El papel de las hormonas en las migrañas
Una de las razones clave por las que las mujeres experimentan más migrañas que los hombres está relacionada con las hormonas. Durante la niñez, los niños y niñas tienen una prevalencia similar de migrañas, pero todo cambia con la llegada de la pubertad. A medida que las hormonas sexuales comienzan a fluctuar, especialmente el estrógeno, las niñas se vuelven mucho más propensas a experimentar migrañas.
Es durante la pubertad cuando muchas chicas tienen su primera migraña. A partir de ahí, los episodios se vuelven más frecuentes y, en algunos casos, se asocian directamente con el ciclo menstrual. La fase conocida como el «luteal tardío», que ocurre justo antes de la menstruación, es cuando los niveles de estradiol (un tipo de estrógeno) caen bruscamente, y este cambio hormonal es un desencadenante común de migrañas en mujeres.
Estrógeno y su impacto en las migrañas
El estrógeno no solo influye en la frecuencia de las migrañas, sino también en su intensidad. Investigaciones han demostrado que las mujeres que son más susceptibles a las migrañas tienden a experimentar una caída más rápida en los niveles de estradiol durante el período premenstrual en comparación con aquellas que no tienen migrañas. Curiosamente, este mismo patrón se observa en mujeres trans que reciben terapia hormonal con estrógenos, lo que refuerza la relación entre esta hormona y las migrañas.
El estrógeno no actúa solo. También afecta a otras hormonas, como la serotonina, que tiene un papel protector contra las migrañas al reducir la sensibilidad al dolor. Cuando los niveles de estrógeno bajan, también lo hacen los niveles de serotonina, aumentando así la probabilidad de sufrir una migraña.
Perimenopausia y menopausia: más fluctuaciones hormonales
A medida que las mujeres entran en la perimenopausia (la etapa de transición antes de la menopausia), las hormonas se vuelven aún más erráticas. Esto puede provocar que las mujeres que anteriormente no sufrían migrañas relacionadas con su ciclo menstrual comiencen a experimentarlas durante este período. Para algunas mujeres, las migrañas disminuyen o incluso desaparecen después de la menopausia, pero como dice la neuróloga Richard Lipton, «no todos los casos son iguales». Para otras, las migrañas pueden persistir o incluso empeorar.
Nuevas investigaciones y el papel del CGRP
Además de la conexión entre el estrógeno y la serotonina, hay otro jugador clave en las migrañas: el péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP). Este químico es utilizado por las células nerviosas para comunicarse, y se sabe que dilata los vasos sanguíneos, lo que contribuye al dolor de las migrañas. Estudios han demostrado que las mujeres tienen niveles más altos de CGRP que los hombres, y las fluctuaciones en los niveles de estrógeno influyen en este proceso. Durante los ataques de migraña, los niveles de CGRP aumentan, intensificando el dolor.
Progesterona: un nuevo culpable en la ecuación
Aunque el estrógeno ha sido el centro de atención en los estudios sobre migrañas, investigaciones recientes sugieren que la progesterona, otra hormona sexual, también podría estar involucrada. Un estudio reciente realizado en la Universidad de Virginia mostró que los receptores de progesterona en el cerebro podrían aumentar la susceptibilidad al dolor durante las migrañas. Al tratar ratones con progesterona después de inducir migrañas con nitroglicerina, los científicos encontraron que los animales eran más sensibles al dolor, evitando la luz y reaccionando más a los estímulos.
Esto abre la puerta a nuevas posibilidades en el tratamiento de las migrañas, centrándose no solo en el estrógeno, sino también en la progesterona como un objetivo potencial para futuras terapias.
¿Están las mujeres siendo tratadas de manera justa?
A pesar de que las mujeres sufren migrañas con mucha más frecuencia que los hombres, aún hay un componente de sexismo en la forma en que se tratan estos episodios. Históricamente, las migrañas han sido vistas como una «enfermedad de mujeres histéricas», lo que ha llevado a una falta de investigación seria en el pasado. Aunque hoy en día entendemos mucho más sobre las migrañas, las mujeres todavía son menos propensas a recibir medicación adecuada en comparación con los hombres.
Lo irónico es que, aunque las mujeres son más propensas a buscar atención médica para sus migrañas y a recibir un diagnóstico, los hombres con migraña son más propensos a recibir tratamiento efectivo.
Un camino hacia el futuro
Afortunadamente, la investigación sobre las migrañas está avanzando, y cada vez más estudios están explorando las diferencias de género en la frecuencia y la intensidad de estos ataques. El hecho de que las hormonas como el estrógeno y la progesterona jueguen un papel tan importante en las migrañas abre nuevas puertas para tratamientos más efectivos y personalizados para las mujeres.
☞ El artículo completo original de Juan Diego Polo lo puedes ver aquí
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