A los astrónomos les encantan los misterios, y Kepler-56 lleva años siendo uno de los grandes rompecabezas de nuestra galaxia. Esta gigante roja, situada a unos 3.000 años luz de la Tierra, gira demasiado rápido y con su estructura interna literalmente torcida. Ahora, tenemos una explicación.
Una estrella que gira mal. Para entender por qué Kepler-56 es tan extraña, basta con compararla con cualquier estrella similar en su etapa de vejez. Cuando una estrella como el Sol agota su combustible, se expande y se convierte en una gigante roja. Por lo general, a medida que aumenta de tamaño, su rotación se ralentiza, como un patinador que extiende los brazos.
Sin embargo, Kepler-56 hace todo lo contrario: su capa exterior gira a una velocidad absurda, 10 veces más rápida de lo normal para una gigante roja de su tipo. Y lo más extraño es que el núcleo de la estrella y su envoltura exterior giran con ejes inclinados en direcciones diferentes.
Algo no cuadraba. Kepler-56 tiene dos planetas confirmados girando a su alrededor (Kepler-56 b y Kepler-56 c), gigantes gaseosos que orbitan muy cerca de su estrella anfitriona. Hasta ahora, la teoría que intentaba dar sentido a los extraños movimientos de Kepler-56 era que estos dos planetas tiraron de la estrella mediante fuerzas de marea, acelerando su giro.
Pero Takato Tokuno, investigador de la Universidad de Tokio, se dio cuenta de que esa explicación no se sostenía. Para que esos planetas fueran los responsables, la eficiencia de las mareas tendría que ser órdenes de magnitud superior a lo que dicta la física. Hacía falta otro actor en esta escena del crimen.
Era una mala digestión. El estudio liderado por Tokuno parece haber reconstruido lo que ocurrió: el sistema Kepler-56 tuvo un tercer planeta, pero la estrella se lo comió. Este tercer planeta, un Júpiter caliente, orbitaba peligrosamente cerca de la estrella, más que los dos planetas que vemos hoy. Tanto que, cuando la estrella comenzó a envejecer y expandirse, fue absorbido.
No fue un proceso suave. Tokuno explica el efecto con una analogía clara: como un meteorito gigante que golpease la Tierra de refilón. El planeta absorbería la energía del impacto y aceleraría su rotación. Al ser engullido, el planeta transfirió su momento angular a la atmósfera de la estrella, haciéndola girar a toda velocidad. Al ser golpeada en un ángulo extraño, la capa externa de la estrella acabó girando en un eje diferente al de su núcleo.
El ciclo de vida planetario. Según las matemáticas, el planeta engullido debió tener una masa de entre 0,5 y 2 veces la de Júpiter, y un periodo orbital frenético de entre uno y seis días. Su final no fue insólito para un planeta.
Sabemos que las estrellas devoran planetas. De hecho, se espera que nuestro propio Sol se trague a Mercurio, Venus y probablemente a la Tierra dentro de unos 5.000 millones de años. Pero pillar a una estrella aún haciendo la digestión es extremadamente difícil. Y eso es lo que al parecer estamos viendo.
Imagen | David A. Aguilar (CfA)
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La noticia La Universidad de Tokio cree haber resuelto el enigma de Kepler-56: una estrella que se mueve como si estuviera borracha fue publicada originalmente en Xataka por Matías S. Zavia .
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