31 de marzo de 2025

Columna de Opinión: Ciencia en Vivo y en directo

Por Makarena Estrella Pacheco, comunica...

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Imagen referencial de un asteroide. NASA/JPL-Caltech

Por Makarena Estrella Pacheco, comunicadora científica MAS – miembro de ACHIPECAlejandro Clocchiatti Garcia, astrónomo MAS – UC

A fines de enero, mientras muchos disfrutábamos del verano tratando de ignorar las malas noticias, el universo nos sorprendió con la aparición de un asteroide potencialmente peligroso – el 2024 YR4 – que podía impactar la Tierra el 22 de diciembre de 2032. A diferencia de tantas noticias que vemos sobre objetos que nos pasan cerca, el caso de 2024 YR4 era serio: las agencias espaciales le asignaron un 3 en la escala de Turín (que clasifica entre 0 y 10 el peligro de impacto de un objeto cercano a la Tierra, o NEO por sus siglas en inglés), con una probabilidad de impacto del 1,2%. En términos astronómicos eso era preocupante.

El 4 de febrero, la probabilidad de colisión aumentó al 2% y la ONU activó por primera vez el “Protocolo de Seguridad Planetaria”. Pocos días después la probabilidad subía al 3%. El diario El País titulaba: “El riesgo de impacto del asteroide 2024 YR4 es ya el mayor jamás pronosticado”. A esas alturas, aparecieron los memes acerca de si valía la pena seguir pagando el dividendo o la tarjeta de crédito, ya que para el 2032 no faltaba tanto.

Sin embargo, hace unos semanas, NASA ajustó el riesgo de impacto a solo 0,0017%, y la Agencia Espacial Europea (ESA) lo estimó en 0,002%. En otras palabras, la probabilidad de que el asteroide pase de manera segura cerca de la Tierra es casi 100%.

¿Las agencias espaciales y los medios jugaron con nuestros sentimientos? La verdad es que no. Lo cierto es que como pocas veces fuimos testigos de ciencia en desarrollo. Estamos acostumbrados a ver el resultado final de años de trabajo, obviando el camino que hay detrás de los avances científicos, pero en este caso tuvimos ante nuestros ojos, en tiempo real, tanto el desarrollo de la ciencia como la reacción de quienes la comunican. 2024 YR4 nos brinda, entonces, la oportunidad de entender mejor cómo ubicarnos frente a la interacción entre ciencia y periodismo.

Vamos a los datos. 2024 YR4 fue descubierto desde Chile, con el telescopio ATLAS-4 que es parte del Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS por sus siglas en inglés). ATLAS fue concebido por astrónomos de la Universidad de Hawaii y financiado por la NASA. ATLAS-4 fue instalado y opera desde nuestro país con el apoyo del Instituto Milenio de Astrofísica, financiado por ANID. El asteroide mide entre 40 y 90 metros. Si colisionara con la Tierra probablemente explotaría en el aire por el choque con la atmósfera, como el evento de Tunguska, y sería trágico si ocurriera en una zona poblada.

El caso del asteroide 2024 YR4 es interesante porque, contrario a lo que es usual, todo sucedió muy rápido. Las noticias nos permitieron imaginar a los expertos alarmados con el primer cálculo de impacto. El entusiasmo y expectación de los siguientes días y la tranquilidad con la que ahora pudieron anunciar que la posibilidad de impacto es realmente baja. Saber que ya podemos respirar aliviados y que no nos queda más que desembolsar la siguiente cuota de la tarjeta. Una historia que se seguirá desarrollando ante nuestros ojos, ciencia en vivo y en directo, la que ojalá los científicos, comunicadores, y editores responsables, estemos a la altura de comunicar.

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