10 de febrero de 2020

La política sin la ciencia está condenada al fracaso

La URSS es un claro ejemplo de cómo la política fracasa estrepitosamente cuando impone la ideología al conocimiento científico. Negó la genética hasta los años 60 y provocó una hambruna que costó la vida a 40 millones de personas. Por Eduardo Costas (*).

La política sin la ciencia está condenada al fracaso
La ciencia es poder.
 
Iósif Stalin, Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, lo tenía muy claro. Siempre quiso conseguir que la ciencia y la tecnología soviéticas fuesen las más avanzadas del mundo.
 
Desde que se hizo con el poder, Stalin dedicó ingentes inversiones para financiar proyectos muy ambiciosos, tanto en ciencia básica como aplicada. Desde todos los puntos del gigantesco imperio de la URSS, jóvenes talentosos fueron reclutados a millares para trabajar como tecnólogos y científicos. En poco tiempo la Unión Soviética acabó dedicando más porcentaje de su PIB a la ciencia de lo que jamás dedicaron la...

Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850



☛ El artículo completo original de Eduardo Costas lo puedes ver aquí.

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