Las neuronas hierven mientras dormimos, usan un lenguaje complejo y se organizan como Internet: sin jerarquías ni recorridos preestablecidos, sin pares fijos y con una distribución equilibrada de tareas.

Las neuronas hierven mientras dormimos y procesan la información de la misma forma que lo hace Internet.
Cuando enviamos un correo electrónico, incluso a nuestro vecino de enfrente, el mensaje recorre un trayecto que puede atravesar continentes y usar numerosos servidores diferentes a su paso. Todo en cuestión de segundos.
Y si enviamos un segundo mensaje al mismo destinatario, la ruta del mensaje será completamente diferente: el recorrido depende del tráfico de las redes en cada momento.
En el cerebro pasa lo mismo: incluso cuando la información es la misma, las rutas que toma a lo largo del cerebro no son fijas y los nodos cambian constantemente.
Lo han descubierto investigadores del Instituto Nacional de Salud...
Cuando enviamos un correo electrónico, incluso a nuestro vecino de enfrente, el mensaje recorre un trayecto que puede atravesar continentes y usar numerosos servidores diferentes a su paso. Todo en cuestión de segundos.
Y si enviamos un segundo mensaje al mismo destinatario, la ruta del mensaje será completamente diferente: el recorrido depende del tráfico de las redes en cada momento.
En el cerebro pasa lo mismo: incluso cuando la información es la misma, las rutas que toma a lo largo del cerebro no son fijas y los nodos cambian constantemente.
Lo han descubierto investigadores del Instituto Nacional de Salud...
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
☛ El artículo completo original de Redacción T21 lo puedes ver aquí.

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