La idea es sencilla: dormir más horas de lo habitual antes de un viaje para acumular una «reserva» de descanso que amortigüe el impacto de dormir poco o dormir mal durante el trayecto y los primeros días en destino.
Qué dice la ciencia sobre el banco de sueño
Aunque el jet lag se debe sobre todo a la alteración de los ciclos de luz y oscuridad (y no a la cantidad de sueño en sí), varios estudios apuntan a que un descanso extra previo puede reducir sus síntomas más molestos.
- Investigación de 2009: demostró que dormir más antes de una fase de restricción de sueño reduce los efectos negativos en el rendimiento físico y mental. El sueño adicional actuó como un «colchón» contra la somnolencia y la pérdida de atención.
- Estudio de 2016: concluyó que extender el sueño mejora la función neuromuscular y el rendimiento general, lo que podría ser clave para quienes necesitan estar en plenas facultades nada más aterrizar.
- Consenso de expertos de 2021: en el contexto deportivo, se recomendó explícitamente la acumulación de sueño antes de viajar para atenuar la fatiga y facilitar la recuperación.
Organizaciones como Mayo Clinic aconsejan llegar al viaje bien descansado y evitar comenzar con deuda de sueño. La Sleep Foundation también sugiere priorizar noches de sueño ininterrumpido previas al vuelo, y aunque no siempre use el término «banco de sueño», la idea subyacente es la misma.
Cómo «ahorrar» sueño antes de viajar
Aplicar esta estrategia no requiere cambios drásticos, pero sí cierta planificación:
1. Empezar con antelación
En la semana previa, aumenta tu tiempo de sueño en 1 a 2 horas diarias. Puedes lograrlo acostándote antes o incorporando siestas cortas de 20-30 minutos. Evita siestas largas para no interferir con el descanso nocturno.
2. Ajustar progresivamente el horario
Si vuelas hacia el este (más desafiante para el cuerpo), adelanta tu hora de dormir gradualmente; si viajas hacia el oeste, retrásala. Este ajuste prepara al reloj interno para el cambio.
3. Combinar con otras técnicas
El banco de sueño es más efectivo si se combina con estrategias probadas:
- Exposición a luz natural en el horario del destino.
- Melatonina en dosis bajas (0,5-3 mg) para sincronizar el sueño.
- Evitar cafeína y alcohol durante el viaje.
- Comer según el horario local desde el primer día.
4. Adaptar la estrategia según la persona
La edad, el sentido del viaje y la duración del trayecto influyen en los resultados. Si viajas con frecuencia, un especialista en sueño puede personalizar el plan.
Lo que no hace el banco de sueño
Es importante tener claro que dormir de más antes de viajar no reajusta el reloj biológico. Esa desincronización solo se corrige adaptándose a los nuevos ciclos de luz y oscuridad. El sueño «extra» actúa más bien como una reserva de energía, reduciendo el cansancio y el bajo rendimiento durante los primeros días.
Una ayuda, no una cura
El banco de sueño puede compararse con llevar una botella de agua extra en una caminata: no acorta el camino, pero te ayuda a llegar en mejores condiciones. La evidencia sugiere que quienes aplican esta estrategia sufren menos fatiga y se adaptan más rápido. La clave está en combinarlo con la exposición a luz, la melatonina y la regulación de horarios para un ajuste circadiano completo.
☞ El artículo completo original de Juan Diego Polo lo puedes ver aquí
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