Un supervolcán no es como el Etna o el Vesubio o los volcanes normales, cuyas erupciones de lava van formando el edificio cónico hasta convertirse en una montaña más o menos alta alrededor del cráter. Los supervolcanes son explosivos y lanzan más de mil kilómetros cúbicos de material en una sola erupción. Se conocen en la Tierra, por ejemplo en el parque Nacional de Yellostone, en EE UU, o en el lago Toba, en Indonesia. Pero no se había descubierto ninguno en Marte, pese a que allí hay volcanes convencionales, como el gigantesco monte Olimpo, que destaca con su extensa forma de escudo y su altura de 22 kilómetros (es el mayor volcán conocido del Sistema Solar). Ahora dos científicos afirman que algunos cráteres de forma irregular de la región septentrional marciana no se formaron por impactos de meteoritos, sino que son en realidad las huellas de supervolcanes que explotaron hace miles de millones de años. Su existencia en el planeta rojo ayudaría a explicar no solo la fuente del material volcánico en aquella región, sino también los depósitos de grano fino detectados mucho más lejos en la zona ecuatorial, incluido el cráter Gale que está explorando el robot Curiosity o la planicie Meridiani, donde descendió el Opportunity y cuyo origen ha intrigado a los científicos. El hallazgo, además, puede cambiar muchas cosas en la historia escrita hasta ahora del clima del pasado en el planeta vecino debido a la obvia influencia del vulcanismo en la química atmosférica.
Joseph R. Michalski (investigador del Museo de Historia Natural de Londres y del Instituto de Ciencias Planetarias de Tucson, EE UU) y Jacob E.Bleacher (de la NASA), explican en la revista Nature esta semana su descubrimiento de los supervolcanes en Marte, en concreto en la zona denominada Arabia Terra, y sugieren que se reconsideren también como supervolcanes otras cuencas erosionadas del norte del planeta que hasta ahora se habían clasificado como cráteres de impacto. “El descubrimiento de un nuevo tipo de construcción volcánica en la zona de Arabia cambia fundamentalmente la imagen del vulcanismo antiguo y la evolución del clima en Marte”, escriben los dos científicos en su artículo.
Las capas de depósitos y el tipo de material de grano fino en Arabia Terra había hecho sospechar a los científicos que algún tipo de vulcanismo estaba implicado en aquellos rasgos geológicos, pero hasta ahora no se había encontrado el volcán, comentan los expertos del museo londinense. “Se reconocen fácilmente muchos volcanes en Marte por su estructura masiva en forma de escudo, similar a las que se observan, por ejemplo, en Hawai. Pero son relativamente jóvenes y siempre nos hemos preguntado dónde estarían los volcanes antiguos; es posible que los más remotos fueran mucho más explosivos y formaran estructuras similares a las que ahora vemos en Arabia Terra”, añade Michalski.
El mejor ejemplo que ellos presentan de huellas de un supervolcán marciano es Eden Patera, una gran depresión en el terreno de hasta 1,8 kilómetros de profundidad respecto al nivel del suelo adyacente, con numerosas fallas y fracturas. Michalski y Bleacher descartan, por sus características, que se trate de un cráter de impacto aunque fuera degradado por la erosión a lo largo del tiempo. Según su interpretación del terreno, se formaría por colapso de la superficie y erupción volcánica explosiva. Desde luego, allí el material emergido no ha formado un edificio volcánico como en las erupciones dilatadas en el tiempo.
Un supervolcán se genera en una acumulación de magma en el subsuelo que va fundiendo la roca a su alrededor y atrapa los gases, de manera que aumenta la presión hasta que explota lanzando ingentes cantidades de material, el terreno se hunde y se forma la típica depresión en la superficie. Los geólogos estiman que la última erupción de un supervolcán en nuestro planeta fue la de toba, en Sumatra, hace unos 75.000 años.
“Tiene sentido conjeturar que los supervolcanes fueran más comunes en el Marte antiguo, especialmente si la corteza del planeta era más delgada que ahora, porque habría permitido al magma emerger a la superficie más rápidamente”, explica Michalski. La cuestión ahora es replantearse la topografía de Marte con esta nueva perspectiva de los supervolcanes del pasado. Si las investigaciones futuras demuestran que el supervulcanismo fue algo normal en Marte en tiempos remotos, “cambiarían completamente las estimaciones de cómo se formó la atmósfera allí a partir de gases de origen volcánico, cómo se formaron los sedimentos a partir de cenizas y cómo pudo haber sido la superficie habitable del planeta”, añade Michalski.
☛ El artículo completo original de Alicia Rivera lo puedes ver aquí
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