Hoy es un hecho reconocido por la comunidad científica, que sapiens(Homo sapiens) y neandertales (H. neanderthalensis) convivieron en algunos contextos. Fruto de esa convivencia, la procreación entre ambas especies humanas y, fruto de esa procreación, un legado genético neanderal que aún perdura, en mayor o menos medida, en nuestros genes. Fruto también de aquella hibridación fueron los restos del que hoy conocemos como el niño de Lapedo.
Nueva datación. Ahora, un nuevo estudio ha logrado datar estos restos óseos hallados hace casi 30 años en el valle de Lapedo, en el centro-oeste de Portugal. Según esta nueva datación, el niño a quien pertenecieron estos huesos habría vivido hace unos 28.000 años, milenios después de la extinción de sus antepasados neandertales.
Un hallazgo clave. Los restos del niño de Lapedo fue hallado por casualidad en 1998 en el valle homónimo, cerca de la ciudad portuguesa de Leiria. En su momento, los restos óseos del infante supusieron una importante prueba en favor de la hipótesis de la hibridación entre neandertales y sapiens.
Los huesos mostraban rasgos propios de ambas especies humanas. De los los neandertales habría heredado atributos como la complexión.
En la época en la que algunos expertos comenzaban a estudiar el ADN de los restos óseos dejados atrás por los neandertales, estos restos nos mostraron de otra forma los resultados de la hibridación entre nuestra especie y sus “primos” evolutivos. Estudios que ayudarían también a confirmar esta hibridación.
Nueva información 27 años después. El nuevo estudio estima que el niño de Lapedo habría vivido hace entre 27.780 y 28.550 años. La datación había resultado elusiva hasta ahora ya que los restos se encontraban rodeados de materia orgánica perteneciente a distintos periodos.
El equipo logró salvar este obstáculo centrándose en un aminoácido presente en el colágeno de los huesos humanos. “Al ser capaces de datar con éxito al niño nos sentimos como dándole de vuelta un pequeño pedazo de su historia, lo que es un gran privilegio”, explicaba a Phys.org Bethan Linscott, coautora del estudio. Los detalles del estudio han sido publicados en un artículo en la revista Science Advances.
Ritos... Los huesos del niño solo cuentan parte de la historia de la sociedad en la que nació. Y es que, como explica Linscott, estos restos fueron hallados en una tumba, no habían sido dejados atrás sino que habían recibido alguna suerte de rito funerario.
Los restos óseos fueron hallados junto con huesos de animales. Junto al niño fueron descubiertos restos pertenecientes a un ciervo, y sobre el niño, restos pertenecientes a un conejo. También se descubrió un trozo de carbón que parecía ser parte de un rito funerario.
El estudio de los distintos elementos mostró una historia algo distinta. Si bien los restos del conejo eran coetáneos de los restos del infante, tanto los huesos de ciervo como el trozo de cabrón serían anteriores a la era en la que vivió este.
¿… y supersticiones? Otro detalle importante que nos revela el yacimiento de Lapedo es que este fue abandonado durante al menos dos milenios tras el enterramiento del joven. Esto nos permite especular con el motivo de esta migración y sobre su posible conexión con la tumba hallada en este entorno.
Imagen | Jakub Hałun
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La noticia Teníamos muchas dudas sobre la relación que tuvieron neandertales y sapiens. Los restos de un niño las están resolviendo fue publicada originalmente en Xataka por Pablo Martínez-Juarez .
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