19 de octubre de 2021

La Niña está de vuelta y trae más sequía a Latinoamérica

Una reducción en las temperaturas y la prolongación de las sequías son los pronósticos para los próximos meses en la costa oeste del continente americano, luego que la Agencia Oceanográfica y Atm osférica de Estados Unidos (Noaa, por sus siglas en inglés) confirmara la llegada del fenómeno de La Niña por segundo año consecutivo. La anomalía registrada esta vez es de -0,6°C en la temperatura superficial del océano Pacífico.

¿Qué es la niña?

La Niña se caracteriza por el enfriamiento de las temperaturas de la superficie en el océano Pacífico ecuatorial, central y oriental que genera cambios en la circulación atmosférica tropical. Por lo general, tiene impactos opuestos respecto al fenómeno de El Niño. Si bien sus efectos serán percibidos especialmente en el sur de California, el norte de México, partes de Centroamérica, Ecuador, Perú y la zona central de Chile, también tendrá un impacto en la temperatura a nivel global.

“Mientras El Niño provoca mayores precipitaciones para buena parte de la costa oeste del continente, La Niña, generalmente, trae más sequía. Con la confirmación de su llegada desaparecen las esperanzas de que terminen pronto los ya largos periodos de sequía en dichas zonas de California, México y Chile”, explica a DW Raúl Cordero, climatólogo y profesor de la Universidad de Santiago de Chile. Pero este enfriamiento anómalo en el Pacífico, aclara el experto, no significa que la temperatura va a bajar, sino que sus máximos se van a moderar. Y esto no solo en esa zona, sino en todo el planeta.

Lluvias para otras zonas

Por el contrario, para algunas regiones de América Latina, La Niña puede significar más lluvias, provocando así el llamado “monzón latinoamericano”. “Este monzón ocurre básicamente cuando, por ejemplo, temperaturas altas y aire húmedo del Amazonas llegan al altiplano boliviano. Al ganar altura esto se condensa formando grandes nubes que, a su vez, causan tormentas y precipitaciones”, afirma el climatólogo Cordero.

Una situación similar podría ocurrir en la cordillera chilena y provocar aluviones que a su vez causen inundaciones en la costa. “El fenómeno del monzón se intensifica durante La Niña. Por lo tanto, en enero y febrero hay que tener mucho cuidado de que no se produzcan graves inundaciones”, advierte el experto. En México, por ejemplo, las zonas que podrían favorecerse con condiciones lluviosas entre octubre y noviembre son el sureste y parte del centro-sur. En el caso de Colombia, las autoridades prevén un incremento de las precipitaciones por encima de lo normal, especialmente en las regiones caribe, andina y pacífica.

La particularidad de La Niña 2021 es que se produce por segundo año consecutivo, pero esto sería más común de lo que se cree. “La mitad de las veces ocurre así. Ya sucedió durante las temporadas 2010-2011 y 2000-2001”, recuerda el climatólogo de la Universidad de Santiago de Chile. Por lo general, estas condiciones frías en el Pacífico tropical oriental, de acuerdo con la Noaa, se mantienen hasta marzo y alcanzan su máximo a finales de año. algunas

Impacto en huracanes y alguna “ventaja”

Por otro lado, también se pueden producir efectos en los patrones de viento en el océano Atlántico, lo que contribuiría a moderar o intensificar la temporada de huracanes, que va de junio hasta noviembre. “La Niña todavía puede favorecer la temporada de huracanes en el Caribe. Hay que prestarles bastante atención durante los próximos dos meses”, señala Cordero.

Sin embargo, entre todas las anomalías que llegan con La Niña, también habría algunos aspectos positivos: la reducción de las temperaturas no favorecería la propagación de incendios forestales. “Mientras que para Bolivia La Niña es una ventaja, porque hará que termine su periodo de sequía, para California o Chile es lo contrario. Pero ya que estos dos últimos han sufrido durante los últimos años voraces incendios forestales, debido a las altas temperaturas del verano, La Niña promete moderar las temperaturas y no favorecer la expansión de eventuales incendios. Ese podría ser un tipo de ‘ventaja’”, rescata el climatólogo.

En la actualidad, los expertos y los entes especializados todavía no se atreven a asegurar si los cambios en las condiciones de este tipo de fenómenos son producto de la crisis climática, pero ven una tendencia. “Probablemente sí, pero todavía es muy pronto para decir si algo ya cambió. Lo que se prevé es que a medida que el planeta se calienta, la frecuencia de esta oscilación natural aumente. Y eso significaría que vamos a tener Niñas y Niños más seguido”, apunta el climatólogo Cordero.


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