Corría el año 1500 cuando Pedro Álvares Cabral arribó con su flota a las costas de lo que hoy llamamos Brasil. Si alguien de su expedición se hubiera adentrado en los bosques a observar el comportamiento de los monos, habrían visto a unos capuchinos comiendo anacardos. O podría haberlos sorprendido usando piedras como martillos y rocas como yunques. Porque ahora sabemos que esos monos silbadores llevan unos siete siglos, por lo menos, usando herramientas con naturalidad.
☛ El artículo completo original de Javier Salas lo puedes ver aquí
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