así, el concreto romano posee una capacidad de autoreparación que lo hace casi inmortal.

Técnica ancestral: la mezcla en caliente

El estudio también destaca una diferencia importante en el proceso de producción. Mientras que el concreto moderno se fabrica moliendo todos los ingredientes hasta obtener un polvo fino, los romanos utilizaban un método llamado mezcla en caliente. Combinaban cal viva, puzolana, agua y otros agregados, y luego calentaban la mezcla. Esto favorecía la formación de los clastos y mejoraba la adherencia entre los materiales.

Este método no solo generaba un concreto más fuerte, sino que también permitía un fraguado más rápido, una ventaja significativa para las grandes obras de infraestructura de la época.

Por qué el concreto moderno no puede competir

El cemento Portland, base de la construcción moderna, se produce a altas temperaturas en hornos que eliminan cualquier impureza, incluidos los clastos. Esto da como resultado un material muy uniforme, pero carente de las propiedades de autoreparación del concreto romano.

Además, la fabricación del cemento Portland es una fuente importante de emisiones de CO₂, lo que representa un desafío ambiental. Recuperar prácticas como la mezcla en caliente y el uso de materiales naturales podría ser una alternativa más sostenible.

Aplicaciones futuras: pasado y presente se encuentran

La posibilidad de incorporar clastos de cal y técnicas antiguas en la construcción moderna abre un mundo de oportunidades. Edificios que se reparan solos, infraestructuras más duraderas y reducción de costos en mantenimiento podrían ser algunas de las ventajas. También se plantea un escenario en el que los materiales de construcción se diseñen con una vida útil de siglos, no solo de décadas.

Imaginar una carretera que, tras una tormenta o un terremoto menor, se regenera sin necesidad de intervención humana, deja claro el potencial de esta tecnología.

Un legado útil para el presente

La ingeniería romana, lejos de ser una curiosidad histórica, ofrece claves valiosas para enfrentar los retos actuales en construcción y sostenibilidad. Este estudio del MIT no solo resuelve un misterio arqueológico, sino que también revaloriza la inteligencia de una civilización que sabía combinar ciencia, observación y experiencia práctica.

En tiempos donde se busca eficiencia energética y durabilidad, mirar al pasado podría ofrecernos herramientas inesperadas para construir un futuro más resistente y responsable.




☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

No hay comentarios.:

Publicar un comentario