Aunque, claro, eso nos deja una pregunta clara: ¿cuándo nos vamos a dormir? Es decir, si queremos establecer un horario claro e inflexible, necesitamos saber no cuántas horas tenemos que dormir, sino cuál es la mejor hora para ello.
Y sí, esto es difícilmente generalizable. Sobre todo, porque las horas de sueño chocan directamente con cosas como nuestro trabajo, nuestra vida familiar o nuestros hábitos de ocio. No obstante, tenemos algunas ideas que puede ayudarnos.
Vayamos a los datos. El mejor estudio del que disponemos se realizó en 2021. En él, la Sociedad Europea de Cardiología utilizó los registros de UK Biobank, uno de los repositorios de información médica y de estilo de vida más importantes del mundo (con más de 500.000 voluntarios de entre 37 y 73 años).
Seleccionaron a 88.926 adultos (con una edad media de 61 años) que habían llevado durante al menos siete días algún tipo de dispositivo de muñeca capaces de registrar la actividad física de la persona. Tras analizar un periodo de 5,7 años, descubrieron que irse a dormir entre las 22:00 y las 23:00 de la noche se asocia con un menor riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca (y a otros problemas relacionados).
En comparación, irse a dormir entre las 23:00 y la medianoche conlleva un 12% más de riesgo de tener este tipo de enfermedades. Riesgo que sube hasta el 25% para quienes se acuestan después de las doce de la noche y se sitúa en un 24% para los que se acuesten antes de las 22:00.
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La noticia Acostarnos tarde es un pésimo negocio para la salud: la ciencia del sueño tiene claro la hora idónea para irse a dormir fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .
☞ El artículo completo original de Javier Jiménez lo puedes ver aquí
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