Sam Thiele es licenciado y doctorado en Tierra, Atmósfera y Medio Ambiente, de la Universidad de Monash. Ha explorado volcanes en Europa, Asia y América, y mostró las mejores imágenes en un texto especial para su alma máter.
Actualmente, Thiele realiza investigaciones posdoctorales en Alemania, acerca de los volcanes y la tecnología de mapeo en drones.
Frente a su lente, lava y cenizas realizaron su danza macabra y extraordinaria. Uno de los que más le impresionó fue el de Kilauea, en Hawaii.
“Su erupción en 2019 fue increíblemente bien predicha, pero no fue adecuadamente planeada”, apuntó. “En Kilauea, las erupciones estaban a decenas de kilómetros de distancia de la cumbre real”.
La lava fluyó hacia el océano Pacífico, como lo retrató.
Los volcanes “hermanos” Taburiente y Etna
También exploró el volcán Taburiente, en las Islas Canarias. “Sufrió un enorme colapso hace medio millón de años”, afirmó Thiele. “Es como si alguien hubiese tomado un cuchillo y cortara el volcán por la mitad, para que pudiéramos echar un vistazo al interior. Es bastante especial”.
El monte Etna, en Sicilia, es similar al Taburiente. “Es basáltico, por lo que tiene flujos de lava bastante calientes y densos. Y también es inestable”.
“Parte del monte Etna se está desplazando lenta, pero seguramente, hacia el mar. Con esto busca hacer espacio para todos estos diques que transportan el magma”.
“No es nada por lo que entrar en pánico, es un proceso muy importante cuando se trata de entender cómo funcionan los volcanes”.
¿Cómo es vivir cerca de un volcán? ¿Es tan aterrador como cualquiera podría suponer? Hay muchas personas que se acostumbraron a las pequeñas erupciones. “Las personas que viven cerca de los volcanes son conscientes de los riesgos, pero también cosechan muchas de las recompensas”, apuntó el investigador.
“Los volcanes tienden a producir suelos increíblemente ricos”, explicó Thiele. “Es un fertilizante brillante”.
☞ El artículo completo original de Kiko Perozo lo puedes ver aquí
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