19 de octubre de 2025

Una terapia contra el cáncer que usa bacterias como caballo de Troya para introducir virus

En lugar de enfrentarse directamente a las defensas del cuerpo, los científicos han creado una técnica que esconde los virus dentro de bacterias que tienen una afinidad natural por los tumores. Esta combinación permite que los virus viajen “camuflados” hasta el núcleo del tumor, donde se liberan para realizar su tarea destructiva. El sistema ha sido bautizado como CAPPSID (Actividad Coordinada de Procarionte y Picornavirus para una Entrega Intracelular Segura), y sus primeras pruebas han sido realizadas con éxito en modelos murinos.

Cómo funciona CAPPSID: un mecanismo de infiltración inteligente

El núcleo del sistema es una bacteria bien conocida por la ciencia: Salmonella typhimurium, una cepa modificada genéticamente que tiene la habilidad natural de desplazarse hacia ambientes con bajo nivel de oxígeno y nutrientes abundantes, condiciones típicas en el microambiente tumoral. Esta característica convierte a la Salmonella en un vehículo ideal para transportar agentes terapéuticos directamente al tumor.

Lo novedoso es que los investigadores insertaron un virus oncolítico dentro de estas bacterias. Una vez que la bacteria alcanza el tumor, penetra las células cancerígenas y se autodestruye, liberando el virus en el interior del tumor. Este virus, que por sí solo podría ser neutralizado por anticuerpos presentes en el organismo, queda protegido por la bacteria durante todo su trayecto.

Evitando la respuesta inmunitaria: el rol de la invisibilidad bacteriana

Uno de los principales obstáculos de la viroterapia oncolítica es que muchas personas ya poseen inmunidad natural contra los virus utilizados, ya sea por infecciones previas o por vacunación. Esto provoca que, al ser inyectado, el virus sea rápidamente destruido antes de llegar a su objetivo.

La estrategia desarrollada por el equipo del profesor Tal Danino permite que los virus lleguen al tumor sin ser detectados por el sistema inmunitario, gracias a que las bacterias actúan como una especie de “manto de invisibilidad”. Así, la respuesta inmunitaria no se activa prematuramente, y el virus logra infiltrarse en el tumor para multiplicarse y propagar su efecto destructivo entre las células cancerosas.

Control biológico: cómo evitar que el virus se propague fuera del tumor

Otro desafío crítico de estas terapias es asegurar que el virus no se disemine por tejidos sanos. Para ello, los científicos diseñaron un sistema de dependencia biológica: el virus solo puede completar su ciclo de maduración si accede a una molécula clave, una proteasa, que únicamente se encuentra dentro de las bacterias modificadas. Como estas bacterias no salen del entorno tumoral, el virus tampoco puede propagarse más allá de esa zona.

Este doble sistema de seguridad —primero, el camuflaje dentro de las bacterias; segundo, la dependencia del virus de un componente bacteriano— añade una capa esencial de control para garantizar la seguridad del tratamiento. Si el virus escapa accidentalmente del tumor, no tendrá los recursos necesarios para seguir replicándose.

Colaboración interdisciplinaria y primeros resultados

Este enfoque interdisciplinario, que une ingeniería bacteriana y virología sintética, ha sido desarrollado por el laboratorio de Sistemas Biológicos Sintéticos en Columbia, liderado por Tal Danino, en colaboración con Charles M. Rice, especialista en virología del Rockefeller University. El sistema CAPPSID representa, según los propios investigadores, el avance técnico más complejo logrado hasta la fecha en su campo.

En los experimentos con ratones, los resultados han sido prometedores. Las bacterias fueron capaces de localizar los tumores, liberar los virus en su interior y desencadenar una infección viral localizada que logró reducir significativamente el tamaño de los tumores sin dañar tejidos sanos. Este éxito inicial abre la puerta a un nuevo tipo de terapia personalizada basada en microorganismos cooperativos.

Aplicaciones futuras y próximos pasos hacia ensayos clínicos

Aunque aún se encuentra en fase preclínica, esta tecnología apunta a convertirse en una herramienta poderosa contra varios tipos de tumores sólidos, especialmente aquellos que han demostrado resistencia a tratamientos convencionales. El equipo ya está trabajando en adaptar el sistema a diferentes virus, cepas bacterianas y tipos de cáncer, con el objetivo de crear una especie de “caja de herramientas terapéutica” adaptable a cada paciente.

También están explorando cómo integrar esta estrategia con bacterias que ya han demostrado seguridad en ensayos clínicos, lo cual podría acelerar su camino hacia aplicaciones médicas reales. Como explicó Jonathan Pabón, coautor del estudio y candidato a MD/PhD en Columbia, uno de los objetivos es llevar estas terapias vivas del laboratorio a la clínica en el menor tiempo posible.

Una nueva frontera en la terapia del cáncer

La combinación de bacterias con virus para tratar el cáncer representa un cambio de paradigma en la forma en que entendemos las terapias oncológicas. No se trata de sustituir los tratamientos existentes, sino de ofrecer nuevas alternativas para casos en los que otras terapias han fallado. Este sistema, inspirado en la inteligencia biológica de los microorganismos, nos recuerda que las soluciones más eficaces a veces provienen de los organismos más pequeños.




☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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