19 de septiembre de 2025

Un chip fotónico promete transformar la eficiencia energética de la inteligencia artificial

Un enfoque radical: cálculos con luz

Un equipo de investigadores de la Universidad de Florida ha logrado un hito al crear un chip que realiza operaciones de IA utilizando luz en lugar de electricidad. Esto no solo reduce de forma drástica el consumo de energía, sino que también acelera el procesamiento. El descubrimiento fue publicado en la revista Advanced Photonics.

La clave del avance radica en una ingeniosa combinación de componentes ópticos miniaturizados integrados en un chip de silicio, diseñados para ejecutar cálculos matemáticos esenciales en tareas de aprendizaje automático. Específicamente, el chip realiza transformaciones tipo Fourier mediante lentes Fresnel microscópicas, capaces de manejar datos codificados en luz láser. Este enfoque logra una eficiencia que supera en hasta 100 veces a los chips electrónicos convencionales.

Lentes del tamaño de un cabello humano

El funcionamiento del chip es tan sorprendente como elegante. Para entenderlo, basta imaginar un escenario cotidiano: cuando la luz atraviesa una lupa, cambia su trayectoria. En este chip, algo similar ocurre, pero a una escala diminuta. Se utilizan lentes Fresnel ultrafinas, inspiradas en las utilizadas en los antiguos faros marinos, pero miles de veces más pequeñas, hasta el punto de ser más delgadas que un cabello humano.

Estas lentes han sido grabadas directamente sobre el chip de silicio utilizando tecnologías ya comunes en la fabricación de semiconductores. Cuando un flujo de datos se convierte en luz y pasa a través de estas lentes, se realiza una operación matemática sobre la información. Luego, el resultado se traduce de nuevo a señales digitales que pueden ser interpretadas por el sistema de IA. Todo esto ocurre sin necesidad de mover millones de electrónes a través de transistores, lo cual es el origen principal del gasto energético en los chips tradicionales.

Precisión y velocidad sin compromisos

Una de las dudas habituales ante cualquier tecnología alternativa es si puede igualar el rendimiento de los sistemas actuales. En pruebas realizadas con el prototipo, el chip logró clasificar dígitos escritos a mano con un 98% de precisión, un resultado comparable al de soluciones basadas en electrónica. Este dato es significativo, porque demuestra que la eficiencia energética no se consigue a costa de reducir la calidad del reconocimiento.

Además, el sistema aprovecha una propiedad fundamental de la luz: su capacidad de transportar múltiples flujos de información simultáneamente utilizando diferentes longitudes de onda. A este método se le conoce como multiplexación por longitud de onda. Es como si un solo carril de autopista pudiera llevar coches rojos, azules y verdes al mismo tiempo, cada uno en su propio carril invisible. Esta característica le permite al chip procesar varias tareas en paralelo, abriendo la puerta a un rendimiento aún mayor.

Un futuro compatible con la industria

Según Volker J. Sorger, líder del estudio y profesor en la Universidad de Florida, este chip no solo es innovador por su eficiencia, sino también por su viabilidad industrial. A diferencia de muchas tecnologías emergentes que requieren materiales exóticos o procesos de fabricación complejos, esta solución se basa en el silicio y en técnicas ya utilizadas por la industria de los semiconductores. Esto significa que podría escalarse y adaptarse a procesos productivos existentes sin necesidad de rediseñarlos desde cero.

De hecho, empresas como NVIDIA ya integran componentes ópticos en algunas de sus soluciones de IA, lo que podría facilitar la adopción de esta tecnología en el corto plazo. La colaboración del equipo con instituciones como el Florida Semiconductor Institute, UCLA y George Washington University subraya el potencial de esta línea de investigación para consolidarse como una opción real dentro del panorama comercial.

Más allá de los centros de datos

Aunque hoy en día los centros de datos son los principales beneficiarios de innovaciones en eficiencia, los chips fotónicos podrían tener impactos directos en dispositivos cotidianos. Imaginemos un teléfono móvil capaz de ejecutar modelos complejos de IA sin agotar la batería, o gafas de realidad aumentada con capacidades de reconocimiento en tiempo real sin sobrecalentarse. Este tipo de aplicaciones serían más factibles con un chip que requiere una fracción de la energía usada actualmente.

La idea de que los datos puedan ser procesados a la velocidad de la luz, literalmente, abre un abanico de posibilidades que trascienden el ahorro eléctrico. También podría ser una herramienta clave para reducir la huella de carbono digital, un aspecto que cada vez preocupa más a nivel global.




☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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