18 de julio de 2025

Los videojuegos cooperativos: una herramienta para cultivar la empatía según la psicología

Lejos de fomentar el aislamiento o la agresividad, como a veces se ha creído, ciertos títulos invitan a formar equipo, resolver conflictos juntos y compartir experiencias que pueden dejar huella emocional. La psicología ha empezado a estudiar este fenómeno con resultados alentadores.

Qué son los videojuegos cooperativos y por qué importan

Un videojuego cooperativo requiere que dos o más jugadores trabajen de forma conjunta para cumplir una misión. Esto puede ocurrir en el mismo espacio físico (juegos de consola compartida) o en línea. Algunos ejemplos populares son It Takes Two, Portal 2 o Overcooked!.

A diferencia de los juegos competitivos, donde se premia vencer al otro, aquí la clave está en la colaboración, la comunicación y la capacidad de adaptarse al ritmo y necesidades del compañero. Es como armar un mueble entre dos: hace falta paciencia, escucha activa y mucha cooperación.

Mecanismos psicológicos que explican el aumento de la empatía

Estudios como el de Greitemeyer (2013) han encontrado que jugar en modo cooperativo aumenta la preocupación empática, incluso si el contenido del juego es violento. Esto se relaciona con un principio conocido como reciprocidad generalizada limitada, que sugiere que tendemos a ayudar a quienes nos ayudan, fortaleciendo los lazos y la comprensión mutua.

También influyen las narrativas inmersivas. Juegos como This War of Mine o Old Man’s Journey utilizan historias profundas que nos ponen en los zapatos de otros personajes, generando una conexión emocional. Como leer una novela o ver una película impactante, pero con el extra de que las decisiones dependen de nosotros.

Resultados observados en diferentes edades

En la infancia

Un estudio publicado en Cognitive Development (2023) observó que niños de entre 4 y 6 años que jugaron a videojuegos prosociales mostraron mayor tendencia a compartir y ayudar, conductas vinculadas directamente a la empatía. El efecto fue más notable en niñas y en los mayores del grupo.

En la adolescencia

Durante la adolescencia, cuando la identidad social está en plena construcción, los juegos cooperativos pueden actuar como modelos de interacción positiva. Una investigación de Computers in Human Behavior (2019) indicó que jugar en equipo no solo fomentaba la empatía, sino que también mejoraba la calidad de las amistades. En contraste, los juegos competitivos tendieron a deteriorarla.

En jóvenes y adultos

No todos los estudios coinciden. Una investigación longitudinal con jóvenes de entre 8 y 17 años en Singapur, publicada en PubMed (2021), no encontró un efecto claro del contenido prosocial en la empatía. Esto sugiere que el impacto depende de factores como la edad, la frecuencia de juego o incluso la calidad narrativa del título.

No es magia: el diseño importa

El simple hecho de jugar un videojuego cooperativo no garantiza un aumento de la empatía. El diseño del juego es crucial. Aquellos que incluyen misiones donde hay que escuchar, decidir juntos, asumir roles distintos y afrontar dilemas morales tienden a ser más efectivos.

Por ejemplo, It Takes Two exige una comunicación constante entre dos jugadores que manejan personajes separados con habilidades complementarias. Esto obliga a confiar en el otro, entender su perspectiva y ajustar nuestro comportamiento.

Críticas y límites

Aunque la evidencia es prometedora, también hay críticas. No todos los juegos cooperativos logran su objetivo, y algunos pueden incluso generar frustración o conflicto si no están bien diseñados o si los jugadores no tienen habilidades de comunicación desarrolladas.

También hay que tener en cuenta que la empatía es una capacidad compleja, influida por la educación, el entorno familiar, la cultura y muchos otros factores. Los videojuegos pueden apoyar su desarrollo, pero no sustituir otras formas de aprendizaje emocional.

¿Cómo aprovechar este potencial en casa o en el aula?

Para padres, educadores y psicólogos, los videojuegos cooperativos pueden ser herramientas valiosas si se eligen y utilizan con intención. Algunas recomendaciones:

  • Elegir juegos con contenido prosocial y misiones colaborativas.
  • Acompañar el juego con preguntas como: “¿Cómo crees que se siente tu personaje?” o “¿Por qué tu compañero actuó así?”
  • Jugar en familia o en clase, para generar conversación y reflexión.
  • Evitar usar videojuegos como premio o castigo, sino como espacios de exploración emocional.

Un camino por explorar

A medida que la industria del videojuego madura, también lo hace su capacidad de influir positivamente en el desarrollo humano. Diseñadores, educadores y científicos tienen ahora la tarea de explorar cómo convertir estos entornos virtuales en verdaderas escuelas de empatía.

Y quizá, entre risas, retos y pantallas compartidas, estemos aprendiendo algo más profundo: a conectar con los demás.




☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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