Una buena idea, al principio.
Causas y naturalezas. Los tsunamis son fenómenos de gran poder destructivo que, en la mayoría de los casos, se originan tras un terremoto submarino, cuando un movimiento brusco de placas tectónicas desplaza enormes volúmenes de agua y genera olas que se propagan en todas direcciones como ondas en un estanque.
Aunque no todos los sismos costeros producen tsunamis, los que logran generarse pueden tener consecuencias devastadoras en las zonas cercanas y, en ocasiones, viajar miles de kilómetros a la velocidad de un avión comercial, causando estragos en lugares lejanos al epicentro, como está ocurriendo tras el terremoto en Rusia.
Que viene. En mar abierto pueden pasar inadvertidos para un barco, pero al acercarse a la costa, las olas aumentan su altura y adquieren un potencial destructivo. Además de los terremotos, pueden desencadenarse tsunamis por deslizamientos de tierra, erupciones volcánicas o, de forma más rara, por alteraciones meteorológicas que modifican la presión atmosférica, dando lugar a los llamados meteotsunamis, como el que en 1954 sorprendió mortalmente a bañistas en el lago Michigan.
Previsión y detección temprana. Aunque los terremotos no pueden predecirse, el seguimiento inmediato tras su ocurrencia permite evaluar si existe riesgo de tsunami. Para ello se emplea una red global de sensores submarinos que detectan mínimas variaciones de presión, junto con modelos informáticos capaces de proyectar la posible ruta y fuerza de las olas.
Preparación y medidas preventivas. Los organismos internacionales insisten en la importancia de la preparación ciudadana. Lo principal: se recomienda conocer los planes de evacuación comunitarios y practicar las rutas previstas, así como identificar las zonas de inundación por tsunamis en cada localidad.
También se aconseja disponer de múltiples vías para recibir alertas de emergencia, ya sea a través de radios NOAA, aplicaciones oficiales o sistemas de aviso locales. En palabras de especialistas, cada persona debe “conocer su amenaza”, es decir, estar consciente de si su lugar de residencia está dentro de un área de riesgo.
Cómo actuar ante una alerta inminente. Así llegamos a la situación actual. Si ocurre un terremoto, lo primero es protegerse de la sacudida: agacharse, cubrirse bajo una mesa u objeto sólido y mantenerse en posición hasta que cese el movimiento. Acto seguido, si existe riesgo de tsunami, se debe obedecer de inmediato las instrucciones de las autoridades y desplazarse lo más rápido posible hacia zonas elevadas y alejadas del mar.
Sin embargo, las mismas agencias reconocen que cuando el tiempo es extremadamente limitado o no hay rutas seguras disponibles, buscar altura en estructuras sólidas puede ser la única alternativa viable.
El caso nipón. Obvio, en el caso de Japón, país con una larga historia de tsunamis y un alto grado de preparación, muchas ciudades costeras han construido lo que denominan “estructuras de evacuación vertical”: edificios de hormigón armado o torres específicamente diseñadas para resistir el impacto de olas de gran magnitud.
De hecho, la JMA y los gobiernos locales instruyen a la población a que, si no es posible evacuar tierra adentro a tiempo, subir a las azoteas de estas estructuras reforzadas es una estrategia aceptada. Tras el devastador tsunami de 2011, que arrasó gran parte de la región de Tōhoku, se intensificó la construcción de estos refugios verticales y la señalización que indica qué edificios cumplen con los estándares para soportar olas de hasta varios metros de altura.
El “pero”. El problema radica en que no todas las azoteas son seguras. Por ejemplo, subirse a un edificio de poca altura, mal construido o cercano a la costa puede ser incluso más peligroso: el agua puede sobrepasar la estructura, debilitar sus cimientos o arrastrarla.
Estudios del National Tsunami Hazard Mitigation Program en Estados Unidos y de la UNESCO (en sus directrices) señalan que solo las edificaciones diseñadas o evaluadas para este propósito deben considerarse refugios. En áreas donde no existen estas construcciones certificadas, la opción más segura sigue siendo la misma: moverse horizontalmente hacia terreno elevado.
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La noticia Cuando un terremoto azotó Kamchatka, decenas de miles de personas en Japón hicieron lo mismo: subirse a los tejados fue publicada originalmente en Xataka por Miguel Jorge .
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