11 de abril de 2025

Hemos comparado los efectos de la dieta mediterránea con los de la llamada dieta de salud planetaria. Hay sorpresas

Hemos comparado los efectos de la dieta mediterránea con los de la llamada "dieta de salud planetaria". Hay sorpresas

Algo tan cotidiano como comer puede tener un enorme impacto en nuestra salud, pero también puede poner un pequeño grano de arena en la protección del medio ambiente. El problema en estos casos es que no siempre es fácil demostrar de forma fiable los impactos de nuestra dieta en nuestra salud y en el medio ambiente.

Unos científicos lo han intentado.

Tan beneficiosa como la dieta mediterránea. Un grupo de investigadores ha estado estudiando, frente a frente, los efectos en la salud y medioambiente de dos dietas: la tradicional y conocida dieta mediterránea, y la menos conocida dieta de salud planetaria. Según este análisis, la adherencia a ambas dietas presenta beneficios similares tanto para nuestra salud como para nuestro entorno.

Dieta de salud planetaria. La dieta de salud planetaria, o PHD por sus siglas en inglés es una dieta propuesta en 2019 por un grupo de expertos de la Comisión EAT-Lancet, asociada a la revista médica The Lancet. Se trata de una dieta que prepondera el consumo de alimentos vegetales y limita el consumo de carnes y lácteos (aunque no los elimina como en dietas vegetarianas y veganas).

“En 2019, la dieta de salud planetaria (PHD) fue desarrollada para optimizar la calidad dietaria global a la par que se mantenían los impactos de la producción alimentaria dentro de fronteras sostenibles”, indicaba en una nota de prensa Mercedes Sotos Prieto, investigadora de la Universidad Autónoma de Madrid y coautora del estudio. “Sin embargo faltaban pruebas de cómo PHD se compara con la dieta mediterránea (…). Hemos evaluado los efectos de ambas dietas en la mortalidad por cualquier causa y el impacto ambiental en una gran [muestra] representativa de la población española.”

11.488 participantes. El estudio se realizó a partir datos compilados en el Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España (ENRICA). Los datos de esta cohorte permitieron hacer un seguimiento de 11.488 participantes a lo largo de 14,4 años.

Para analizar la adherencia a cada una de las dietas se emplearon dos índices, el PHD Index y MEDAS score. Estos medían el consumo de determinados alimentos asociados a cada una de las dietas, la dieta de salud planetaria y la dieta mediterránea, respectivamente.

El impacto ambiental de estas formas de consumo alimentario se realizó a través de la herramienta SHARP-ID (SHARP-Indicators Database), que permite estimar las emisiones de gases de efecto invernadero en función de los usos de tierra. Los impactos en la salud se midieron a través de la mortalidad, a través del Índice Nacional de defunciones. El análisis también incluyó información sobre otras variables para ajustar los resultados.

Menor mortalidad. Los resultados del estudio indicaron un efecto positivo de ambas dietas sobre la salud. En el caso de la PHD, el estudio mostró un descenso de aproximadamente un 22% en el riesgo de muerte durante el periodo estudiado al comparar el grupo con mayor adherencia a esta dieta respecto al grupo con menor adherencia.

En el caso de la dieta mediterránea, la comparación entre las mortalidades de los grupos de mayor y menor adherencia era de aproximadamente un 21%. Un efecto positivo de magnitud muy similar, tanto que la diferencia resulta estadísticamente irrelevante.

Más que salud. El segundo punto de interés es el del impacto medioambiental de las dietas, calculado en este caso en base a las emisiones que se estiman a las distintas opciones. En el caso de la dieta PHD, la estimación le calcula unas emisiones equivalentes a 4,15 kg de CO₂ al día, con un uso del suelo estimado en 5,54 m² al día.

A la dieta mediterránea, por su parte, se le calcula unas emisiones equivalentes a 4,36 kg de CO₂ al día, con un uso del suelo estimado en 5,43 m² al día. Unos resultados, de nuevo, muy similares.

Los detalles del estudio aún no han sido publicados en una revista científica, pero fueron presentados a comienzos de mes en el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).

Un debate abierto. La dieta PHD es una fórmula relativamente reciente, propuesta hace menos de una década. En su presentación fue recibida con cierto grado de escepticismo, algo lógico si tenemos en cuenta las dificultadas que afronta la ciencia a la hora de analizar algo tan complejo como la nutrición y los efectos de la alimentación sobre nuestro cuerpo y nuestra salud.

Es por ello que se requieren estudios que pongan a prueba los resultados iniciales. Experimentos como este inclinan la balanza en favor de este tipo de dietas pero a la hora de abordar este tipo de cuestiones toda la información adicional puede resultar de utilidad.

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Imagen  | Louis Hansel

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