El paso del tiempo ha permitido, gracias al rumbo que muchas iniciativa s digitales han tomado en la web, el surgimiento de recursos que facilitan la realización de ciertas tareas, sobre todo aquellas vinculadas a la programación, que requieren de conocimientos y destrezas específicas, más algo de experiencia en este campo, idealmente.
En esta ocasión, más que detenernos en una herramienta o recurso en particular, lo haremos en torno a todo un movimiento, que ha ido tomando más fuerza y visibilidad durante el último tiempo.
Se trata de No-Code, una “filosofía digital” que busca acercar a más personas a la creación de herramientas basadas en la web u otro tipo de software en general, pero prescindiendo de lenguajes y herramientas de codificación, por lo menos en lo que resulta visible al momento de trabajar.
Algunos elementos propios de iniciativas de esta categoría, como los editores WYSIWYG, popularizados por algunos constructores de sitios web y plataformas de blog que permiten, tal como en un editor de presentaciones o en un procesador de textos, visualizar los cambios que se realizan en tiempo real, tal como lucirán en su aspecto definitivo para los visitantes.
Este principio, pero explotado al máximo, para la creación de material mucho más completo que una página web estática, ha sido rescatado por varias empresas del medio que hoy se dedican a ofrecer servicios que simplifican al máximo la creación no sólo de sitios web, sino que también de aplicaciones (móviles y de escritorio), bots o cualquier otra propuesta similar.
Bajo un modelo No-Code, lo único importante es tener una buena idea y un plan para ponerla en marcha eficientemente. Para materializar la obra en sí, diversas herramientas ofrecen recursos aplicados para distintos propósitos. Portales administrativos, plataformas educativas, sitios de entretenimiento, aplicaciones de comercio electrónico o de reparto de comida, herramientas de comunicaciones e incluso, gestores de contenido para la web o plataformas CRM, son algunos ejemplos de lo que se puede llevar a cabo.
Con iniciativas No-Code, no es necesario dominar lenguajes complejos
En palabras sencillas y guardando las proporciones correspondientes, el acto de trabajar en una plataforma de desarrollo de software No-Code debería equivaler al uso de Elementor en WordPress, de Canva en la web o de PowerPoint en el ordenador. Simplemente «arrastrando y colocando» elementos en el editor, se debería contar con una previsualización fidedigna del resultado final.
Para crear una aplicación No-Code, el procedimiento depende de la plataforma utilizada como punto de partida. Las hay con distintas prestaciones y tarifas, siendo Zeroqode, Bubble, Makerpad, Webflow y Airtable algunos ejemplos destacables como referencia. Cada una cuenta con sus propias APIs, para dar vida a variadas funciones e incluso, por lo general, cuentan con plantillas o demostraciones que permiten explorar de forma anticipada las posibilidades disponibles para utilizar como punto de partida.
Los lenguajes de programación y los códigos mismos nunca desaparecerán, pues son el corazón y motor de todo aquello que en este momento ves a través de tu pantalla y cuanta otra cosa que pasa desapercibida ante la mirada cotidiana. Sin embargo, al ser un conocimiento de nicho, que en muchos casos requiere de una base previa de formación; el surgimiento de este movimiento, más el respaldo que ha recibido de iniciativas que se enmarcan el mismo, constituyen una excelente herramienta para democratizar el acceso a estos recursos y a las oportunidades que se desprenden en medio de este ambiente cada vez más digitalizado.
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