16 de julio de 2025

Trabajar en Marte: cómo podría organizarse una jornada laboral en el planeta rojo

Marte tiene su propio ritmo, literalmente. Su día, conocido como «sol», es más largo que el terrestre, y aún no existe un sistema estandarizado de husos horarios. Entender cómo podría estructurarse una jornada laboral en ese contexto es un ejercicio que mezcla ciencia, organización y sentido común.

Duración del día en Marte: más que un simple desfase

En la Tierra, un día tiene 24 horas, pero en Marte un sol dura 24 horas, 39 minutos y 35 segundos. Esa pequeña diferencia parece insignificante, pero se acumula. Si viviéramos siguiendo el tiempo terrestre, pronto nuestras actividades en Marte quedarían completamente desfasadas respecto al ciclo de luz solar del planeta.

Por eso, tanto las misiones actuales (como el rover Perseverance) como los hipotéticos colonos del futuro deben seguir el tiempo solar local marciano, que se basa en la posición del Sol en el cielo, tal como hacíamos en la Tierra antes de que existieran los husos horarios.

¿Y los husos horarios en Marte?

Aunque hoy Marte no tiene husos horarios oficiales, es razonable pensar que una vez haya varias colonias en diferentes lugares del planeta, se establezca un sistema similar al de la Tierra.

En nuestro planeta, dividimos la superficie en 24 zonas horarias, cada una separada por 15° de longitud, y cada zona marca una diferencia de una hora. En Marte, podría aplicarse el mismo criterio, con una particularidad: una «hora marciana» dura 61.5 minutos terrestres, ya que el día marciano es un poco más largo.

Eso significa que una colonia ubicada a 15° de otra tendría una diferencia de 1 hora marciana. Por ejemplo, si en la colonia A es mediodía, en la colonia B, a 15° de distancia, sería la 1 de la tarde marciana. Este sistema facilitaría la organización y la coordinación entre ubicaciones.

La estructura de la jornada laboral marciana

Con estas diferencias horarias y un día más largo, ¿cómo se adaptaría la rutina de trabajo?

  • Turnos de trabajo de 8 horas seguirían siendo viables, pero no corresponderían exactamente a 8 horas terrestres. Serían 8 «horas marcianas», es decir, más cerca de 8 horas y 12 minutos terrestres.
  • Las actividades se alinearían con el ciclo solar local, aprovechando al máximo la luz natural. Esto sería especialmente importante para tareas al aire libre o que dependan de energía solar.
  • En regiones con grandes variaciones estacionales de luz (como en las latitudes más altas), los horarios podrían ajustarse según la época del año, como ya sucede en algunas zonas de la Tierra.

Coordinación entre colonias y con la Tierra

Si ya en nuestro planeta la coordinación entre países con diferentes husos horarios puede ser un reto, en Marte esta complejidad se multiplica.

Por un lado, las colonias tendrán que convertir entre sus tiempos locales, especialmente para eventos conjuntos o sistemas compartidos como telecomunicaciones o mantenimiento de infraestructura.

Por otro lado, la comunicación con la Tierra tendrá que lidiar con:

  • Diferencias de tiempo entre el tiempo terrestre (UTC) y el tiempo local marciano.
  • El desfase progresivo: si se usan horarios fijos en la Tierra, estos se irán moviendo respecto al ciclo marciano por esos 39 minutos extra.
  • La distancia: la señal entre Marte y la Tierra puede tardar entre 5 y 20 minutos en llegar, según la posición orbital.

Herramientas como el «Mars Clock» de James Tauber ya permiten convertir entre tiempos terrestres y marcianos, algo que sin duda será esencial para evitar malentendidos.

Adaptación fisiológica: vivir con otro ritmo

No todo es logística. Nuestro cuerpo está adaptado al ciclo de 24 horas de la Tierra, por lo que vivir con un ciclo de 24.6 horas podría generar un «jet lag» permanente.

Sin embargo, los estudios realizados con equipos que han trabajado en tiempo marciano desde la Tierra muestran que es posible adaptarse. Eso sí, requiere un proceso gradual y podría afectar inicialmente el sueño, la concentración y el estado de ánimo.

En ese sentido, podrían utilizarse luces artificiales reguladas para simular los cambios de luz y ayudar a regular el reloj biológico de los colonos, como se hace hoy en submarinos o bases en la Antártida.

Un ejemplo cotidiano: coordinación entre dos colonias

Imaginemos dos colonias en Marte: una en el cráter Jezero (0° de longitud) y otra al otro lado del planeta (180° de longitud). La diferencia entre ellas sería de 12 horas marcianas, es decir, casi 12 horas y 20 minutos terrestres.

Si en Jezero es lunes a las 8:00 AM, en la colonia opuesta serán las 8:00 PM marcianas. Coordinar una videollamada o un evento conjunto requerirá pensar como en una reunión entre Tokio y Buenos Aires, pero con más minutos de diferencia y mayor complejidad al convertir horarios.

Una vida con reloj marciano

Pensar en una jornada laboral en Marte implica repensar el tiempo mismo. Desde redefinir qué significa una hora hasta adaptar nuestros cuerpos a un ciclo distinto, cada aspecto requiere creatividad y precisión.

Aunque todo esto es hipotético, muchas de estas ideas ya se han puesto a prueba en misiones terrestres. Y si algo hemos aprendido de la exploración espacial, es que la adaptabilidad humana no tiene fronteras, ni siquiera interplanetarias.




☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

No hay comentarios.:

Publicar un comentario