Aunque en los smartphones no parece tener mucho éxito, la modularidad de Clip-Air podría revolucionar la industria de la aviación.
Los aviones comerciales llevan muchos años con diseños similares y sin experimentar cambios que los hagan irreconocibles. La prueba de ello, es que uno de los aviones más irónicos, el Boeing 747 lleva en producción, con sus variantes, desde el año 1969. Aunque se pronosticó que tras las primeras 400 unidades se dejaría de fabricar, recientemente se superaron los 1500. Últimamente, estamos viendo novedades como Solar Impulse o aviones con motor híbrido, pero lo más revolucionario puede ser Clip-Air, un proyecto del Instituto Politécnico Federal en Lausana que pretende que las cabinas puedan ser acoplables a otros medios de transporte.
Mediante un nuevo sistema de módulos o contenedores, los ingenieros planean que la carga y los pasajeros puedan pasar de transportes ferroviarios o de camiones al medio aéreo, de manera sencilla y con fácil anclaje. Clip-Air está, así, compuesto de dos elementos. El primero es el fijo, la estructura principal del avión, con sus motores, cabina y alas. El segundo es el revolucionario, las cápsulas sustituibles que pueden ofrecer multitud de usos.
Esto ayudaría a que, dependiendo del diseño, un mismo avión pudiera servir tanto para pasajeros como para transporte de mercancías. Para los pasajeros, el proceso de embarque podría ser mucho más cómodo, pasando a los módulos antes del vuelo sin necesidad de subir y bajar incómodas escaleras. Para la parte del transporte de mercancías, la mayor ventaja podría ser la recogida y la entrega de módulos procedentes y con destino a camiones y trenes.
Los pasajeros podrían embarcar en un tren o autobús y aterrizar fuera del módulo de Clip-Air en otro continente sin que tuvieran que salir de él para nada. Tal y como ahora se realizan transbordos, pero en distintos medios de transporte. La parte negativa de todo esto es que, obviamente, está lejos de ser realidad y por supuesto, es complicado que haya interés real en llevarlo a cabo.
☛ El artículo completo original de Antonio Sabán lo puedes ver aquí
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