Carl Sagan tenía mucha razón cuando afirmó que “parte de nosotros sabe que es desde donde provenimos. Anhelamos volver. Y podemos. Porque el cosmos también está dentro de nosotros. Somos polvo de estrellas. Somos el medio para que el Cosmos se conozca a sí mismo“.
Por si aún quedaban dudas respecto a esta afirmación, ahora un equipo de científicos de la Universidad Técnica de Múnich descubrió por primera vez evidencia biológica de una supernova en la Tierra.
Al recoger sedimentos del lecho oceánico en el Océano Pacífico, los investigadores encontraron trazas de hierro-60 –un isótopo radioactivo de hierro que se produce casi exclusivamente al interior de una estrella cuando esta por transformarse en una supernova– al interior de fósiles de microorganismos de 2,2 millones de años de antigüedad.
Ya que la vida media del hierro-60 es 2,62 millones de años, la única explicación razonable es que una supernova cercana a la Tierra explotó y cayeron restos de la estrella ricos en hierro sobre nuestro planeta, los que se hundieron hasta el fondo del océano donde fue consumido por las bacterias.
Las trazas del isótopo eran tan pequeñas que los científicos alemanes debieron realizar una espectrometría de masas con aceleradores de partículas para detectarlo, y ahora que comprobaron la utilidad del método, los investigadores planean buscar otras trazas de explosiones de supernova al interior de microorganismos en el sedimento del lecho oceánico.
☛ El artículo completo original de Esteban Zamorano lo puedes ver aquí
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