Un estudio descubre que los depósitos de agua poco profundos, como los estanques, reúnen cualidades más adecuadas para las primeras formas de vida en la Tierra que los océanos. La poca profundidad propicia la mayor concentración de nitrógeno, el elemento clave para impulsar la vida.
Un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, ha descubierto que los estanques primitivos que había en la Tierra hace unos 3.900 millones de años podrían haber sido más propicios que los océanos para el surgimiento de las primeras formas de vida en nuestro planeta.
La investigación ha revelado que las masas de agua poco profundas, del orden de 10 centímetros de profundidad, podrían haber mantenido altas concentraciones de lo que muchos científicos creen que es un ingrediente clave para impulsar la vida en la Tierra: el nitrógeno.
En estanques poco profundos, el nitrógeno...
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