19 de agosto de 2019

El autobombo de las autocitas

El número de citas es el mejor índice de calidad de un artículo. Todos los científicos saben que necesitan promoción para que sus artículos reciban más citas. Además de la asistencia a congresos científicos y la difusión en redes sociales, un método usual son las autocitas (entre coautores). Un estudio publicado en PLoS Biology  sobre los cien mil científicos más citados entre 1996 y 2017 ha encontrado 1085 (8599) con un número de autocitas superior al 40% (25%); la mediana es del 12.7%. Entre los cien mil más citados en el año 2017 hay 1565 (8534) con más del 40% (25%) de autocitas; la mediana es del 9.2%. Estos números dependen mucho del área de conocimiento, pero esconden algunas redes de autocitas (citation farms), un tipo de fraude científico. Para evitar los casos patológicos, ¿se deben descontar las autocitas a todos? ¿Cómo se puede saber si una autocita está justificada o es autobombo?

Se ha estudiado también a casi siete millones (6 880 389) de científicos con más de cinco artículos en Scopus. Se ha encontrado una media de autocitas del 15.5%; con un valor superior al 40% de autocitas en el 7% de los autores. Estos números son mayores que los de los científicos más citados porque muchos de estos investigadores son jóvenes y aún no han acumulado un número suficiente de citas de otros. Por cierto, hay que destacar que en las áreas de investigación dominadas por grandes colaboraciones científicas la red de coautoría es enorme, lo que dispara el número de autocitas de forma artificial; en Física esto ocurre en Física Nuclear y de Partículas, y en Astronomía y Astrofísica. Entre los países con mayor número de autocitas destacan Rusia y Ucrania.

Se hacen eco del estudio en Nature, donde destacan tres casos que parecen patológicos. El ingeniero Sundarapandian Vaidyanathan (Univ. Técn. Vel, Chennai, India), que trabaja en dinámica no lineal, tiene un 94% de autocitas (suyas y de sus coautores), y recibió en 2018 un premio del Gobierno indio por su alta producción científica; consultado por Nature se defiende afirmando que todas sus autocitas están justificadas por la continuidad de su línea de investigación. El matemático aplicado Theodore E. Simos (Univ. Rey Saúd, Riad, Arabia Saudí) tiene un 76% de autocitas y el bioquímico Claudiu T. Supuran (Univ. Florencia, Italia) un 62%, ambos se encuentran en el listado de los 6000 investigadores más relevantes de Clarivate Analytics (empresa propietaria de Web of Science); ni Simos ni Supuran han respondido la consulta de Nature.

¿Hay que establecer un umbral mínimo aceptable de autocitas? ¿Hay que criminalizar las autocitas excesivas? ¿Se debe usar el índice h sin autocitas? Muchas preguntas sin una respuesta sencilla. Como siempre, la mejor forma de evaluar la producción de un investigador es un análisis detallado individualizado. El artículo es John P. A. Ioannidis, Jeroen Baas, …, Kevin W. Boyack, «A standardized citation metrics author database annotated for scientific field,» PLoS Biology (12 Aug 2019), doi: 10.1371/journal.pbio.3000384; más información en Richard Van Noorden, Dalmeet Singh Chawla, «Hundreds of extreme self-citing scientists revealed in new database,» News, Nature, 19 Aug 2019.

La entrada El autobombo de las autocitas fue escrita en La Ciencia de la Mula Francis.




☛ El artículo completo original de Francisco R. Villatoro lo puedes ver aquí.

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