21 de octubre de 2025

Soluciones avanzadas contra el cáncer de páncreas en 2025: esperanza desde la ciencia

Por otro lado, el compuesto GFH375 está demostrando ser altamente selectivo frente a KRAS G12D, una mutación particularmente difícil de tratar. En pruebas iniciales, se observó reducción tumoral en todos los pacientes, incluyendo algunos con respuestas parciales claras. Estos resultados consolidan la terapia dirigida como un pilar emergente contra esta enfermedad.

Inmunoterapia CAR-T adaptada a tumores sólidos

Mientras la inmunoterapia ha transformado el tratamiento de muchos cánceres, en el caso del páncreas ha sido como intentar encender una fogata bajo la lluvia: el entorno tumoral suprime la acción inmunitaria. Sin embargo, investigadores han creado CAR-T modificadas para sortear estas barreras. El estudio ResCPa, por ejemplo, evalúa células CAR-T dirigidas a la proteína CD318, presente en tejidos pancreáticos primarios y metastásicos.

El enfoque incluye herramientas de análisis como la proteómica espacial y el estudio celular individual, buscando comprender cada rincón del tumor. Se exploran también combinaciones de CAR-T con moléculas que facilitan su entrada y supervivencia dentro del tumor, como si se tratara de una operación de infiltración quirúrgicamente planeada.

Edición genética con CRISPR: cortes precisos para células rebeldes

La herramienta de edición genética CRISPR-Cas9 está marcando un antes y un después. En lugar de tratar de destruir el tumor a gran escala, esta técnica busca actuar con la precisión de un relojero: cortando solo donde hay mutaciones cancerígenas, dejando intactas las células sanas. Investigaciones recientes han logrado provocar la muerte selectiva de hasta el 99% de las células tumorales en cultivos de laboratorio, usando secuencias diseñadas a medida para cada caso.

Este enfoque aprovecha la alta carga mutacional de las células cancerosas como un talón de Aquiles. Cada mutación genera una nueva diana para atacar, y CRISPR permite multiplicar los puntos de acción en paralelo.

Campos eléctricos como arma terapéutica

Los Campos de Tratamiento de Tumores (TTFields) parecen ciencia ficción: campos eléctricos aplicados de forma controlada para interrumpir la división celular del cáncer. En el ensayo PANOVA-3, esta técnica, combinada con quimioterapia estándar, logró extender la supervivencia global en dos meses adicionales, un resultado significativo dado el contexto adverso de esta patología.

Actualmente, se investiga su combinación con inmunoterapia como el atezolizumab, ampliando el espectro de acción para pacientes en etapas metastásicas. Esta estrategia ofrece un ejemplo claro de cómo la tecnología puede potenciar terapias ya existentes.

Detección temprana con biomarcadores y biopsia líquida

Detectar el cáncer de páncreas cuando aún es tratable ha sido históricamente una tarea casi imposible. Pero los biomarcadores avanzados, como el panel HELP-15 basado en 15 microRNAs, están cambiando el juego. Con una precisión del 97%, incluso en etapas tempranas, estos análisis permiten intervenciones mucho más oportunas.

Cuando estos biomarcadores se combinan con el marcador tradicional CA19-9, la fiabilidad mejora considerablemente. Además, los investigadores trabajan en paneles que combinan microRNAs libres y exosomales, logrando sensibilidad del 83.3% y especificidad cercana al 93%.

Organoides: modelos en miniatura para medicina personalizada

Imagina poder replicar un tumor en el laboratorio para probar diferentes fármacos antes de decidir el tratamiento real. Esa es la promesa de los organoides derivados de pacientes (PDOs). Estos modelos tridimensionales imitan fielmente las características del tumor original y permiten realizar pruebas en tan solo siete días tras la extracción del tejido.

El ensayo HOPE ha mostrado que los tratamientos seleccionados con base en PDOs tienen mayor tasa de respuesta y mejor supervivencia libre de progresión. En otras palabras, se personaliza la quimioterapia como si se tratara de un traje hecho a medida.

Nanotecnología contra la resistencia tumoral

El microambiente tumoral pancreático es como una fortaleza: está rodeado de un estroma denso que dificulta la entrada de medicamentos. Para superar esto, se están desarrollando nanopartículas inteligentes que reaccionan a cambios de pH, enzimas o condiciones químicas dentro del tumor, liberando el fármaco justo donde se necesita.

El fármaco nab-paclitaxel, por ejemplo, utiliza la albúmina como vehículo para penetrar mejor en el tejido y actuar con mayor efectividad. Esta tecnología transforma la forma en que los fármacos llegan a su destino, sorteando los mecanismos de defensa del tumor.

Epigenética: silenciar genes para abrir paso

Los tratamientos epigenéticos están ganando protagonismo como una manera de reprogramar las células tumorales. Se usan herramientas como siRNA dirigidos contra genes como YAP-1 y FOSL-1, que juegan un rol clave en la formación del estroma tumoral. Al silenciar estos genes, se facilita la penetración de otros tratamientos.

También se exploran combinaciones con inhibidores de puntos de control inmunitario, lo que podría potenciar la respuesta inmune del paciente y hacer al tumor más vulnerable.

Inmunoterapia combinada y vacunas terapéuticas

Nuevas estrategias inmunoterapéuticas como el inhibidor quemliclustat, que actúa bloqueando la enzima CD73, están mostrando resultados positivos en pacientes tratados junto con quimioterapia. La clave está en reducir la adenosina, una sustancia que ayuda al tumor a evadir la respuesta inmunitaria.

Otra línea de investigación incluye vacunas terapéuticas como OSE2101 (Tedopi®), que buscan entrenar al sistema inmunológico para reconocer y atacar el tumor. Se está evaluando en pacientes que han recibido ya tratamientos intensivos sin progresión de la enfermedad.

Microbiota fecal: un aliado inesperado

Quizá uno de los enfoques más novedosos es el trasplante de microbiota fecal a través de cápsulas. Estudios recientes indican que el tumor pancreático tiene su propia comunidad bacteriana que lo protege de tratamientos. Alterar esa microbiota podría hacerlo más vulnerable a la quimioterapia tradicional.

Este tipo de intervenciones busca transformar el terreno biológico del tumor, como si se cambiara el «clima» que lo favorece, para dificultar su crecimiento.




☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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