Durante los últimos meses en América del Sur se ha puesto nuevamente de moda un supuesto "chip sexual". El cuál ha sido utilizado por varios famosos de edad avanzada en aquel lado del continente.
La función principal de este injerto sería mantener o incrementar el deseo sexual; en adultos mayores que por la naturaleza de su propia edad tienen una menor actividad hormonal.
No obstante se promociona con muchos otros beneficios para los más jóvenes. Como la acabar con la disfunción eréctil, quemar grasa, mejorar la piel, el pelo, y la resistencia al entrenamiento.
Pero el uso del término "chip sexual" ha llevado a más de alguno a preguntarse qué tantos componentes electrónicos tiene ese dispositivo en verdad.
Afortunadamente los colegas del diario El Clarín han realizado una loable investigación al respecto para desentrañar la triste realidad. Mediante una entrevista con el especialista y sexólog Patricio Gómez Di Leva:
Se le llama así [Chip Sexual] a los pellets (pequeños comprimidos) de testosterona bioidentica; que se obtienen de plantas.
Tienen el tamaño de un granito de arroz y se insertan en la cintura. Hay diferentes dosis según la necesidad del paciente y dura de 4 a 6 meses para luego reabsorberse.
Y con eso se rompe la ilusión. En realidad se trata de un implante diminuto; más similar a un parche anticonceptivo (subcutaneo) que a un implante biónico.
El parche está diseñado para liberar durante medio año testosterona o DeHidroEpiAndrosterona (DHEA). Que al final se transforma en lo mismo.
Pero es absolutamente necesario tener cuidado con este tipo de implantes. Ya que no se encuentran avalados por las autoridades de salud de la región.
Para los aventurados el "chip sexual" tiene un costo que ronda de los USD $200 a los USD $400 por cada aplicación.
Y es absolutamente necesario que un profesional de la salud con conocimiento le dé seguimiento al tratamiento.
☛ El artículo completo original de York Perry lo puedes ver aquí
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