20 de octubre de 2025

La Casa Blanca irrumpe en Bluesky y genera una ola de bloqueos

Lo que podría parecer un intento de diversificación en la estrategia de comunicación digital por parte del gobierno, encabezado por la administración Trump, ha sido percibido por muchos como una provocación directa. Con un tono burlón y cargado de sarcasmo, los primeros mensajes incluyeron un video con momentos destacados del expresidente y memes, bajo la frase: “¿Qué tal, Bluesky? Pensamos que podrías haberte perdido algunos de nuestros mejores momentos”.

Un desembarco masivo y coordinado

La Casa Blanca no fue la única institución en llegar a Bluesky. La acompañaron varias agencias federales, como los Departamentos de Estado, Salud, Transporte, Comercio, Interior, Seguridad Nacional e incluso el Departamento de Guerra, que ya no existe oficialmente pero cuya cuenta fue creada también, posiblemente como parte de la campaña de choque. Cada una de estas entidades publicó mensajes criticando abiertamente a los demócratas por el cierre de gobierno en curso, lo que ha despertado cuestionamientos legales sobre una posible violación de la Ley Hatch, que prohíbe el uso de recursos gubernamentales para actividades partidistas.

Los mensajes compartidos mantenían un tono jovial y provocador, claramente diseñado para generar reacciones. La intención de provocar debate (o incluso rechazo) parece haber sido parte del plan, dado que Bluesky es conocido por su comunidad de usuarios críticos hacia la extrema derecha y por promover una moderación comunitaria descentralizada.

La comunidad responde con bloqueos masivos

Lejos de engancharse en discusiones, muchos usuarios influyentes de Bluesky, como el comediante Paul F. Tompkins, promovieron el lema “block and move on” (bloquea y sigue), que se viralizó rápidamente. El resultado: una ola masiva de bloqueos que colocó a la cuenta de la Casa Blanca como la segunda más bloqueada de toda la red, solo por detrás del vicepresidente JD Vance, quien ya había tenido una acogida hostil cuando se unió a la plataforma en junio.

Este rechazo también se extendió a las demás agencias gubernamentales, que coparon el ranking de cuentas más bloqueadas en las últimas 24 horas. Todo indica que esta estrategia de incursión en Bluesky, más que buscar ampliar el alcance comunicacional, apuntaba a confrontar directamente a una audiencia contraria.

Una plataforma con reglas diferentes

Bluesky se presenta como una alternativa a X (anteriormente Twitter), con una arquitectura descentralizada que permite a los usuarios mayor control sobre los algoritmos, las normas de comunidad y la moderación. Esta filosofía de diseño ha generado una comunidad donde el contenido ofensivo o polarizante no suele tener la misma visibilidad que en otras redes, y donde el poder de bloqueo colectivo es una herramienta activa.

En este ecosistema, el uso de mensajes propagandísticos o trolls oficiales tiene una eficacia limitada. A diferencia de X, donde el algoritmo puede amplificar interacciones controversiales, Bluesky depende más de la aprobación social directa. Si suficientes usuarios bloquean o silencian una cuenta, su presencia se diluye, sin necesidad de intervención centralizada.

Una batalla simbólica por los espacios digitales

La llegada de la administración Trump a Bluesky no parece tener como fin conquistar un nuevo público, sino desafiarlo. Se trata de una estrategia simbólica: irrumpir en el “territorio del adversario”, generar ruido y exhibir la reacción como una prueba de intolerancia por parte de la comunidad progresista. Es una táctica conocida en el mundo de la comunicación política, donde provocar el rechazo puede ser tan efectivo como ganar adeptos.

Como ejemplo, el CEO de The Onion, Ben Collins, comentó que la razón de esta ofensiva es que “no pueden controlar a la gente en esta plataforma y eso los vuelve locos”. Esa lectura resume el conflicto entre un poder institucional que busca imponer su narrativa y una comunidad que opera bajo principios de horizontalidad y resistencia al autoritarismo.

El costo reputacional y legal en juego

Si bien el movimiento puede tener valor simbólico para ciertos sectores de apoyo, también podría tener consecuencias. Las críticas sobre el posible uso indebido de cuentas oficiales para propaganda partidista ya han despertado el interés de juristas y expertos en regulación. De confirmarse violaciones a la Ley Hatch, podrían abrirse investigaciones sobre el uso de recursos estatales en esta campaña digital coordinada.

Por otro lado, el rechazo masivo también tiene un costo comunicacional. Ser bloqueado por decenas de miles de usuarios en tan poco tiempo socava la eficacia del mensaje y deja en evidencia la desconexión entre la estrategia gubernamental y el lenguaje propio de la plataforma.

Este episodio marca otro capítulo en la creciente tensión entre instituciones conservadoras y espacios digitales alternativos. Lo que está en juego no es solo la visión política, sino el control de las herramientas y los entornos donde se construye la opinión pública. Y en Bluesky, al menos por ahora, ese control sigue estando en manos de una comunidad dispuesta a usar el bloqueo como escudo.


La noticia La Casa Blanca irrumpe en Bluesky y genera una ola de bloqueos fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.


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