Parte del problema ha sido la falta de estándares y métricas comunes para validar si una computadora cuántica realmente supera a una clásica en un contexto práctico. Esto ha permitido que muchas demostraciones se limiten a situaciones donde la cuántica tiene una ventaja específica. Según Gartner, a menudo es como lanzar dados cien veces y destacar sólo cuando sale la combinación perfecta. Lo importante será cuando esa superioridad se sostenga en distintos escenarios.
Nighthawk: un procesador para algo más que experimentos
El nuevo procesador IBM Quantum Nighthawk es un paso importante hacia esa ventaja sostenida. Aunque tiene 120 qubits (menos que los 156 del procesador Heron), está construido sobre una nueva topología que incrementa el número de conexiones entre qubits a 218, lo que permite ejecutar algoritmos más largos y complejos. Además, su diseño modular facilitará la escalabilidad futura.
Este sistema se lanzará comercialmente antes de que acabe el año y podrá utilizarse para ejecutar programas cuánticos que ya no pueden ser simulados por computadoras clásicas. Esa capacidad, aunque limitada a ciertos problemas, representa una ventana para empresas que ya buscan sacar provecho de la cuántica.
Un aspecto fundamental es su corrección de errores, uno de los mayores retos en este campo. IBM ha logrado realizar estas correcciones utilizando componentes clásicos de bajo coste, como chips FPGA de AMD, lo que reduce los costes y hace el sistema mucho más viable comercialmente.
Un procesador que piensa en equipo
Otro hito de Nighthawk es su capacidad de interconectar varios chips cuánticos. Es decir, permite que diferentes procesadores trabajen juntos como un solo sistema más potente, algo comparable a unir varias mentes para resolver un problema complejísimo que ninguna podría abordar sola.
Este tipo de arquitectura módular permitirá a IBM escalar de manera progresiva su sistema: se espera que Nighthawk soporte 7.500 puertas lógicas en 2026, 10.000 en 2027 y 15.000 en 2028. No es simplemente agregar más qubits, sino conectarlos de forma eficiente para que trabajen en armonía.
Aunque para la empresa promedio estos avances aún no son tangibles, sectores como los mercados financieros o la logística ya podrían beneficiarse optimizando rutas o modelos de riesgo con mayor precisión. En ciberseguridad, el impacto es especialmente urgente: los expertos advierten que para 2030 debería adoptarse ya el cifrado poscuántico, dado que para 2032 podrían romperse firmas digitales actuales.
Loon: más allá del plano bidimensional
Mientras Nighthawk empieza a despegar, IBM ya tiene listo su sucesor experimental, Loon. Este nuevo chip introduce una arquitectura tridimensional gracias a los acopladores tipo C, que permiten conectar qubits alejados, algo que hasta ahora no era posible en sistemas superconductores comerciales.
Este diseño coloca una capa adicional en el chip que posibilita conexiones entre niveles, como si se agregara un segundo piso a una casa para tener más habitaciones sin aumentar el terreno. Gracias a esto, los qubits no necesitan estar pegados unos a otros para comunicarse, abriendo las puertas a una mayor escalabilidad sin necesidad de aumentar exponencialmente el tamaño del chip.
IBM espera ensamblar Loon antes de que acabe el año. Este chip será clave para su objetivo de construir el primer sistema cuántico a gran escala y tolerante a fallos antes de 2029, un tipo de computadora que podría mantenerse operativa y precisa a pesar de los inevitables errores cuánticos.
Pensar hoy en la cuántica del mañana
Aunque la computación cuántica aún se percibe como una tecnología del futuro, hay un argumento creciente de que las organizaciones deberían empezar a experimentar ya. El proceso de aprendizaje, adaptación y desarrollo de casos de uso puede llevar años. Empresas que comiencen con proyectos pequeños podrán estar mejor preparadas cuando la tecnología madure.
Según analistas como Heather West de IDC, existen negocios que ya están obteniendo ventajas competitivas al explorar algoritmos cuánticos en problemas específicos. Ignorar esta tendencia podría dejar a muchas compañías rezagadas en un campo que podría redefinir industrias enteras.
IBM, por su parte, está cumpliendo con su hoja de ruta con una precisión que sorprende incluso a los escépticos. Si mantiene el ritmo, es probable que la computación cuántica deje de ser una curiosidad de laboratorio para convertirse en una herramienta estratégica de negocio en menos de una década.
☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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