Cuando la tecnología se convierte en atajo
No es ningún secreto que la popularidad de herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT está en auge. Lo que empezó como una herramienta para generar contenido ha encontrado su camino en las aulas, y no solo del lado de los estudiantes. Algunos profesores ya están utilizándolo para calificar exámenes, redactar preguntas para quizzes o incluso como asistente para la creación de materiales de enseñanza. Sin embargo, el impacto de estas tecnologías es más profundo de lo que parece, y Fritts lo comprobó de primera mano.
Para ella, el uso de ChatGPT en su clase de «ética y tecnología» fue un golpe a su percepción de cómo los estudiantes están lidiando con la llegada de la inteligencia artificial. “Fue una gran sorpresa para mí ver que —en algo que era casi un ‘regalo’ en términos de tareas— incluso ahí sintieron la necesidad de generar sus respuestas con un modelo de lenguaje,” comentó Fritts en una entrevista con Business Insider. Pero lo que más le llamó la atención fue el hecho de que los estudiantes no parecían entender qué se esperaba de ellos con este tipo de ejercicios.
Imagina que estás en una clase de filosofía, una materia diseñada para hacerte reflexionar y desarrollar tus propios puntos de vista. En lugar de expresar sus opiniones personales, los estudiantes optaron por respuestas estandarizadas generadas por la IA que apenas rascaban la superficie de lo que un curso de ética podría ofrecer. “Muchos estudiantes que toman clases de filosofía, especialmente si no son su especialidad, realmente no saben qué es la filosofía,” explicó Fritts. Y ahí es donde, según ella, el uso de estas herramientas pierde todo su valor: la educación en humanidades tiene como objetivo ayudar a los estudiantes a desarrollar sus propias voces, no replicar respuestas prefabricadas.
¿Qué nos dice esto sobre el impacto de la IA en la educación?
Fritts no es la única que se ha dado cuenta de este problema. El uso generalizado de IA generativa en entornos educativos ha despertado tanto entusiasmo como preocupación. Para algunos, la tecnología ofrece nuevas oportunidades para aprender y explorar, mientras que para otros, como Fritts, el riesgo es que los estudiantes se acostumbren a «apagar» su propio pensamiento crítico y dejen que las máquinas lo hagan por ellos.
En su cuenta de Twitter, la profesora fue más allá, expresando su frustración con la situación: “Los apologistas de los modelos de lenguaje en el aula deberían sentirse avergonzados,” publicó en un hilo que se volvió viral. “Los estudiantes no están usando esto como una herramienta para resolver problemas, lo están usando para olvidarse de cómo hablar.” Y es que, según ella, recurrir a estas herramientas para tareas básicas es el primer paso hacia una dependencia que podría poner en peligro el desarrollo de habilidades esenciales como la capacidad de argumentar y debatir.
¿Qué opinan los estudiantes?
La mayoría de los estudiantes en la clase de Fritts admitieron haber utilizado ChatGPT para el ejercicio de presentación. “Todos lo reconocieron, para su crédito,” comentó la profesora. Y aunque ella no está necesariamente en contra del uso de IA en el aula, su preocupación radica en que se están perdiendo las oportunidades de aprendizaje más valiosas.
“Usar esta tecnología en un curso de filosofía, que se centra en liberar las mentes y fomentar la reflexión crítica, es completamente opuesto a lo que se pretende lograr,” explicó. La ironía de que esto ocurriera en una clase de ética no se le escapó a la profesora, quien ve en esta situación una señal de que hay que redoblar esfuerzos para enseñar a las nuevas generaciones cómo integrar estas herramientas sin sacrificar su propio proceso de pensamiento.
¿Cuál es el futuro de la IA en la educación?
Para muchos estudiantes, el uso de ChatGPT y otras herramientas similares es algo natural. Han crecido con estas tecnologías, y probablemente nunca conocerán un mundo sin ellas. Para Fritts, esto es motivo de preocupación. “Creo que podemos esperar muchos cambios en los aspectos fundamentales de la agencia humana,” afirmó, “y no estoy convencida de que esos cambios vayan a ser positivos.”
No obstante, el hecho de que la IA esté aquí para quedarse no significa que sea el fin del pensamiento crítico. El desafío ahora es encontrar un equilibrio: usar estas herramientas como apoyo, no como sustituto. Así que, ya sea que seas estudiante o profesor, la pregunta sigue siendo la misma: ¿cómo podemos integrar la IA de manera que potencie el aprendizaje sin reemplazarlo?
En WWWhatsnew.com, creemos que la clave está en promover el uso responsable de la tecnología. La IA puede ser una gran aliada para la educación, siempre y cuando no nos olvidemos de lo que realmente significa aprender: cuestionar, reflexionar y, sobre todo, desarrollar nuestro propio punto de vista.
☞ El artículo completo original de Juan Diego Polo lo puedes ver aquí
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