La tarde del 8 de septiembre de 2025, en la frecuencia de onda corta 4625 kHz, ocurrió algo que dejó boquiabiertos a los radioescuchas. El habitual zumbido monótono que se emite allí sin cesar se interrumpió de repente, dando paso a una voz humana en medio de la estática. Con tono plano y pausado, esa voz recitó una secuencia extraña: “Nikolai, Zhenya, Tatyana, Ivan… Olga, Elena, Leonid”, enumerando nombres propios en ruso. A continuación dictó números: “38… 965… 78… 58… 88… 37”. Y como si no fuera lo bastante intrigante, añadió un par de frases sueltas en inglés: “soft sign”, “five signs”, “reception”. Segundos después, la voz calló y el zumbido retornó, imperturbable, como si nada hubiera pasado.
The Buzzer (UVB-76) September 5th Voice Message
A medida que The Buzzer fue hablando más, también fue revelando un poco más sobre su posible función. Un momento clave ocurrió el 24 de enero de 2013, cuando la voz transmitió algo inusual: “OBYaVLENIYA KOMANDA 135”, que en ruso significa “Orden 135 emitida”. Diversos medios, entre ellos la BBC, reportaron que se trataba de una orden de prueba militar, el tipo de mensaje que se enviaría a las fuerzas armadas si el país sufriese una catástrofe o estuviese bajo invasión. En otras palabras, fue un simulacro de comando de emergencia salido al aire. Este hecho reforzó la teoría principal de los analistas: UVB-76 formaría parte de un sistema de comunicaciones de mando militar, una vía para distribuir rápidamente órdenes o alertas a múltiples unidades en caso de crisis.
Después de tantos años, la pregunta del millón sigue sin respuesta oficial: ¿para qué sirve realmente UVB-76? Las teorías abundan – unas sensatas, otras dignas de conspiración cinematográfica – y merece la pena repasarlas, clasificadas de más plausible a más descabellada.
Ahora bien, dentro de esa línea militar hay un subtema mucho más siniestro que se ha propuesto: su relación con la temida doctrina de “destrucción mutua asegurada”. En concreto, se ha especulado que UVB-76 podría integrarse en el legendario sistema ruso conocido como “Dead Hand” o “Perímetr”, diseñado en tiempos de la Guerra Fría como un mecanismo de represalia nuclear automática. Según esta teoría, la señal constante del Buzzer serviría como una especie de latido que confirmaría el estado operativo del sistema. Si la señal desapareciera de manera abrupta, el sistema interpretaría que Rusia ha sufrido un ataque devastador y lanzaría automáticamente un contraataque nuclear. Sin embargo, esto no parece muy probable.
Otras teorías apuntan a que UVB-76 podría ser una estación de números destinada a agentes en el extranjero, o incluso una herramienta de guerra psicológica diseñada para sembrar incertidumbre en las potencias extranjeras. También hay especulaciones menos verosímiles que la describen como una instalación científica para monitoreo atmosférico o como un sistema de balizas para calibrar equipos militares.
Lo cierto es que, tras más de cuatro décadas de transmisión ininterrumpida, el Buzzer sigue siendo una de las piezas más enigmáticas de la infraestructura de defensa rusa. Sus transmisiones ocasionales, como las de septiembre de 2025, demuestran que sigue cumpliendo un propósito que no necesita de publicidad ni explicaciones. Para los radioaficionados, es una leyenda viva que conecta los días de la Guerra Fría con la era digital. Para los gobiernos y analistas de inteligencia, es una señal de que, incluso en pleno siglo XXI, hay secretos que prefieren permanecer en la penumbra. Quizá ese sea su verdadero poder: recordarnos que en un mundo hiperconectado todavía existen misterios insondables que zumban sin descanso, invisibles para casi todos, salvo para quienes saben escuchar.
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