Gritarle a un niño, darle una torta, abofetearlo o sacudirlo para disciplinarlo, provoca cambios en su cerebro que en la adolescencia les dificulta la gestión de las emociones y del miedo. Algunas disciplinas no son tan buenas como parece.
Gritarle a un niño, darle una torta, abofetearlo o sacudirlo regularmente puede alterar sus circuitos cerebrales del miedo, advierte un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Montreal y del Centro Hospitalario Universitario Sainte-Justine de Canadá.
Los efectos de este tipo de "crianza coercitiva" se pueden ver no solo en el comportamiento de los niños cuando llegan a la adolescencia, sino también en la forma en que sus cerebros tratan el miedo, según este estudio, publicado en la revista Biological Psychology.
Cuando llegan a la adolescencia, los niños que han sufrido este tipo de prácticas parentales coercitivas apenas pueden diferenciar lo que es aterrador de lo que no lo es, y además tiene...
Los efectos de este tipo de "crianza coercitiva" se pueden ver no solo en el comportamiento de los niños cuando llegan a la adolescencia, sino también en la forma en que sus cerebros tratan el miedo, según este estudio, publicado en la revista Biological Psychology.
Cuando llegan a la adolescencia, los niños que han sufrido este tipo de prácticas parentales coercitivas apenas pueden diferenciar lo que es aterrador de lo que no lo es, y además tiene...
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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