¿Qué significa «bits por segundo» en el contexto del cerebro humano?
En el mundo digital, un «bit» representa la unidad básica de información, que puede adoptar un valor de 0 o 1. Aplicar este concepto al cerebro humano puede parecer complicado, pero los investigadores definieron un bit en función de actividades específicas. Por ejemplo, al escribir, un bit podría equivaler a una letra o carácter de texto. De acuerdo con el estudio, un mecanógrafo profesional, capaz de escribir 120 palabras por minuto (aproximadamente 600 caracteres), procesa información a un ritmo de 10 bits por segundo.
Este enfoque se extendió a otras actividades. Por ejemplo:
- Escuchar un discurso: Con un promedio de 160 palabras por minuto, esto equivale a 13 bits por segundo.
- Resolver un cubo de Rubik: Los campeones mundiales procesan alrededor de 11,8 bits por segundo.
- Memorizar números o patrones: 4,9 bits por segundo.
- Jugar Tetris profesionalmente: 7 bits por segundo.
- Recordar un mazo de cartas aleatorias: 17,7 bits por segundo.
A pesar de estas variaciones, los científicos concluyen que el promedio de 10 bits por segundo es representativo de la velocidad a la que el cerebro humano procesa información consciente.
¿Cómo se compara con nuestras capacidades sensoriales?
El contraste con los sistemas sensoriales humanos es asombroso. Cada cono fotoreceptor en el ojo humano puede transmitir información a una velocidad de 270 bits por segundo, y en conjunto, ambos ojos alcanzan un total de 1.6 mil millones de bits por segundo. Sin embargo, esta información es comprimida por el nervio óptico a 100 millones de bits por segundo antes de llegar al cerebro.
Esta diferencia abismal subraya un hecho importante: aunque nuestros sentidos recopilan grandes cantidades de datos, el cerebro filtra y utiliza solo una pequeña fracción. Como explicó Markus Meister, autor principal del estudio: “En cada momento, extraemos apenas 10 bits de los billones que nuestros sentidos recopilan para percibir el mundo y tomar decisiones”.
¿Por qué somos tan «lentos»?
Esta lentitud relativa podría tener sus raíces en la evolución. Nuestros ancestros necesitaban priorizar tareas esenciales para la supervivencia, como encontrar alimento o evitar depredadores. Para estas actividades, un procesamiento de 10 bits por segundo era suficiente. Como resultado, desarrollamos un sistema de procesamiento altamente eficiente, pero deliberadamente lento, centrado en un único “trayecto de pensamiento” a la vez.
Según los investigadores, “los 10 bits por segundo solo son necesarios en situaciones extremas, ya que la mayoría del tiempo nuestro entorno cambia a un ritmo mucho más pausado”. En otras palabras, nuestro cerebro optimizó la velocidad de procesamiento para las demandas del mundo prehistórico.
Implicaciones para la tecnología moderna
En un mundo donde los dispositivos digitales procesan información a velocidades de millones de bits por segundo, este hallazgo plantea preguntas interesantes sobre nuestra relación con la tecnología. Los investigadores señalan que las computadoras, los robots y las inteligencias artificiales ya operan a velocidades que superan ampliamente las nuestras. Esto podría redefinir cómo interactuamos con estas máquinas en el futuro.
Un ejemplo claro es el de los vehículos autónomos. Las carreteras y semáforos actuales están diseñados para conductores humanos, que procesan información a 10 bits por segundo. Sin embargo, una vez que los humanos dejen de conducir, podríamos rediseñar la infraestructura para máquinas que operen a velocidades de kilobits por segundo. Esto podría llevar a un entorno completamente optimizado para sistemas robóticos, pero menos accesible para nosotros.
Además, esta limitación plantea retos para las tecnologías de interfaz cerebro-computadora, como las propuestas por Neuralink. Aunque los dispositivos de IA podrían transmitir datos a velocidades récord, el cerebro humano seguiría siendo el cuello de botella. En palabras de los investigadores, “la comunicación entre el cerebro y la computadora seguiría limitada a unos 10 bits por segundo, comparable al ritmo de una llamada telefónica”.
Limitaciones del estudio y reflexiones finales
Aunque el estudio ofrece un punto de vista fascinante, también enfrenta críticas. Por ejemplo, algunos expertos argumentan que esta medida solo refleja el procesamiento consciente del cerebro, mientras que otras partes, como el subconsciente, podrían operar a velocidades mucho mayores. Además, cuantificar actividades humanas en bits es un ejercicio complejo y, a menudo, impreciso.
☞ El artículo completo original de Juan Diego Polo lo puedes ver aquí
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